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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
Nos falta Hércules
Miguel Molina
4 de agosto de 2016
alcalorpolitico.com
Las cosas están mal en Veracruz. Uno lee la prensa, oye los noticieros, y ve un estado sin ton ni son, siente el miedo y el odio y la desesperanza de muchos, y puede ver el desprecio en los actos de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Nadie encuentra por ningún lado los miles y miles de millones de pesos que quién sabe a dónde fueron a dar.
 
La prensa veracruzana tiene defectos y carencias, más y menos como en otras partes, pero no inventa lo que pasa, lo que dicen estos y aquellos, lo que aprueban o censuran unos y otros. El periodismo, el periodista, – como explicó Renato Leduc – escribe la historia de lo inmediato para que todos tengamos una opinión informada.
 
Pero curiosamente, nadie se ha preguntado desde ahora qué mandato recibió el nuevo gobierno, que durará dos años y llegará al poder con treinta y cuatro por ciento de los votos que emitió poco más de la mitad de los veracruzanos que se tomaron la molestia de ir a las urnas.
 

Todos podemos coincidir en que – entre muchas otras cosas – es necesario castigar a los culpables de lo que pasa, reorganizar las finanzas del estado, reanimar la vida y la reputación de las instituciones, y limpiar los modernos establos de Augías. Sobre todo limpiar los establos...
 
Augías y el héroe
 
Algunos afirmaban que el rey Augías era hijo de el Sol porque su nombre significaba "brillante", aunque otros aseguraban que simplemente era hijo de mortales. Haya sido como haya sido, Augías tenía más ganado que nadie porque los propios dioses no dejaban que sus reses se enfermaran, y doce de los toros que le había regalado su padre defendían de las fieras al resto de la manada. Pero nunca nadie había limpiado sus establos, hasta que llegó Hércules.
 

Hércules había asesinado a su esposa y sus hijos, cegado por la diosa Hera. Atormentado por el remordimiento acudió al oráculo y recibió el consejo de ponerse a disposición del rey Euristeo durante los siguientes doce años. El héroe llegó a ver al rey, que además era su primo, y recibió como castigo diez (que luego se convirtieron en doce) tareas que le valdrían el perdón y le darían la inmortalidad si las terminaba con éxito.
 
Y Hércules fue y mató al león de Nemea y a la Hidra de Lerna, capturó a la cierva de Cerinea y al jabalí de Erimanto. Dispuesto a cumplir la quinta de las tareas que le había impuesto Euristeo, Hércules se acercó a Augías y le ofreció limpiar sus establos en un día, a cambio de los diez ejemplares más finos de su hato.
 
Como era un trabajo imposible, Augías aceptó de inmediato. Hércules fue y desvió los ríos Alfeo y Peneo (que a su vez eran dioses también), y las aguas se llevaron la porquería que se había acumulado en los establos.
 

Siguió un largo litigio: Augías aseguraba que no había sido el héroe sino los ríos desbordados los que habían limpiado sus establos, y todos los demás sabían que el héroe había descombrado y desinfectado la porquería. El resto es leyenda.
 
Pero todavía no hay héroe
 
Volvamos al presente, y al futuro. Todavía no sabemos qué se va a hacer con los miles de personas que cobran un sueldo sin trabajar en la secretaría de Educación (Flavino Ríos, que fue secretario, no ha vuelto a decir nada sobre el tema ni sobre lo que les pasó o no les pasó a los aviadores). Tampoco se sabe qué va a pasar con los sindicatos que manejan dependencias como si fueran suyas...
 

Nadie ha anunciado cómo se va a enfrentar la corrupción que afecta a todos (a quienes piden dinero por pecar y a quienes pecan por ofrecerlo), cómo se va a restaurar la tranquilidad a partir del primer día de diciembre, de dónde va a salir el dinero para pagar a los pensionados antes de que vuelvan a tomar las calles.
 
Nadie ha presentado una idea del estado que queremos, que podemos ser. Nadie ha ofrecido un proyecto concreto de cambio. Estamos como al principio, con los establos llenos de lo que deja el gobierno que se va, y no se sabe quién va a hacer posible lo necesario. Nos falta Hércules.