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Columnas y artículos de opinión
Gobiernos hipócritas
Helí Herrera Hernández
25 de abril de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Era el domingo 22 de agosto de 1992. Por la mañana estuve en Acayucan con una temperatura que alcanzaba los 40 grados Celsius en una marcha agotadora a la que el comité municipal del añorado Partido Popular Socialista me había convocado; a las 13:00 horas asistí a Jáltipan a un acto, debo reconocer por la hora y el calor, prácticamente desangelado. Cuando concluyó le pregunte a mi camarada hoy extinto Ricardo Ley Ching ¿qué seguía?, y me informó sobre una comida agendada semanas atrás con un comitiva de petroleros trabajadores de los complejos petroquímicos Morelos uno y dos, así como del Pajaritos, asentados en territorios de los municipios de Minatitlán, Coatzacoalcos y Cosoleacaque; era a las cuatro de la tarde en ésta última ciudad y hacia allá nos enfilamos, completamente deshidratados en los tres carritos compactos en que viajábamos tanto el candidato a gobernador como los compañeros que llevaban un sonido que se levantaba y quitaba al término de cada acto, más cuatro compañeros brigadistas que le hacían de todo.
 
No pasaban de 25 registré en mi bitácora que la desempolvé precisamente por este tema. Allí denunciaron los abusos de los líderes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana porque, dado el auge del petróleo en esos años, vendían las plazas en cientos de miles de pesos, abusaban de las mujeres solicitantes de empleo que eran guapas, despedían como si ellos fueran el patrón a los obreros que protestaban y nunca convocaban a elecciones para sustituirlos. Los escuché con mucha atención y los invité al mitin que a las 8:00 de la noche iba a tener en Puerto México, dado que iba a dar a conocer información muy valiosa que por la hora >ya casi las 5:30< no me era posible platicárselas porque todavía iba a Minatitlán a otro acto a las 6:00. Me confirmaron que iban a conseguir unas camionetas de 3 toneladas y que iban a estar allá.

 
El acto de Minatitlán lo inicié tarde porque el ingeniero Alejo que era maestro formado y jubilado del Instituto Politécnico Nacional y en esas fechas próspero empresario, dueño de dos cines y varias ferreterías allí me hizo caminar como 20 cuadras, y ya en el parque central de esa población fue imposible acortarlo, saliendo a las 8:30 para Coatzacoalcos sabedores que el mitin estaba convocado para las 8:00. Sinceramente iba molesto, muy molesto por los retrasos y más porque me había documentado profundamente desde la biblioteca de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión (era diputado federal con licencia), con documentos de expertos en la materia precisamente del IPN, lo que era ya un secreto a voces de los diputados, senadores y corifeos salinistas de iniciar la privatización de nuestra industria petrolera, para hacer la denuncia allí, en el corazón mismo donde se le daba valor agregado al petróleo sacado de las entrañas de la tierras mexicanas, transformándolos en petroquímicos secundarios.
 
¡Ya no va a haber ni cincuenta en la explanada del parque municipal!, le iba refunfuñando a Ramón mi camarada y chofer; seguramente ya se fueron como cien o doscientos (nuestros cálculos eran 300 gentes dado que había tenido una gran respuesta en las radiodifusoras de Coatzacoalcos cada vez que las había visitado, y en donde venía informando los planes privatizadores de Carlos Salinas sobre nuestra industria petrolera), pero tanto él como el chino Ley me alentaban precisamente por esos antecedentes, manifestando además que por lo que escucharon en Cosoleacaque las trabajadores petroleros andaban muy encabritados por la actitud de los caciques sindicales. ¡300 si los tenemos, dijeron ambos!
 
