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Columnas y artículos de opinión
¿Una nueva Reforma Electoral?
Helí Herrera Hernández
18 de julio de 2016
alcalorpolitico.com
[email protected]
Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Estando en la ciudad de México la semana pasada, tuve la necesidad de ir a la Cámara de Diputados para buscar varias de mis intervenciones en la LV Legislatura del Congreso de la Unión, necesarias para darle cuerpo al siguiente libro que estoy proyectando, que por diversos acontecimientos se ha venido postergando, y que ahora que han concluido las campañas le he puesto empeño para avanzarlo.
 
Previamente me había contactado con algunos asesores y legisladores del aquel grupo legislativo del Partido Popular Socialista para que me auxiliaran, dado que varios de ellos por su sapiencia fueron contratados por el Poder Legislativo para que prestaran allí sus servicios, acción ésta que me sirvió para ahorrarme muchas horas de investigación que tendría que haber empleado, y que en cambio sirvió para que intercambiáramos varios puntos de vista sobre diversos tópicos de la vida política del país, entre otras la relacionada con la vida electoral, que derivada de la reforma que Peña Nieto promovió en el Pacto por México con el PAN, PRD y PRI, afloraron serias deficiencias y errores que urgen corregir para la madre de todas las elecciones, la de 2018, donde a nivel nacional elegiremos presidente de la república, senadores y diputados federales; en algunas entidades hasta presidentes municipales y en Veracruz diputados locales y gobernador, además. ¡Uf, 5 boletas!

 
Comente con ellos y hoy lo hago con usted, amable lector, sobre la urgencia de detener las intenciones de algunos partidos como el PRI, verdes y Nueva Alianza de regresar al viejo modelo de comunicación, exigido, por cierto, hasta de manera grosera por Televisa y Tv-Azteca, donde eran los partidos políticos quienes contrataban su publicidad con los medios de comunicación de manera directa, en un pingüe negocio para ellos, quitándole la rectoría que hoy tiene el Instituto Nacional Electoral y que además, son dentro de los tiempos oficiales a que tiene derecho El Estado por ser el dueño del espectro.
 
Volver al esquema anterior sería retroceder y desequilibrar la democracia porque solo los partidos políticos grandes accesarían a esa posibilidad, en razón de las cuantiosas prerrogativas que reciben, y condenarían al resto a desaparecer en la televisión y la radio por carecer de dinero suficiente para contratar su publicidad.
 
Lo que sí debe promoverse en esta Reforma Electoral es que se reduzcan los spots de todos los partidos políticos, y que todos esos tiempos sirvan para incrementar los espacios de debate entre los candidatos y así sean tratados a profundidad los temas fundamentales de la elección de que se trate. Seguramente allí los tres partidos políticos mayoritarios hasta el momento (PRI, Acción Nacional y PRD), aprovecharán para evitar que los tiempos oficiales sean utilizados por dirigentes nacionales con aspiraciones electorales para promoverse en tiempos fuera de campaña, en clara alusión a Andrés Manuel López Obrador, aunque yo apuntaría aquí también a Ricardo Anaya del PAN.

 
Otro tema fundamental a reformar es el relacionado con las facultades y operación de Los Órganos Públicos Locales Electorales (OPLES), dado que no existe claridad sobre las funciones y facultades que tienen los órganos electorales frente al Instituto Nacional Electoral; incluso discutir su desaparición para evitar la duplicidad del gasto y para que no sigan siendo instrumento de los gobernadores.
 
Urge corregir el error relacionado al castigo que la reforma electoral de 2014 contempla para los partidos políticos cada que violan alguna norma electoral. La mayoría andan muy contentos con que sea pecuniaria, de esa suerte se han vuelto mañosos para no endilgarles otro adjetivo, y deciden violar una, otra y otra vez la Ley electoral, cada vez de manera mas ventajosa, tratando de sacar el mayor provecho electoral de esa violación, a sabiendas que con unos cuantos millones de pesos lo arreglan >partido verde<, y desde el cargo público ganado recuperan ese desembolso. No, ahora debe contemplar sanciones rigurosas que vayan desde la pérdida de la candidatura o elección de que se trate, hasta la del registro de partido, que hoy es letra muerta.
 
Allí mismo deberá legislarse sobre la reducción a las prerrogativas de los partidos políticos; ajustar medidas legales relacionadas con las fiscalización de esos dineros, los techos (topes) a los gastos de campaña de los candidatos, así como meterle mano legal al uso de las redes sociales de los partidos y candidatos en Internet.

 
Comentaba allí con ellos lo que internamente he platicado en el movimiento que milito, y que tiene que ver con la necesidad (después de ver cuantos votos se anulan y las confusiones que generan entre la misma militancia, y ni que decir con los funcionarios de casilla el día de la elección para el conteo y llenado de actas), de colocar un solo emblema en las boletas electorales cuando se trate de coaliciones o candidaturas comunes; esto inclusive a solicitud de los partidos políticos aliancistas.
 
Esta nueva reforma a la legislación electoral deberá poner lupa en temas que deben modificarse porque en la pasada elección del 5 de junio afloraron errores, relativos a: a) guerra sucia en campañas: como evitarlas y/o sancionarlas severamente; b) Candidaturas independientes: darles seriedad y objetividad porque la mayoría operan como distractores y son instrumentos de algunos partidos políticos, principalmente los dos más grandes; c) desaparición de los diputados de mayoría relativa y operar solo con los de representación proporcional, reduciéndolas a 300. Tal medida generaría dos efectos superlativos para el país: 1.- reducción significativa en dinero y 2.- elevación del nivel del debate que conlleva a resultados legislativos mas exitosos. d) Segunda vuelta electoral con los dos candidatos mejor posicionados en la primera; e) paridad de género horizontal; f) regulación de los gastos en materia de representación electoral fuera de los gastos de campaña y, g) Regular los mecanismos de entrega y uso de información de Registro Federal de Electores a los partidos, para evitar que éstos sean usados para fines aviesos y/o se preste a la defenestración del poder público contra aquellos institutos políticos que les sean incómodos.
 
Esta reforma a la actual ley electoral es urgente. Postergarla le traerá consecuencias serias al país y a la sociedad, de suya ya molesta con el sistema electoral nacional. Ojala lo entiendan los dirigentes nacionales de los partidos políticos y la lleven a discusión antes de las elecciones de 2017 para que sea el ensayo de la nacional de 2018. Si se ejecuta con la seriedad y la visión de corregir errores que tiene la actual, entraríamos en los umbrales de batallas electorales más democráticas, menos caras, y más eficaces para fortalecer a las deterioradas instituciones políticas.

 
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