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Columnas y artículos de opinión
Coaliciones: choque de trenes
Uriel Flores Aguayo
6 de noviembre de 2015
alcalorpolitico.com
Se perfilan con suficiente claridad dos coaliciones electorales para la competencia sobre la minigubernatura y las diputaciones locales de Veracruz: una, lleva al partido oficial y a sus aliados; otra, suma a las oposiciones mas fuertes. Es un derecho legal, político y democrático que tienen los partidos políticos, no hay coaliciones buenas y coaliciones malas. Por un mínimo de decoro y sensatez deben dejar que se constituyan y compitan electoralmente. De pena ajena y espectáculo denigrante resultan las voces que descalifican a los opositores aliancistas y aplauden al oficialismo con su sopa de letras. Al concretarse ese escenario la lucha electoral será más real y competida, presentándose una oportunidad seria de alternancia. La realidad de Veracruz, con sus abundantes problemas, justifica que las oposiciones dejen el aislamiento y la marginalidad para proponerse gobernar.
 
Todo seria fácil, como marcan los libros y las leyes, si viviéramos en democracia, donde se respetan las libertades y se promueve la participación ciudadana. Pero no es así, acá hay que luchar, vencer miedos e intereses de corto plazo. No va a ser sencillo conformar la coalición opositora, tampoco hacer campaña limpia y obtener mayoría. Se tiene enfrente una añeja y más o menos sólida maquinaria de poder que, con todo y sus divisiones y falta de oferta novedosa, va a intentar por todos los medios mantenerse en el poder. En la medida que avancen las campañas, superados los obstáculos iniciales, se despejaría el panorama y se vencerán resistencias de todo tipo, incluidas las tentaciones autoritarias. Por experiencia en competencias electorales tanto municipales como nacionales llegaría un momento, puede ser a media campaña, en que las tendencias pongan a cada quien en su lugar y se eliminen anacrónicas amenazas a la normal expresión ciudadana.
 
Es evidente que el momento social, político y económico que vive Veracruz favorece la llegada de la alternancia en el gobierno; obtener ese resultado tiene sustento en una realidad muy difícil para los Veracruzanos, que anhelan cambios y justicia, pero sobre todo en la construcción de una fuerza política y ciudadana que presente un programa viable y amplio. Todo falta por hacerse, nada es fácil: "del plato a la boca se cae la sopa". Las oposiciones aliancistas deben llegar lo más unidas en lo posible, con liderazgo y organización, con apertura y estrategia de poder. Sería un error grave que la coalición opositora se hiciera sectaria y de autoconsumo, al contrario, debe sumar a las más variadas y representativas expresiones sociales para integrar un bloque solido que le permita ganar mayoría y gobernar con consensos. Es deseable que, de inicio, se haga un esfuerzo por sumar a otros partidos, para presentar una oferta electoral más amplia y comprometer con una agenda plural al nuevo gobierno, que no debe ser persona lista y de un partido.
 

Hace casi tres años se hizo el que ha sido el mas cercano intento de coalición opositora en Veracruz; contra ese esfuerzo se movilizaron todos los recursos del gobierno hasta derrotarlo. Fue brutalmente exhibida la falta de un estado de derecho en la concertación de instituto y tribunales electorales para ejecutar una consigna política; también se dieron cita medios de comunicación y mercenarios de los partidos signantes. Se violaron derechos políticos de afiliados y dirigentes y se devaluó a las oposiciones. Estuvimos en una jornada oscura de Veracruz, que no debe repetirse. Desde el oficialismo se gestionó y obtuvo la mayoría legislativa y de los cabildos; lamentablemente solo lo hicieron para seguir mandando de acuerdo a intereses muy particulares. Vean las consecuencias en los escándalos de algunos Ayuntamientos y en la docilidad de un congreso que no nos representa.
 
La coalición opositora debe convencer de sus ideas, integrantes y fines; no puede eludir que recibiría votos de la inercia del descontento, pero mal haría si se conforma con ese tipo de votos; al contrario, su tarea será la de ganar votos conscientes de la necesidad del cambio pero también de las dificultades del momento; habría que ser muy claros en los obstáculos que tendría un gobierno de la alternancia en un estado endeudado y con serios niveles de ingobernabilidad. No debe haber ningún tipo de confianza extrema, sí optimismo; no es juego, hay de por medio muchos intereses, incluso de los de tonos muy oscuros. Sumar voluntades para el relanzamiento de Veracruz, supone claridad de ideas y asumir un claro compromiso por otra manera de hacer política y gobernar. Rostros firmes en pos de esperanzas. El triunfalismo es el veneno que se debe eludir. Una postura democrática incluye el respeto a otros partidos que decidan no participar de la coalición opositora que se anticipa mayoritaria; tendrán sus razones y deben respetarse.
 
El debate entre la coalición y de ésta con la sociedad no es ideológico y se limita a la entidad; se basa en un programa democrático sin apellido, como dijo alguna ves Krauze. Su objetivo central es la alternancia en el gobierno para implementar un programa democrático, de justicia y de amplia y promovida participación ciudadana. Sólo con gobierno y sociedad fuertes, basados en la información, la transparencia y la honradez, habrá seguridad y paz publicas, recursos para el desarrollo, derechos a salvo y defensa efectiva de los intereses colectivos. Se busca tener un gobierno democrático que respete la forma de pensar de cada quien, la libertad de expresión, garantice el estado de derecho, respete la división de poderes, abra las puertas del palacio, ahorre en gastos superfluos y lo aplique a los programas sociales, etc. De no haber alternancia nos espera un proceso muy delicado de decadencia y degradación.
 

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Recadito: Lunes 9 de noviembre, taller sobre democracia en el CESEM; ahí vamos poco a poco.