Avanza el Vaticano proceso de beatificación del padre Martín del Campo

El padre Rafael González, de la Comisión para las Causas de los Santos del Arzobispado de Xalapa, indicó que el proceso que se sigue en Roma de fama de santidad y virtudes heroicas, para poder declarar como venerable al padre Juan Manuel Martín del Campo, va por buen camino.

“Recientemente se inició otro proceso de beatificación y canonización de un sacerdote recibido en el seminario por San Rafael Guízar, me refiero al padre Juan Manuel Martín del Campo. Estamos en el proceso de declararlo venerable por fama de santidad y vivencia heroica de virtudes”.

El padre González señaló que este fin de semana, enviará una carta con los paquetes que contienen el sumario del proceso que se hizo en Xalapa para declararlo beato.

Son seis tomos que contienen el expediente del proceso que se ha seguido en México, en espera que sea aprobado a la brevedad posible. En Roma deberán recibirlo en la Congregación para las Causas de los Santos.

Expresó que todos los testigos que comparecieron, coincidieron en señalar que el Padre Martín, vivió y murió con fama de santo, y por lo tanto, es un buen candidato a los altares.

“La gente en vida lo consideraba un santo y después de su muerte, esa fama de santidad sigue creciendo. Los tomos contienen testimonios, fueron un poco más de 56 testigos, no son los únicos, quedaron muchos que no pasaron al tribunal, bastan esos para que se pueda abrir un proceso de esta naturaleza y llevarlo adelante”.

Recordó que hay relatos de milagros; sin embargo, aún no están en esa fase.

“El proceso de San Rafael llevó 56 años, pero eran otros tiempos. Llevamos apenas dos años del proceso y vamos bastante adelantados, hemos hecho en dos años lo que el proceso de San Rafael se hizo en 30”.

Del mismo modo, informó que además está pendiente la canonización del beato Ángel Darío Acosta Zurita, sólo les falta un milagro y cuando lo encuentren, será nombrado santo. Este caso lo lleva la Arquidiócesis de Veracruz.

Fue justo un 25 de julio de 1931, que el beato Darío Acosta fue acribillado a tiros en la Parroquia de la Asunción de Veracruz por diez hombres armados. En vida se caracterizó por ser un sacerdote virtuoso, lleno de piedad y celo por las almas, quien vivió los estragos de la persecución religiosa en Veracruz.