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Columnas y artículos de opinión
¿Y las soluciones a la tragedia?
Helí Herrera Hernández
8 de agosto de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Desde el término de la segunda guerra mundial que dejó a gran parte de Europa en desorden económico y social, los países más ricos del mundo (Bélgica, Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Los Estados Unidos, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Islandia, Italia, Japón, Luxemburgo, Reino Unido, Suecia y Suiza), han crecido rápidamente, primero reparando el daño y después avanzando hacia nuevos niveles de prosperidad. También han tendido a converger en su crecimiento, y las diferencias entre sí actualmente son pequeñas en comparación con las diferencias entre ellos y el resto del mundo. La década de los 60 fue la edad de oro de la posguerra con una tasa del 4% al año, tasa suficientemente alta para incrementar los ingresos en una mitad en 10 años. El crecimiento disminuyó a 2.5% anual en los 70, a 2.2% en los 80 y 90, y a menos del 1% en la primera década del presente siglo.
 
México fincó su desarrollo y progreso social precisamente con el estallamiento de este conflicto internacional, anteponiendo en el Plan Sexenal de Lázaro Cárdenas las bases y estructuras para un crecimiento económico sostenido hasta 1976, representado en todo lo contrario a "La Tragedia de los Comunes", como lo fue, en resumen, le época de mayor bienestar social para los mexicanos.

 
¿Qué fue lo que hizo posible que nuestro país y las naciones antes señaladas tuvieran estos resultados económicos traducidos en felicidad para sus poblaciones, dado que de una u otra forma el capitalismo era su modelo de gobierno, con algunas variantes como la nuestra (capitalismo monopolista de Estado)?
 
Definitivamente los políticos que estaban al frente de las instituciones públicas cuya mentalidad de servicio social estaba por encima de sus ambiciones personales, su mística de gobierno popular eran contrarias a las que hoy permean, en el caso nuestro, en la mayoría de los hombres y mujeres que detentan el poder y son mandaderos de las élites que cada vez son menos, pero cada día más ricos, más multimillonarios.
 
Hago este parangón porque encuentro denominadores comunes en las naciones ricas: 1.- Los gobernantes no poseen riquezas ni personales, ni familiares. 2.- Sus salarios son justos y dignos al papel que desempeñan. 3.- Cuando concluyen sus mandatos dictan conferencias que cobran y viven de ellas. 4.- No reciben pensiones por los cortos tiempos que desempeñaron esas funciones. 5.- Cuando concluyen sus periodos ni ellos ni sus familiares y/o amigos íntimos salen con gordas cuantas bancarias o bienes inmuebles en lugares privilegiados y 6.- Algunos –excepciones, apuntaría-, han perdido hasta el cargo por violentar la ley o realizar algún acto sospechoso (Nixon o recientemente el primer ministro de Islandia).

 
En México sucede todo lo contrario: 1.- Entran a ocupar el cargo con una mano adelante y otra atrás, y salen millonarios. 2.- Sus salarios son enormemente superiores al que gana el presidente mas poderoso del mundo. 3.- Cuando terminan sus funciones ya no trabajan. 4.- Reciben pensiones fantásticas y tratos de Jeque. 5.- Al terminar el encargo sus cuentas bancarias en Suiza, Estados Unidos o paraísos fiscales espantan a propios y extraños, y sus bienes muebles (joyas) e inmuebles generan repudio social y 6.- Aquí no renuncian, ni les quitan el cargo, ni los enjuician así sean corruptos, asesinos o ladrones confesos. ¡Con pedir perdón o disculpas, se arregla todo!
 
Allí está el ejemplo de expresidentes de la República corruptos que privatizaron la industria telefónica y hoy cobran como consejeros en la misma; privatizaron los ferrocarriles y hoy reciben millones de dólares anuales como asesores, y para que ir mas allá si al actual le obsequiaron una residencia de 120 millones de pesos por darle a esa constructora obra pública. ¿Cómo van a pedir o exigir estos ejemplares rectitud y honestidad a los miembros de su gabinete, a gobernadores o presidentes municipales si ellos son Alí Babá?
 
