icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Sus errores los vuelven enanos
Helí Herrera Hernández
11 de abril de 2016
alcalorpolitico.com
[email protected]
Twitter: HELÍHERRERA.es
 
No es casual que los 3 partidos políticos mas grandes en México se estén achiquitando elección tras elección. La última encuesta realizada por Roy Campos muestra una constante disminución porcentual de la identidad del PRI, PAN y PRD del segmento de la población en edad de votar: de 60.9 puntos obtenidos por los 3 institutos políticos de enero de 2003, han pasado a 44.9 a diciembre de 2015.
 
En resultados por separado el Partido (de) Acción nacional pasó de 20.2 puntos en enero de 2003 a 13.8 en diciembre de 2015; en esos 12 años el PRI bajó de 26.7 a 19.8 puntos, en tanto que el PRD se redujo de 14 a 11.3 en el mismo periodo. Este descenso de puntaje de identidad de los tres partidos dominantes también se ha visto reflejado en las urnas como resultado del fraude que le han hecho a la sociedad nacional cuando han sido gobierno y no haberles cumplido la palabra empeñada de generar bienestar económico y seguridad social, sino todo lo contrario: han llevado al país y a la mayoría de su pueblo a estadios donde la corrupción infesta y pervierte la vida nacional pública y privada, al tiempo que desprestigia a México en el ámbito internacional.

 
Cual metástasis de un tumor maligno la inseguridad crece y se reproduce en amplias zonas del país, a la par la desconfianza en un gobierno ineficaz. La desigualdad social reflejada en la pobreza en que se hallan mas de 70 millones de mexicanos contrasta con la opulencia de una minoría acaudalada e indiferente. Resulta inútil y hasta injurioso pedir “unidad nacional” en torno a políticas que agravian a la sociedad. La justicia y la ley naufragan en un mar de corrupción: llenan las cárceles con inocentes o indefensos, pero indultan al criminal, al corrupto, y con ellos a la riqueza mal habida. Llaman ¡Misión cumplida! a la captura accidental de un delincuente mientras crecen las desapariciones forzadas, los asesinatos, los secuestros y el saqueo de dineros públicos.  
 
El Pacto Federal que debiera ser soporte constitucional de la unidad de la República está convertido en red protectora de corrupción y complicidades. Una y otra vez, desde hace años, diversas voces (incluida la Auditoría Superior de la Federación) han señalado a gobernadores y exgobernadores del PRI, PAN y PRD que han saqueado al erario, que se han tomado la libertad de organizar y proteger en sus territorios a bandas criminales “para que no causen mayores problemas”, que han propiciado la complicidad con esas bandas de los cuerpos policíacos estatales y municipales; que han favorecido al secuestro y aun el asesinato para silenciar al periodismo crítico; que han desviado recursos públicos multimillonarios para beneficio personal; que tienen total libertad, manos libres pues (incluso con descaro ante autoridades electorales que parecen maniatadas) para imponer sucesor-cómplice, y están impunes, convertidos en caciquillos cuyo poder autoritario deviene de la corrupción y del terror.
 
El barómetro internacional de la corrupción que año tras año publica Transparencia Internacional señala que México no avanza en esa materia. En América Latina es el segundo país en el que las autoridades reciben más sobornos. Las autoridades mas impactadas por ese flagelo son precisamente las encargadas de aplicar la ley: El Poder Judicial y la policía. En el listado de 107 países que ofrece transparencia internacional México ha retrocedido 31 lugares de 2008 a 2014.

 
El Fondo Monetario Internacional ha manifestado que la corrupción puede llegar a suponer una disminución de 5% de las inversiones en México. El costo de esta lacra es altísimo para las empresas: el 44% de ellas reporta haber pagado sobornos, según datos ofrecidos por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). La plaga se extiende por todos los niveles de gobierno: una tercera parte de los “pagos extraoficiales” hechos por empresas mexicanas fue a funcionarios municipales.
 
