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Columnas y artículos de opinión
Desde Zimpizahua
A todos mis amigos abogados...
Joaquín Alcántara Hernández
13 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
Ayer fue su día; pero a todos sin excepción les deseamos mucha luz en su camino profesional. Pero mucha de esa luz que viene de lo Alto... esa luz inmaculada que proviene de Dios.

Esa luz es la única que ilumina el sendero correcto del éxito verdadero en esta vida. No el éxito de acumular riquezas vanas a costa de despojar a otros con juicios amañados, abusos y trinquetes. Con juicios que hacen aparecer lo injusto como justo... lo ilegal como legal... Y lo inmoral como moral...

Los buenos abogados tienen por norma irrestricta la búsqueda incansable de la Justicia. Son los pocos abogados poseedores de ética, de esa virtud que es el conjunto de aplicar los valores humanos en la sana práctica de manejar las leyes…


Me refiero a los abogados convencidos que la Justicia no tiene precio; la que sí lo tiene y es la injusticia... ésta es la que sí se vende y siempre la compra el mejor postor. Y quienes ejercen esa compra-venta de la injusticia es para barnizar de legitimidad sus componendas legaloides. La Justicia es un valor intacto, nadie puede decir ‘compre justicia’, ésta no tiene precio… ¿ok?

De tal suerte que con sus honrosas excepciones, cuando los jueces corruptos y avarientos sin patria ni matria aceptan dinero, es porque van a cometer una infamia, una canallada disfrazada de legalidad. Son jueces mercenarios sin principios ni valores. Su dios es el dinero y nada más. Por desgracia abundan… pobres.

Pero también existen los jueces que dignifican esa delicada responsabilidad de actuar conforme al dictado del Padre del Derecho, Ulpiano, quien sentenció: “Cuando estés ante la disyuntiva de escoger entre la ley y la justicia, inclínate por la justicia”… que bueno y da gusto que también haya jueces dignos que enarbolan la practica de la abogacía…


Porque los farsantes del derecho que también por desgracia abundan… terminan mal, muy mal… Muchos aparecen sin vida habiéndola perdido de manera violenta… Tal vez como pago o venganza a sus tropelías, sus trinquetes, sus abusos... que se yo…

A mis amigos abogados, todos, a nombre del Barzón Coatepecano les deseamos ubicación en sus propósitos, equilibrio en sus ideas, Paz en su interior… y la satisfacción incomparable de saber que han cumplido cabalmente con su deber de luchar por la justicia, para que así, al llegar el inevitable día de la despedida, puedan ellos también decir como Amado Nervo:

Muy cerca de mi ocaso yo te bendigo vida; porque nunca me diste; ni esperanza fallida; Ni trabajos injustos ni pena inmerecida.


Porque veo al final de mi rudo camino; Que yo fui el arquitecto de mi propio destino. Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas; fue porque en ellos puse hiel o mieles sabrosas; cuando plante rosales, coseche siempre rosas…

Cierto es que a mis lozanías va a seguir el invierno; más tu no me dijiste; que Mayo fuese eterno…

Halle sin duda largas las noches de mis penas; más nunca me prometiste solo noches buenas; en cambio algunas santamente serenas. Amé… fui amado… el sol acarició mi faz. Vida… nada me debes, vida… ¡¡estamos en paz!!...


Y todo esto gentiles amigos, es porque se dice que cuando se sabe vivir la vida, cuando se comparte sabiamente en armonía, ésta se convierte en una hermosa poesía… felicidades, pues, a los buenos abogados en su día… ¡¡Viva México señores! Ajúa.