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Columnas y artículos de opinión
Gatopardismo en Veracruz
Helí Herrera Hernández
7 de noviembre de 2016
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Pues nada, que todo sigue igual en Veracruz, ese golpeado Veracruz cuya gran mayoría de sus habitantes creyó el 5 de junio en el discurso prometedor que pondría a los pillos en la cárcel, que ofreció pagar deudas, situar a los veracruzanos en un ambiente de paz y seguridad y que colocaría a nuestra entidad en la ruta del desarrollo y del progreso.
 
Allí está, grabado en infinidad de medios de comunicación escritos, digitales y televisivos. En manos de muchas personas que como yo, advertíamos el gatopardismo del mismo.  

 
No necesitamos mucho tiempo para demostrar cual ciertas eran nuestras premoniciones. Baste comentar lo sucedido el pasado sábado en la instalación de la LXIV Legislatura cuando aflora el autoritarismo en los diputados panistas-perredistas-priístas y dejan fuera de la mesa directiva a la segunda fuerza electoral y legislativa del Estado, mandando una señal de cómo se van a conducir en el quehacer parlamentario durante estos dos años.
 
Lo escribí más de dos veces en mis artículos y lo comenté una y otra vez en los espacios de radio y televisión por cable que leen esta columna: El PRI y el PAN son lo mismo, que durante el día se pelean en las campañas político-electorales para engañar al pueblo haciéndonos creer que son adversarios, que gobiernan distinto, pero que en la noche duermen juntitos, pegaditos, y allí se ponen de acuerdo del cómo seguir perjudicando a la inmensa mayoría de la sociedad y beneficiando a un reducidísimo número de personas con las políticas públicas que aplican.
 
Puse ejemplos de los discursos tronantes de Vicente Fox en la campaña del 2000 contra los priístas acusándolos de rateros y que iba a meter a la cárcel a charales, peces y tiburones, además de llevar a México a estadios de bienestar social. Resultado: no metió a un solo miembro o funcionario de ese partido, a ninguno; y gobernó igual, igualito que el PRI sin poner siquiera los cimientos del paraíso prometido.

 
Han sido ocurrentes hasta en sus epitafios, aquellas frases lapidarias que los posterga en la historia: “Ni los veo ni los oigo” de Carlos Salinas de Gortari; “No tengo cash” de Ernesto Zedillo Ponce de León; “¿Y yo por qué?” del exgerente nacional de Coca-Cola, Vicente Fox Quesada; “Haiga sido como haiga sido”, del panista Felipe Calderón Hinojosa; “Un presidente no creo que se levante pensando como >joder a México<”, de Enrique Peña Nieto.
 
Juntos, PRI y PAN han votado por elevar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 10 al 15 por ciento y mas tarde al 16; por nacionalizar las deudas de los banqueros a través del FOBAPROA, pero privatizaron las ganancias a favor de ellos; por elevar el costo de los energéticos cuando prometieron ambos partidos que iban a bajar, por privatizar el sector estatal de la economía, por concederle a los monopolios en las telecomunicaciones más y más frecuencias y por dejarse el control (permítanme la redundancia por esta ocasión) a ellos, del Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral, para cerrarle el paso a partidos políticos del campo democrático y progresista.
 
¿Dónde está la diferencia entonces entre el PRI y el PAN? ¡No existe! Por eso usted seguro ya se enteró del amasiato que acaban de formalizar desde el sábado estos dos partidos políticos para legislar exclusivamente a favor de sus intereses, juntitos, mientras frente a palacio de gobierno los discursos estridentes del PAN contra el PRI retumban por los cuatro puntos cardinales. Para garantizarlo se apropiaron de la mesa directiva y se apoderarán seguramente, no me cabe la menor duda, de las más importantes comisiones para darse fuero ellos, a sus presidentes municipales y al futuro gobernador.

 
¿Y los festejos de los sufragantes que acudieron a las urnas el 5 de junio para evitar que el PRI siguiera siendo, desde el palacio legislativo, tapadera del gobernador en turno? Ninguno, ya vieron como rapidito se pusieron de acuerdo, fast track, sin pelear, sin discutir estos dos partidos políticos, mientras los calificativos de pillos y corruptos los mantienen sólo en el discurso, aunque no en los hechos.
 
Ese mismo sábado por la mañana, comentaba en un desayuno con hombres que han trabajado en el servicio público y otros en el privado, sobre los errores de estrategia del gobierno por venir. ¿A qué panista se le ocurrió dar órdenes de tomar el palacio de gobierno (en una acción, por cierto, que ellos le condenaban a López Obrador cuando tomaban la tribuna de las Cámaras en el Congreso de la Unión legisladores afines a su causa, calificándolo de ser un peligro para México), dizque para que el secretario de finanzas les pagara las participaciones federales a los ayuntamientos que desvió deshonestamente, cuando ellos mismos saben de la bancarrota de la hacienda estatal, que fue parte fundamental del discurso de campaña de los 30 candidatos a diputados locales y del ejecutivo, inclusive? Porque el que tras pasillos comentan que era para que el nuevo gobernador no reconociera las deudas que deja el fidelato son francamente infantiles, dados que son institucionales.
 
Ahora todo mundo recurrirá a la toma de palacios municipales cuando los alcaldes no le cumplan a sus conciudadanos, dado que ellos recurren a esa vía par exigir lo que legalmente les corresponde, sin que vayan acusar a las masas de delitos de despojo, allanamiento o daños.

 
El efecto colateral que “ganó” Acción Nacional fue que rápidamente los dos senadores del Partido Revolucionario Institucional, en contubernio con la Secretaria de Hacienda y Crédito Público “acordaran” mandar directamente las participaciones federales a los municipios, sin pasar ya por el Ejecutivo estatal, lo que le resta >manejo político< a éste. El favor ahora se lo deben, quieran o no reconocerlo, los 212 alcaldes actuales más los futuros a los Yunes priístas y no al PAN.
 
Y así, entre toma de decisiones y errores de estrategia arranca su quehacer la LXIV Legislatura mandando el mensaje, >todo cambio para que todo siga igual<. Dispénsenos veracruzanos pero nuestros pleitos por el poder son sólo en las campañas; una vez concluidas volvemos a lo oscurito a ponernos de acuerdo como “gobernar” en beneficio de los intereses que representamos, haciendo un lado, de manera autoritaria, todo aquello que nos estorbe.
 
Ambos, el PRI y el PAN han hecho del quehacer político forma, más no fondo. El amasiato sigue, firme, decidido, enriquecido por las noches y puesto en la práctica en el día. Lo demás, es lo de menos.