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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
La guerra municipal
Raymundo Jiménez
13 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com
Aunque todo parece indicar que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación terminará por validar la elección presidencial, pero no será hasta que la máxima instancia jurisdiccional dé a conocer oficialmente su inapelable fallo –a más tardar el 6 de septiembre próximo– cuando en Veracruz queden definidas las fortalezas y debilidades de los principales actores políticos que buscarán incidir en la sucesión municipal de 2013, de cuyos resultados dependerá obviamente el relevo gubernamental tres años después.

De confirmarse el triunfo electoral de Enrique Peña Nieto, los operadores políticos del entonces Presidente electo seguramente se entrometerán en el proceso interno del PRI para elegir a los mejores candidatos a las presidencias municipales de las 24 principales ciudades del estado donde se concentra más del 60 por ciento del electorado.

La razón es más que obvia: después del resultado desfavorable en la elección presidencial del pasado 1 de julio, los peñistas no quieren entregar a la oposición esta entidad que por su padrón electoral seguirá siendo clave para los comicios federales intermedios de 2015 y sobre todo para retener la Presidencia de la República en el 2018.


A diferencia del PAN, que luego de lograr en el 2000 la alternancia en el poder no supo qué hacer con él en un par de sexenios, el PRI de Peña Nieto, de Manlio Fabio Beltrones, de Emilio Gamboa Patrón y de Carlos Salinas de Gortari parece no estar dispuesto a perder la Presidencia de México en el corto plazo.

Y es que a casi mes y medio de la elección presidencial que Peña perdió en Veracruz han ido surgiendo algunas situaciones que parecen explicar parcialmente las causas de la sorpresiva derrota del mexiquense en el estado donde su equipo había proyectado inicialmente cosechar más de 1.5 millones de votos.

Uno de estos factores que incidieron negativamente en el resultado de la elección presidencial habría sido la colusión de intereses de los miles de aspirantes priistas a las alcaldías que desde principios de este año andan abiertamente en precampaña en los 212 municipios del estado.


En Tecolutla, por ejemplo, Peña ganó la elección pero muy apretado. Y es que el dirigente municipal del PRI, Juan Ángel Espejo Maldonado, muy cercano al senador electo Héctor Yunes Landa, aprovechó los recursos de la campaña federal para apoyar sus aspiraciones personales, lo que evidentemente inconformó a otros precandidatos y sus grupos.

Igual error cometió Aldo Carré Mota, funcionario menor el Congreso local, quien fue designado por su jefe, el diputado Jorge Carvallo Delfín, como enlace de la campaña presidencial en Tecolutla. Todos los apoyos recibidos para la campaña de Peña Nieto fueron utilizados para su causa personal.

En el municipio de Emiliano Zapata, que colinda con Xalapa, ganaron los comicios los candidatos al Senado, Pepe y Héctor Yunes, y Alejandro Montano Guzmán, postulado a la diputación federal. El único que perdió fue Enrique Peña. La aparente explicación es que Carvallo Delfín cometió la pifia de nombrar como enlace de la campaña presidencial a Shariffe Osman Flores, secretaria adjunta al CDE del PRI y aspirante a la alcaldía, quien también habría utilizado los recursos partidistas para autopromoverse.


El caso más demoledor de canibalismo político, potencializado por el ánimo antipriista del electorado xalapeño, se dio en la capital veracruzana donde el ex alcalde Reynaldo Escobar Pérez, quien desde 2007 ha pretendido volver a la presidencia municipal de Xalapa, fue aplastado electoralmente como candidato a diputado federal, aniquilando así sus aspiraciones de suceder a Elízabeth Morales en la alcaldía el año próximo.

La debacle de Escobar en el distrito de Xalapa Urbano arrastró también a los candidatos del PRI al Senado y a la Presidencia de la República.

Ahora mismo, en Xalapa, ha comenzado a trascender la pugna entre los grupos priistas por la candidatura municipal de 2013.


Este jueves 9, por ejemplo, se dio el cambio de la dirigencia de la asociación civil “Grupo Xalapa Atenas Veracruzana”, cuyo presidente saliente Carlos García Méndez anunció su aspiración de buscar la candidatura del PRI a la alcaldía.

García Méndez entregó la estafeta de esa agrupación a Jaime Cisneros, quién respaldó la aspiración personal del secretario de Desarrollo Económico en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán.

“En Xalapa hay un hueco tremendo, falta liderazgo y necesitamos a una gente a quien apoyar y a quien seguir. Carlos es un hombre de proyectos que han servido a la ciudad; entiendo que hoy Carlos tiene aspiración de ser candidato a la Presidencia Municipal de Xalapa y nosotros lo vamos a apoyar con todo gusto”, declaró Cisneros, regidor primero del Ayuntamiento capitalino pero quien el sexenio anterior colaboró con Reynaldo Escobar en la Secretaría de Gobierno.


Sin embargo, pocos minutos después, mediante una carta pública, otros ocho miembros de la misma asociación civil, entre los que destacaban Eligio Morales Fuentes, padre de la alcaldesa xalapeña, y el ex munícipe Carlos Rodríguez Velasco, ex coordinador estatal de la campaña electoral de Héctor Yunes al Senado de la República, se deslindaron del pronunciamiento de Cisneros a favor del ex secretario fidelista, remarcando que “esta agrupación es apartidista y no busca en ningún momento impulsar proyectos personales, sino colectivos en beneficio de Xalapa y sus habitantes”.

Por lo que se ve, en la sucesión municipal que viene podría darse al interior del PRI un fuerte choque de intereses entre los liderazgos locales y nacionales que desde ahora pretenden incidir en la sucesión estatal de 2016. Y su buen cauce dependerá en buena parte de la fortaleza política que mantenga el gobernador Javier Duarte de Ochoa ante el virtual Presidente electo Enrique Peña Nieto.