Vea nada más lo que hoy ocurre en Veracruz, esa guerra de lodo que salpica a todos, perdedores y triunfadores, entrantes y salientes, como si fuera una competencia de ver quien es más rico o quien robó más. Sabemos los mexicanos que la mayoría (insisto, hay excepciones), de la clase política es corrupta, pero enterarnos hoy de lo que tiene en bienes el exsecretario de Seguridad Pública y que él lo admite, es insultante. Saber que el actual Gobernador en lugar de estar preocupado por pagarles a los jubilados lo está más por litigar en tribunales contra el que lo suplirá, como abogado de barandilla; y que el que viene ya no anuncia lo que tanto le funcionó en campaña: medicinas en todas las clínicas de salud y hospitales; pago total a los adeudos del Estado a la Universidad Veracruzana, a los proveedores del gobierno, ningún retraso en las becas Pronabe ni a los pagos de los maestros a sus prestaciones y, cumplimiento a las mensualidades de los jubilados. Hoy ya nos estamos acostumbrando a ver a los Ejecutivos más en las Procuradurías del Estado o de la República que en palacio de gobierno trabajando para los veracruzanos.

 
Bien he escrito en otros artículos periodísticos y radiofónicos que una cosa es ser candidato y otra funcionario. Para conquistar el voto mentimos, engañamos, truqueamos la realidad con paraísos terrenales porque estos políticos bribones saben, además, que la sociedad la ganan con fantasías gubernamentales y mitigando por días el hambre y la pobreza que ellos mismos han generado. ¿Quién no sabía que Fidel Herrera Beltrán era un político sinvergüenza? Pero contó mas los ríos de dinero que utilizó para comprar los votos que lo hicieron gobernador, otorgados por el nefasto Miguel Alemán Velasco. ¿Quién no sabía que Javier Duarte era sólo un títere del “Golden boy”, como le gustaba que le dijeran al nativo de Nopaltepec, sin ideas, sin alguna visión de lo que es el servicio público? Pero allí estuvo el pueblo golpeado por los efectos de la política priísta-panista votando por él para que desde su encargo, como el maná, multiplicara sus riquezas.
 
Hoy les puedo asegurar vendrá mas de lo mismo porque todos estos políticos neoliberales tienen la misma escuela, vienen todos ellos del mismo sistema y del mismo modelo económico depredador y no beneficiarán a los millones de veracruzanos del campo, de las colonias populares, de los cinturones de miseria de las grandes ciudades que, para variar, votaron por ellos porque su discurso de hacer justicia y meter a los ladrones a la cárcel funcionó, dado que era lo que las masas hambrientas exigían.
 
Pero de la acción de gobernar con escrupulosidad, de cumplir con las obligaciones económicas del Estado con sus trabajadores y gobernados e impulsar el desarrollo de Veracruz. ¡Nada!

 
Y así, en esta batalla de residencias y mansiones de Zurita, de Duarte, de Miguel Ángel, de los niños fieles y de los que no han salido aún se han pasado ya dos meses en una lucha campal que en lugar de disminuir, va en aumento, lo que avizora lodo y mas lodo de aquí y hasta el primero de diciembre donde no espero un discurso del gobernador Yunes Linares de Estado, visionario, sino de venganza contra la camarilla que le impidió ser de seis años, mientras nosotros nos hundimos en inseguridad, falta de oportunidades de estudio y de empleo y con miedo a jubilarse porque ya no habrá dinero para que el Estado cumpla con esas obligaciones.
 
Estos políticos neoliberales han sido peor que las calamidades que hemos sufrido en nuestra historia: peor que la viruela, que la malaria, que la sífilis, la peste negra, el cólera, el ántrax, la tuberculosis, la tifoidea, la difteria, el tétanos, la peste bubónica, el sarampión y la lepra.