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Columnas y artículos de opinión
La tragedia generacional
Helí Herrera Hernández
26 de octubre de 2015
alcalorpolitico.com
[email protected]
twitter: helíherrera.es
 
Debido al envejecimiento de la población, México busca implementar reformas a su sistema de pensiones para garantizar, –a decir de los tecnócratas- su funcionalidad en el largo plazo. Propone revertir la actual situación de las pensiones en el país, aumentar gradualmente la edad para jubilarse, así como la tasa de contribución obligatoria.
 
La primera medida busca evitar el remplazo generacional con el propósito de ahorrar, porque de cambiar a la actual fuerza laboral envejecida, el gobierno federal tendría que pagar el 100 por ciento de los salarios a los sustituidores, y cerca de un 50% extra a todos los jubilados. El país no está preparado para este escenario por la falta de visión de los gobiernos neoliberales pero más, por el despilfarro que hicieron los gobiernos de Miguel de la Madrid, el de Carlos Salinas de Gortari y, principalmente el de Ernesto Zedillo Ponce de León, que gastaron los recursos del Sistema Nacional de Pensiones en el rescate bancario de 1997 (FOBAPROA), desfondando el ahorro generado por 26 millones de trabajadores mexicanos provenientes del 6 por ciento de sus salarios, yendo a parar a los “pobres banqueros”, por cerca de 100 mil millones de dólares y que hasta la fecha, de manera mensual se les sigue abonando anualmente casi 7 mil millones de pesos.  

 
¡Los obreros financiando con los fondos de sus pensiones a los millonarios apátridas de esta nación, poniendo en peligro sus jubilaciones y sobrevivencia, dado que matemáticamente está comprobado que solo recibirían el 50% del salario con que se jubilen! La perversidad de los políticos que detentan el poder no tiene empacho. Obligan –por motu proprio- a los ancianos a no jubilarse para no morirse de hambre, aunque colateralmente frenan y evitan posibilidades de empleo a todos los jóvenes profesionistas, multiplicando el desempleo y/o los raquíticos salarios que les llegan a ofrecer y pagar sus empleadores.
 
Esta tragedia nacional contrasta con lo que se vive en la Unión Europea, dado que por el envejecimiento de su población perderá 33 millones de trabajadores en los próximos 20 años, 11 por ciento de su actual fuerza laboral, y le abre la posibilidad a la juventud-madura de contratarse considerándose, inclusive, por el déficit de la misma (pocos nacimientos desde hace 4 décadas), tener que cambiar sus políticas migratorias para recibir fuerza laboral internacional, principalmente tercermundista, y así evitar que se detenga su modelo de prosperidad.
 
En efecto, la economía europea experimentará una caída de 25 por ciento del número de jóvenes de entre 20 y 30 años que demandará un empleo, mientras que la cantidad de trabajadores de 60 a 70 años de edad crecerá 29%. Así, la proporción de personas mencionadas respecto de la población en edad de trabajar se elevará de 28 a 44% en dos décadas.

 
Esta falta de mano de obra volverá insostenibles los sistemas de bienestar europeos, a menos que todos esos gobiernos, algunos socialistas y otros capitalistas, alimenten los mercados de trabajo con inmigrantes provenientes de naciones subdesarrolladas, como México, cuyas masas obreras no tienen perspectiva de empleo aquí. Actualmente la fuerza laboral en Europa es del 41%, ya igualada prácticamente a la de Estados Unidos que es del 47, con la enorme diferencia que allá no hay suficiente juventud que ocupe los empleos que su desarrollo económico produce, mientras que Los Estados Unidos aún no supera la crisis financiera de 2008 y no genera suficiente empleo.
 
