Ir a Menú

Ir a Contenido

Sección: Estado de Veracruz

Clausura Diócesis de Orizaba el Año de la Misericordia, en Tequila

Ante la congregación, resaltó la importancia de los adultos mayores y pidió a sus hijos que cuiden de ellos

Lissette Hern?ndez Tequila, Ver. 10/10/2016

alcalorpolitico.com


Click para ver fotos
Tras exhortar a los fieles a que cuiden como un tesoro muy preciado a los abuelos, el obispo de la Diócesis de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, clausuró este lunes el Año de la Misericordia del Decanato de Tequila. Decenas de católicos se reunieron en la iglesia San Pedro Apóstol.

Desde temprana hora, hasta esta tarde, fieles, sacerdotes y autoridades eclesiásticas arribaron a Tequila, en una concentración que se vio hermoseada con cada cabecita llena de canas, pero también de experiencia, proveniente de los adultos mayores.

Este sector de la población indígena recibió una bendición especial del obispo, quien resaltó la sabiduría que cada una de estas mujeres y hombres posee. Además, recordó a todos los presentes que ellos son una gran joya de las familias.



Pidió a los hijos de cada uno de estos adultos mayores que ejerzan misericordia con ellos, y la expresen en acciones como ayudarlos, llevarlos al médico, proveyéndoles de lo necesario, escucharlos y orar con ellos, entre muchas cosas más.

Destacó que los ancianos ponen en práctica este don y lo exteriorizan cuando hablan y conservan su lengua, enseñan tradiciones, oran con sus familias, cuando corrigen a los nietos porque están haciendo cosas no correctas, y enseñan a respetar la familia y las cosas de Dios.

“Quiera Dios que los abuelos con su sabiduría trasmitan misericordia. Vamos a pedir a los párrocos que, como fruto de esta misa den espacios en la comunidad para ellos y que una vez al mes puedan orar con los adultos mayores”.



También, enfatizó que “queremos darle gracias a Dios por celebrar el Año de la Misericordia que nos pidió el Papa Francisco efectuáramos en toda la iglesia. El amor que Dios me regala, aunque sea malo, aunque me equivoque, aunque haga cosas tristes y que lastiman, también es el amor que Dios me tiene, a pesar de mi pecado”.

Asimismo, les enfatizó a los presentes que el amor que Cristo tiene por cada ser humano es más grande que la maldad y el pecado que tengan, pero también los invitó a dar lo que reciben, es decir, a otorgar amor al prójimo como todos los días Dios lo brinda.

De igual forma, apuntó que hay diversas formas de expresar el amor, y ejemplificó al recordar el que profesa el padre y la madre por un hijo, el que dan los abuelos a sus nietos o los adultos mayores a quienes los rodean, sean o no de su familia, el que ofrece el profesor a sus alumnos, o el que dan los sacerdotes a cada uno de los integrantes de la comunidad, o los mayordomos y servidores.