Una encuesta nacional de victimización y percepción sobre seguridad pública (ENVIPE) realizada por el INEGI reveló que la impunidad en México ha llegado al 99.6%, es decir, solo a cuatro décimas de la impunidad total. Apenas el 1.5% de las denuncias llegaron a ser consignadas ante un juez. A su vez, la Auditoría Superior de la Federación ha señalado que la opacidad y la ambigüedad para regular el uso de los recursos públicos se repite en los 3 Poderes de la Unión y en los tres niveles de gobierno. Empresarios mexicanos llevaron al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza el dato que el costo de la corrupción en México equivale al 9% del PIB; las empresas dedican hasta el 10% de sus ingresos a sobornar. Mas de 12 mil directivos empresariales encuestados por el FEM revelaron que la corrupción es el segundo factor mas problemático para hacer negocios en México.
 
Y si a todo esto le suma que la inseguridad no disminuye >El Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad (ONC)< presentó un estudio según el cual en 11 estados los homicidios dolosos e imprudenciales se incrementaron; que en materia de secuestros se registran cada vez más casos en el que las víctimas son asesinadas a pesar de haber pagado el rescate sus familiares; que los estados de Oaxaca, el Estado de México, el Distrito Federal (hoy ciudad de México), Veracruz, Jalisco, Sinaloa, Chiapas y Guerrero se concentra el 81.6% de feminicidios. El hallazgo de fosas clandestinas es otro rubro siniestro del clima de violencia e inseguridad en el país dado que del primero de diciembre de 2006 al 31 de diciembre de 2014 la policía federal localizó 113 fosas clandestinas con más de 721 osamentas, más las casi 210 mil víctimas de la guerra contra el crimen organizado forman juntos un cóctel de hartazgo y desconfianza de los mexicanos con los gobiernos priístas-panistas que hemos tenido y lo reflejan en cada proceso electoral con menos votos para ellos y sus partidos comparsas.

 
Pero hay más: según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), organismo público descentralizado de la administración pública federal, la población en pobreza subió en ese mismo lapso 8 puntos porcentuales y, en una vergonzosa desigualdad social, menos del 1% de la población acapara cerca del 43% de la riqueza total: en ese 1% hay 16 familias poseedoras de una riqueza calculada en 142 mil millones de dólares que además, en términos de ingreso reciben el 21% de todo el ingreso nacional, según el estudio del Colegio de México y la UNAM “Desigualdad extrema en México”, sumándose así otra década perdida generada por gobiernos incompetentes, ineficaces y corruptos.
 
Me faltaría espacio en este medio de comunicación para referirme al rezago educativo y su inoperante Reforma peñanietista en este rubro, así como con el tema de los Derechos Humanos o del nulo crecimiento económico. Da para más con estos políticos neoliberales que a veces son del PRI y a veces del PAN, y otras del PRD, pero que con sus políticas públicas han hundido a la sociedad nacional. Por eso decía al principio que no es casual que ésta les esté dando la espalda en cada proceso electoral como lo muestran las estadísticas. El PRI obtuvo en la elección presidencial de 2012 un 42% de la votación total y en la de 2015 apenas cruzó el umbral del 30%; el PAN ha perdido poco más de un millón de votos a nivel nacional y el PRD se ha derrumbado.
 
Es propicio el escenario político-social para darle un nuevo rumbo a la nación y a los Estados donde habrá elecciones este 5 de junio. Las condiciones y la oportunidad para construir el gran cambio, la gran transición democrática que exigen los ciudadanos mexicanos siguen vigentes en mayor medida en que aumenta el desprestigio de la élite gobernante. A México no lo gobiernan los poderes públicos ni las instituciones, sino un grupúsculo de interés que secuestró a estos partidos políticos y al país, hipotecando su futuro.

 
Con sacrificios, con esfuerzo y organización, inclusive con los dolorosos saldos que cotidianamente deja la lucha en contra de un sistema político pervertido debemos luchar para alcanzar un objetivo difícil, pero no imposible: cambiar para hacer de la democracia no sólo un régimen político, sino una forma de vida para que los mexicanos tengan salud, bienestar económico, educación de calidad pero sobre todo, seguridad y paz.
 
Ni un solo voto el 5 de junio a los partidos políticos que han sembrado desconfianza – inseguridad – violencia – asesinatos – secuestros - desapariciones forzadas – corrupción – desigualdad – inequidad - déficit educativo - estancamiento económico – desempleo – pobreza - violación de derechos humanos - incredulidad e incertidumbre.