Pero hay más: Esa escasez de mano de obra en varios de los países miembros de la Unión Europea les está trayendo problemas de recaudación a los sistemas nacionales de Pensiones que se están quedando sin dinero por falta de contribuyentes, y en consecuencia, pulverizan los fondos que garantizarían el disfrute de su vejez a los trabajadores europeos. ¡O abren sus fronteras a inmigrantes de Asia, África y América o el desarrollo económico en los países de la UE, principalmente a la nación motor >Alemania<, se colapsará y provocaría una recesión mundial de consecuencia de preguerra.
 
La política migratoria europea se ha enfocado en intentar atraer a los migrantes más capacitados, dando como resultado un déficit de mano de obra poco calificada. Esos trabajadores retoman los empleos que la población local deja vacantes porque los consideran “indeseables”, argumentando que son los peor pagados, abriendo así la posibilidad que extranjeros los ocupen, como sucede en la pujante industria láctea Italiana en la que 9 de cada 10 empleados proceden de naciones subdesarrolladas.

 
Uno de los países europeos que se verá más afectado por la futura carencia de fuerza laboral es Alemania, que según las estimaciones necesitará llenar un hueco de entre 6 y 8 millones de trabajadores faltantes dentro de 15 años. En una conferencia en el Foro de Innovación y Nuevas Ideas el alemán Rainer Strack, un experto en recursos humanos y Director General de Boston Consulting Group explicó que en 2013 se registraron sólo 600 mil nacimientos en la nación germana, menos de la mitad del millón 300 mil natalicios que marcó un pico histórico nacional en 1964.
 
Alemania se encontrará en una gran escasez de talento muy rápidamente. Faltarán 8 millones de personas que es más del 20% de su fuerza de trabajo actual. Para evitar un crack productivo y de su economía tiene que aumentar significativamente la migración, atraer mucho más mujeres a su fuerza laboral, aumentar la edad de jubilación. Si no lo hace su economía se estancará, no crecerá, ¿Por qué? Porque los trabajadores que pueden generar crecimiento no están allí y ello, arrastraría a toda Europa por ser esta nación teutona el corazón que impulsa al resto de los países europeos, que en 2020 tendrán 58 millones de habitantes menos a los que tiene actualmente.
 
Esta correlación laboral entre los países miembros de la Unión Europea, principalmente Francia, Italia, Inglaterra y Alemania con Estados unidos desbalancea las rutas migratorias que por años se tenían. Indios, chinos y asiáticos que antes tenían a USA como destino laboral, hoy es desplazada por Europa y es atractiva ya para los millones de mexicanos desempleados que les saldría más barato y seguro emplearse allá.

 
Así, gracias a las políticas públicas surgidas de gobiernos más honestos y profesionales que los que tenemos aquí, Europa padece falta de mano de obra calificada y manual; acá hay desempleo. Mientras allá el envejecimiento no representa ningún peligro para ese sector social, acá son una carga gubernamental; Mientras allá el sector patronal estatal y privado les suplican y ruegan a los empleados de 60 años en adelante que no se jubilen, a cambio de reducirles de manera gradual su jornada laboral y aumentarles sus salarios, acá el gobierno promueve jubilaciones anticipadas con reducciones a sus emolumentos que van del 30 al 70% que se traducen, si bien les va a los viejitos, en morirse de hambre, por falta de atención médica y/o medicinas o, de plano: el suicidio, fenómeno por cierto que va en aumento. Mientras allá los Sistemas Nacionales de Pensiones son utilizados para generar bienestar entre los trabajadores retirados, acá sirve para rescatar a los banqueros cuando se han robado los dineros públicos y los tenemos que mantener de por vida, con sus lujos y ritmos de vida.
 
Por eso andan urgidos estos políticos mexicanos representantes del gran capital en aumentar el porcentaje de descuento a los salarios de los trabajadores en activo de forma obligatoria, del 6% actual que tenemos, al entre 13 y 18 por ciento para fondear el Sistema de Ahorro para el retiro, lo que significaría bajar aún más los niveles de vida del trabajador público y privado.
 
¿Qué hacer para sacudirse esta tragedia nacional? Por falta de espacio lo comentaré en otra entrega a este importante medio de comunicación.