La sorpresa no tardó en llegar y más por la velocidad que le imprimió Ramón. Le di instrucciones que entrara por la parte de atrás del palacio municipal y allí estacionara el auto Jetta que traíamos. Nos bajamos y escuchamos al animador, en ese momento diputado local Lázaro Hipólito Patricio gritando en un buen sonido (que no era el nuestro y que los compañeros del PPS de allí lo habían conseguido de manera gratuita con un Notario amigo mío), “ya viene arribando el candidato del pueblo, acérquense para iniciar nuestro mitin” y zas, al subir al templete para mi sorpresa veo una plaza llena totalmente, el mejor mitin de toda la campaña, increíble, inimaginable ni en los mejores sueños, miles allí, a las 9:00 de la noche, esperándome para escuchar el mensaje.

 
Emocionado totalmente solo, esperé que el maestro de ceremonia me diera la voz para iniciar mi discurso cargado de señalamientos probos. Les advertí que Carlos Salinas de Gortari a espaldas del pueblo ya había iniciado la privatización del petróleo nacional, que era precisamente en el complejo petroquímico Pajaritos donde ya había permitido el ingreso de compañías extranjeras, a través de prestanombres, que venían a explotar la mano de obra calificada de nuestros trabajadores de esa industria, la inmensa mayoría egresados de la escuela que en 1936 había fundado el general Lázaro Cárdenas del Río precisamente para suplir a todos los que se llevaron las compañías holandesas, inglesas y norteamericanas cuando las nacionalizo, así como nuestro oro negro. Les dije que todos los petroquímicos secundarios como el ácido muriático, cloruro de vinilo, etileno, polietileno y cloro que se producían allí y otra parte en el complejo la Cangrejera tenían en el mundo un alto valor y que esos dineros ya no estaban enriqueciendo las finanzas nacionales en su totalidad, y que gran parte de ellas iban a parar a la iniciativa privada doméstica y extranjera. Los convoqué a unirnos todos para recuperarla y defender a toda la industria petrolera frente al peligro inminente que corría porque de no hacerlo, los nuevos dueños iban a despedir a miles de ellos y PEMEX dejaría de ser la palanca que siguiera moviendo la economía nacional.
 
Fue uno de los discursos más largos: nacionalista y patriótico como lo anote en mi diario de campaña. Terminó el mitin a la medianoche y al siguiente día el principal periódico de aquella zona lo estampó en su primera plana (lo conservo en mi hemeroteca), con una fotografía a todo color reflejando la muchedumbre, los miles allí reunidos y un título: Helí advierte y acusa a Salinas de hipócrita y apátrida. La nota firmada por el periodista Gilberto López Chion.
 
A mi regreso a la cámara baja del Congreso de la Unión mantuve en tribuna el discurso acusador contra el presidente Salinas de Gortari por violar la Constitución al permitir que dinero privado ingresara a PEMEX. Lo señalé como el responsable de planear todos “los accidentes” en diversas instalaciones de PEMEX como el método para crear “conciencia” entre la población que esa industria no servía, que era un peligro, que contaminaba, para así ir creando una atmósfera que propiciara la privatización total, como antes lo hicieron en contubernio con los varones del dinero sobre TELMEX, hasta que logró su venta-regalo a favor de Carlos Slim, a quien hizo, pasados los años, inmensamente rico a grado tal, que figura entre los primeros cinco de todo el orbe, mientras nuestras finanzas públicas se desangraban. Allí empezaron los recortes al gasto social porque ya no entraba el mismo dinero a las arcas.

 
Hoy, mexichem –propiedad de Antonio del Valle, exbanquero, accionista de Bancrecer y de Bital, éste último rescatado por el Fobaproa (ya sabe gracias a qué diputados que lo avalaron), es el único responsable de la explosión en el complejo petroquímico PAJARITOS y no PEMEX, a quien se la quieren enjaretar, para justificar la venta de lo poco que queda de esa industria. Ellos como dueños tienen que responder por todos los muertos y los heridos, y por las secuelas que la explosión dejara (riesgo de cáncer en quienes inhalaron sustancias tóxicas), pero los responsables históricos de esta tragedia son los gobiernos hipócritas neoliberales que sin escrúpulos han traicionado el rumbo de nación que nos generó bienestar, al desmantelar el sector estatal de la economía.