Ahora sí, cada día entiendo menos el ejercicio público, es decir, de la forma en que los políticos y autoridades gubernamentales ejercen la administración del servicio público, donde se debiera privilegiar los valores sociales y políticos que un régimen democrático ofrece a los ciudadanos.
 
Que lejos estamos de poder asegurar que vivimos en un país, en una república democrática que desde la revolución de 1910 quedó institucionalizada y que no bastaron cien años para estar al borde, nuevamente, de un estallido social de proporciones alarmantes.
 
Y precisamente se hacen los siguientes comentarios como una advertencia para los ciudadanos en general, la pérdida del control político empieza a menguar el respeto a las autoridades, pero aclaro, la propia autoridad ha permitido por componendas y complicidades con las entidades federativas que éstos pierdan el control total del estado de derecho.
 

Vera usted, tres hechos lamentables que debemos poner en la mesa y que son la punta donde se está prendiendo la mecha de un conflicto social severo y que, cuyos focos rojos están encendiéndose más rápido de lo que piensan los políticos y nosotros los ciudadanos, se repiten en distintos estados del país.
 
En Oaxaca, Chiapas y Guerreo, el conflicto magisterial que, bajo el pretexto de echar abajo la reforma educativa, cientos de maestros de aquella zona mantienen bloqueadas las principales autopistas de acceso a esas entidades y ciudades aledañas, que también padecen las secuelas del estancamiento de autobuses, transporte y abasto de medicinas, alimentos, gasolina e incluso dinero, todo se estos insumos empiezan a escasear en esos lugares con los daños colaterales que implica y con el repudio de la ciudadanía afectada y el resto del país que está como un preocupado espectador.
 
Chihuahua, otro conflicto latente con consecuencias alarmantes, donde ciudadanos hartos de eventos de corrupción del gobernador y algunos funcionarios cercanos a él, que han despilfarrado recursos y malversado fondos destinados a obra pública, se manifestaron violentamente en contra del ejecutivo y gabinete atacando, materialmente, el palacio de Gobierno para enfrentarse, con la fuerza pública que, finalmente, impuso el orden, sometiéndolos violentamente, no se reportaron víctimas fatales, pero, si hubo detenidos y el descontento social crece.
 

Y, Veracruz, otro conflicto que ya dio la vuelta al mundo donde una turba de supuestos “campesinos” a sueldo, patrocinados y manipulados bajo el nombre de los 400 pueblos, una organización agitadora que, a petición de parte, sistemáticamente, siempre actúan en contra de personas, grupos, dependencias estatales e incluso federales, bajo el auspicio de Cesar del Ángel, propietario de la franquicia y ahora, también su hijo, diputado local de la 63 legislatura de Veracruz, emanado de ese brazo ejecutor.
 
Pues este grupo puso a prueba las instituciones locales y tensó las relaciones entre la Presidencia de la República y el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, que es la segunda fuerza política electoral, por el momento, mismo que estuvo a punto de ser alcanzado por un ladrillazo que le pasó muy cerca de la cabeza, las consecuencias políticas rebasan al estado, las proporciones del ataque alcanzaron, al Presidente Peña, que no pasa por sus mejores días, debilitando la gobernabilidad de su gobierno y una rayita más para el hartazgo de los mexicanos, que sigue creciendo.
 
Los 400 pueblos, comprometieron más, en Veracruz, el fin del sexenio con la agresión al Gobernador Electo de Veracruz y arremetió contra el derecho a la información al atacar y lastimar algunos periodistas que cubrían la Conferencia de prensa de los panistas en el Congreso de Veracruz.
 

Y ridiculizó, en primer lugar, a la Fiscalía General del Estado, al llevarle un grotesco espectáculo a los pobres “campesinos” desnudos a bailar y chacotear frente a la instalaciones de inmueble, mientras repartían un libelo que decían que iban a entregarse para que el Fiscal fincara responsabilidades, que vergüenza.
 
Eso desató el escarnio y repudio de los ciudadanos que transitaron y observaron el espectáculo contra el encargado de la procuración de justicia estatal, y, ese hecho se suma, a la resolución de un juez federal que exige al Fiscal del estado a dar entrada y desahogo a las denuncias presentadas por, Miguel Ángel Yunes linares, por enriquecimiento ilícito y fraude por asignación de obras a empresas fantasmas.  
 
Y más, a los organismo de género, el Instituto de Protección a la Mujer y los propios derechos humanos no se manifestaron en contra del abuso a mujeres que, con el torso desnudo, fueron amarradas a los arboles del boulevard de Arco Sur, en una acción deliberadamente aberrante.
 

Y mientras, en el centro del país, sabemos que otras prioridades ocupan al Presidente Peña, como resolver el caso de los maestros del CNTE con diálogo o no, reconstruir la mala imagen que derrochó en su visita a Canadá y resolver los problemas intestinos de Quintana Roo, Veracruz, Chihuahua y Sonora, que para los que viven es urgente poner el remedio antes de que sea demasiado tarde.
 
Sin embargo, quizás, el Presidente Peña y el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, tengan previstos los remedios porque, para los veracruzanos, un frio “lo lamento” no es suficiente para calmar los estragos que causa el autoritarismo disfrazado de democracia que se vive en Veracruz, y la elección aún está demasiado lejos.
 
Los diputados ojetes que votaron a favor las iniciativas del Gobernador Duarte, pronto regresarán a cosechar el odio sembrado a sus distritos.
 

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