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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Rumores, denuncias y nerviosismo
Francisco L. Carranco
8 de agosto de 2016
alcalorpolitico.com
Para muestra basta un botón. Y Vaya que si cundió el pánico entre la clase política veracruzana cuando, por medio de un portal de un periódico del norte del estado, se enteraron de una “supuesta detención y traslado a la SIEDO” de Salvador Manzur, ex secretario de finanzas y planeación, para que prestará declaración por actos que se le imputan.
 
Manzur, fue destituido del puesto en la Sefiplan, luego de ser ventaneado chicoteando el ejercicio del poder y manipulando los programas sociales en el estado a favor de los candidatos del PRI, le salió caro y tras las investigaciones que están en curso, hace unos meses decidió recurrir al amparo de la justicia federal para no ser objeto, precisamente, de una orden de aprehensión.
 
El rumor logró un gran impacto, a la clase política duartista se les fue la respiración, ya que apenas están recuperándose de los estragos colaterales causados por la renuncia del Secretario de Seguridad Pública, quien como ciudadano común y corriente enfrentará las investigaciones que giran alrededor de él, y, donde sus socios y compinches, que se sientan aludidos pondrán las barbas a remojar.
 

No fue raro recibir la noticia como rumor; más bien, fue recibida como advertencia para todos aquellos que metieron la mano al cajón y no pueden transparentar el destino de los recursos públicos, supuestamente malversados.
 
El ambiente se zozobra que están padeciendo los funcionarios del actual régimen estatal, claro aquellos que están en las listas de compras de bienes y raíces en Woodlands, casas, automóviles, aviones y con negocios altamente escandalosos por el costo de cada uno y que ostentaron la prepotencia, abuso de poder y atraco a las finanzas públicas que, a medida que avanza el tiempo, se sienten más desprotegidos y, dicen por ahí, que empiezan los arrepentimientos, que ya hay involucrados que quieren regresar el “biyuyo”, ante la intranquilidad del sueño justo.
 
A esto le sumamos el enfrentamiento entre los gobernadores (en funciones y electo) que mantienen a prueba, nuevamente, la paciencia del pueblo veracruzano y del propio presidente de la república que no ha querido intervenir para el sosiego político priísta, que empiezan a hartarse de la guerra de declaraciones, denuncias y acusaciones de quien es más rico o cómo hicieron su fortuna, las denuncias ya están presentadas en los entes correspondientes y estas instituciones tendrán que resolver inmediatamente porque el nuevo gobierno entra a escasos dos meses, el Congreso en noviembre y a tres, l 01 diciembre, el nuevo Gobernador.
 

Lo que vaya a suceder ya no habrá más tiempo sino para el cumplimiento de la Ley. Sobre este asunto hay quienes mencionan que, por un lado, siguen abonando las descalificaciones y la guerra mediática para mantener la opinión pública entretenida y que esa fórmula de distracción puede dar parte a que las consecuencias de los resultados de las denuncias interpuestas contra uno y otro bando, pudieran llegar finalmente a un acuerdo satisfactorio para ambas partes involucradas, ante el descrédito, nuevamente, de la clase política gobernante.
 
Tenemos que recordar al estimado lector, que la política y la grilla se hace sólo en el círculo político esa clase privilegiada que engrandece o pulveriza el estado de derecho; los ciudadanos sólo observamos lo que los “pendencieros” quieren que observemos, no hablamos de un pelea política porque no hay nivel de estadistas no se discuten ideologías y el desempeño democrático de los políticos que tienen diferencias, estamos ante la lucha de poder adquirido con corrupción, prepotencia, arrogancia y autoritarismo, dentro de un ambiente de grilla con enconos, odios, y defendiendo lo que se ha sustraído del erario.
 
No se recuerda, exactamente, que un Gobernador en funciones denunciara a un Gobernador Electo, esto hace pensar que la parte denunciante quiere equilibrar las cosas. Recordemos que la denuncia interpuesta por el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, fue realizada cuando éste aún era candidato, es decir, un ciudadano que recurrió a las instancias legales a interponer una denuncia que no ha procedido ante los funcionarios de esta administración.
 

Al respecto, la Fiscalía General del Estado y su titular Luis Ángel Bravo Contreras, está acorralado porque primero tendrá que resolver las denuncias interpuestas por el Gobernador Electo y luego darle curso a la interpuesta por el Gobernador en funciones: Primero en tiempo, primero en Derecho.
 
De no ser así, el Fiscal caerá en una omisión e incumplimiento de un deber legal, además de tener encima la presión, por lo menos hasta el 30 de noviembre, de Javier Duarte. Con las peligrosas consecuencias que esto pueda acarrear, quizás el fiscal aplique al jefe de las instituciones lo que mejor sabe hacer en las investigaciones complejas, dilatar las indagatorias y que sea su nuevo patrón quien tire la línea de lo que la Fiscalía deberá de hacer.
 
Mientras éstas y otras muchas interrogantes, cosas, rumores, medias verdades, sustos, miedos y arrepentimientos rondan el ocaso del gobierno actual, son demasiados frentes abiertos y poco tiempo para resolver, además, de que gran parte de las investigaciones se están dirimiendo en la ciudad de México, que es donde el gran boquete económico está latente.
 

Ante esto y en el ambiente de las denuncias, sólo faltaría que el Presidente, Peña Nieto, denuncie a los tres gobernadores incomodos situación factible, pero, imposible en el sistema instaurado en los gobierno del PRI bajo principio aquel del no “…barrer hacia atrás” nunca.
 
Las decisiones contundentes están en manos de las instituciones legales y en la voluntad del mando supremo del país, mientras esto no baje a zona terrenal, las suspicacias y los nervios aumentan.
 
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