Desde hace un par de sexenios, la mayoría de las encuestas dejaron de ser confiables en los procesos electorales de México y las entidades federativas por la burda manipulación de los partidos políticos que las utilizan no para medir su aceptación o rechazo popular sino como parte de una estrategia propagandística que pretende generar en el electorado una falsa percepción de que sus candidatos son los más competitivos o que su ventaja es ya inalcanzable, irreversible.

 

En la presente sucesión presidencial el “cuchareo” de estos sondeos de opinión ha sido nefasto. A finales de febrero, por ejemplo, hasta el presidente Felipe Calderón le entró indebidamente a este juego perverso. Como se recordará, en una reunión con consejeros de Banamex, el mandatario mexicano les mostró unas encuestas ordenadas por su oficina, en las que la candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, estaba supuestamente a sólo cuatro dígitos del puntero Enrique Peña Nieto, del PRI.

 

“(La contienda) está entre Josefina y Enrique”, les aseguró hace un par de meses Calderón a los banqueros, descartando al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, de la mínima posibilidad de triunfo en las elecciones de julio próximo.

 

Hace diez días, el pasado 23 de abril, Vázquez Mota se reunió en privado con un grupo de empresarios afines para evaluar y rediseñar su desastrosa campaña. Entre ellos había concesionarios de estaciones de radio y directivos de universidades e institutos privados de educación superior ligados al Opus Dei.

 

En esa reunión, la candidata del PAN presumió que se hallaba a siete u ocho puntos del priista Peña Nieto en las encuestas sobre la intención de voto.

 

Pero, ayer, Luis Videgaray, coordinador de campaña de Enrique Peña, aseguró que de acuerdo con sus encuestas internas, la candidata panista va en tercer lugar, debajo del abanderado del PRD, PT y Movimiento Ciudadano.

 

“En nuestras mediciones internas, Josefina Vázquez Mota está ya en tercer lugar”, dijo Videgaray en entrevista con MVS Radio, confirmando así lo que el ex dirigente priista Humberto Moreira ya había anticipado desde finales del año anterior: que la contienda presidencial del 2012 sería entre Peña y López Obrador.

 

El ex secretario de Finanzas del gobierno del Estado de México indicó que la medición que hizo su partido es de hace 10 días y señaló que la caída de Vázquez Mota en las preferencias electorales es producto de la campaña negativa que el partido blanquiazul emprendió en contra del PRI y Peña Nieto.

 

Por su lado, el coordinador de campaña de la abanderada del PAN, Roberto Gil Zuarth, descalificó la medición priista y cuestionó que si presumen de una amplia ventaja entonces por qué se niegan a debatir.

 

En cambio, Ricardo Monreal, coordinador del equipo de López Obrador, señaló que ellos no se preocupan por las encuestas y que si el candidato de izquierda va escalando posiciones es porque el tabasqueño es el hombre más congruente.

¿A cuál de todos creerle? El problema es que algunas casas encuestadoras, por sus intereses privados y razones económicas, se han prestado también a este mañoso juego de las verdades a medias.

 

A ver con qué “mediciones” nos salen la noche de este domingo 6, luego del primer debate televisivo entre los cuatro candidatos presidenciales.

 

 

En Veracruz, los candidatos del PRI al Senado de la República y a las diputaciones federales en la mayoría de los 21 distritos electorales de la entidad no han necesitado de este tipo de argucias para posicionarse en la preferencia de los votantes veracruzanos.

 

En el caso de Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, ambos postulados a la Cámara alta del Congreso de la Unión, van en caballo de hacienda porque además de que no tienen contendientes fuertes en la oposición, los dos son ampliamente conocidos y apreciados por las bases priistas y grupos políticos de los 212 municipios del estado, los cuales recorrieron frecuentemente cuando les tocó presidir en diferentes épocas el Comité Directivo Estatal del PRI; el peroteño en la administración del ex gobernador Fidel Herrera, y el nativo de Soledad de Doblado al inicio del presente sexenio duartista.

 

Yunes Landa, de hecho –quien ayer anduvo por Papantla, donde expuso la refundación de Pemex que pretende el PRI–, es el que más trabajo y estructura política ha desarrollado recientemente en la geografía veracruzana debido a su desempeño como subsecretario de Gobierno en las dos últimas administraciones estatales, las de los ex gobernadores Miguel Alemán Velasco y Fidel Herrera Beltrán; su paso como coordinador del grupo legislativo del PRI en el Congreso local, y su precampaña como aspirante a la gubernatura en el 2010, apoyado en la agrupación “Alianza Generacional” que lidera.

 

En cuanto a sus candidatos a diputados, al PRI se le ha ido recomponiendo el panorama en la mayoría de los 21 distritos electorales debido a varios factores: por las candidaturas débiles del PAN y PRD, y por los amarres con los grupos de poder que muy finamente ha venido tejiendo a través de experimentados operadores políticos la dirigencia priista a cargo de Erick Lagos Hernández.

 

Y es que al inicio de las campañas había distritos electorales complicados como los de Coatepec, Xalapa, Huatusco, Martínez de la Torre, Papantla, San Andrés Tuxtla, Cosamaloapan, Pánuco, Tantoyuca, Cosoleacaque y Poza Rica, en los que de antemano se daba por perdida la elección; sin embargo, en las últimas semanas los candidatos priistas se han ido posicionando en las preferencias electorales no sólo por su consistente trabajo en los municipios de su circunscripción sino también por el empuje de los abanderados al Senado de la República, por el “efecto Peña Nieto” y por la efectiva operación política del CDE del PRI.