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Columnas y artículos de opinión
Diario de un reportero
La responsabilidad de los nuevos
Miguel Molina
1 de diciembre de 2016
alcalorpolitico.com
Tomábamos café en la oficina de Alfonso Salces una tarde de mayo hace tres años cuando el director de Notiver me preguntó si conocía al otro invitado. "A Miguel Ángel lo conozco desde que era bueno", le dije, y los tres soltamos una carcajada.
 
Habían pasado dieciocho años desde la última vez que lo ví, cuando era secretario de Gobierno de Patricio Chirinos Calero, aunque conversamos por teléfono un par de veces durante la época en que el sistema político veracruzano (aunque no todo) lo consideraba peor que el Diablo.
 
El diablo de otros, pues, será gobernador cuando usted lea estas líneas, o poco después. Pero eso es lo de menos. Los problemas de Veracruz no los puede resolver una persona sola, y tal vez ni siquiera un equipo: lo que le hicieron al estado en los últimos años no se remedia fácilmente.
 

Por lo mismo, es necesario – y recomendable – que el nuevo gobierno actúe con más tacto que ímpetus, y que quienes tienen la responsabilidad de llevar a Veracruz a buen puerto, valga la metáfora, deben pensar con cuidado y actuar con más cuidado porque los tiempos no están para filigranas.
 
Hemos visto en las comparecencias de lo secretarios del gabinete que fue de Javier Duarte (y del efímero Flavino Ríos) que hay diputados cuyo interés parece más concentrado en señalar faltas que en hacer preguntas y obtener respuestas.
 
Cualquier aprendiz de reportero podría explicarles que una entrevista – o una comparecencia – es un mecanismo para obtener respuestas, no para ofrecer opiniones propias o ajenas. Y que si los funcionarios de hoy son priistas, los de mañana serán panistas y perredistas...
 

Luego están los nuevos funcionarios. Algunos de ellos no tienen experiencia en las áreas que les han asignado, como en la secretaría de Educación, pero tal vez no sea mala cosa: hay lugares (Gran Bretaña es un ejemplo inmediato) donde se necesita más talento que experiencia, y los secretarios de despacho manejan las políticas y dejan a los funcionarios del servicio civil el funcionamiento diario de cada dependencia.
 
Hay otras carteras, como la Fiscalía General del Estado, cuyo titular debe tener un título y al menos cinco años de experiencia profesional, porque la ley lo exige, y parece que no es el caso del licenciado Jorge Winkler. En el caso específico de la Fiscalía hay otros factores como el potencial conflicto de intereses, que pueden terminar afectando de manera significativa el desempeño de quien ocupe el puesto.
 
Pero en general lo que importa es lo que puede hacer y lo que va a hacer el nuevo gobierno. La profunda crisis que vive Veracruz ofrece una oportunidad única para transformar al estado: el equipo que este jueves comenzó a gobernar tiene ante sí la posibilidad de reparar el daño que causaron los ladrones que tenían el poder y cambiarlo todo.
 

Porque hay que cambiarlo todo. La organización política, la maquinaria administrativa, la planeación financiera, el marco legal y la vida política. Pero para eso tendrían que ir más allá de los intereses de sus partidos (aunque quizá la excepción sea la bancada del PRI en el Congreso, donde están refugiados varios de los responsables del mal que vive Veracruz) y pensar en el bien público.
 
El Poder Legislativo, que asumió su puesto antes que todos, tiene poco tiempo para aprender cómo se puede hacer lo que se necesita sin caer en el lugar común de los lucimientos personales y las revanchas o los intereses de facción o de partido. Hay que prestar atención primero a lo urgente y después a lo importante...
 
A todos nos toca vigilar que este gobierno sea en verdad diferente de otros. A todos nos toca ver que las cosas se hagan como deben hacerse, y se observen las leyes y se hagan leyes que tengan que ver con nuestra realidad y no con la realidad que quisieran otros.
 

Hay más, pero todo eso no cabe en el breve espacio de una columna periodística. Baste decir lo que se ha dicho, y baste con advertir que muchos ex funcionarios del duartismo y el fidelato han terminado en el basurero de la historia. Habrá que hacer justicia sin descuidar el trabajo de reconstrucción de Veracruz, que por ahora sigue siendo un rinconcito donde hacen su nido las olas del mal.