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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
El silencio post electoral y los escenarios posibles ante el fallo del Trife
Francisco L. Carranco
20 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com
Que largo se ha hecho el compás de espera, ese que el argot musical dice que los silencios de compás indican un periodo relativamente largo durante el cual un instrumento ha de permanecer en silencio, sirva esta figura para ejemplificar el tiempo de silencio que los mexicanos hemos tenido con relación al fallo final del Trife, de donde resultará la ratificación o nulidad de la elección de Peña Nieto.

La secrecía con la que se ha llevado el proceso de revisión de pruebas por el tribunal, ha mantenido tenso el ambiente político nacional con respecto a Enrique Peña Nieto, las fuerzas políticas del país están en reacomodo y se pretende estar preparados para cualquiera que sea la decisión de la máxima autoridad electoral.

Los medios de comunicación en los espacios noticiosos han secundado al Trife y pocas notas al respecto aparecen publicadas en prensa y, tampoco, se comentan en noticieros de radio y televisión, en el caso de las redes sociales, el movimiento ante la incertidumbre, se mantiene aparentemente unificado y permanece el descontento contra el ex candidato priísta.


Sin embargo, en unos 20 días, el tribunal dictará la resolución final y Peña Nieto, deberá acatar la decisión irrevocable para enfrentar los dos escenarios posibles, el primero y más remoto sería que el fallo no le favoreciera y el segundo es que el fallo lo declare Presidente electo de México, aquí empezará el largo camino por legitimar su gestión como primer mandatario.

El nuevo Presidente de México, llegado el segundo escenario, sabe que seis de cada diez mexicanos no votaron por él, sabe que a pesar del triunfo en las urnas y en el Trife los mexicanos no creen en él, sabe que a partir del primero de diciembre los mexicanos serán los críticos mas severos, sobretodo, los que viven en el centro y sur-sureste del país, en donde existieron gobernadores de su partido que dejaron muy mala imagen en su gestión.

Peña Nieto, a pesar del descontento civil, ha dicho que México no tiene tiempo que perder, dice que se ha “orquestado” con su equipo un programa de trabajo para presentar las mejores opciones políticas que, la democracia que lo hizo presidente, pueda permitir para un México nuevo.


Durante el mes patrio, si es que el fallo le favorece, Peña Nieto podrá presentar a los incrédulos mexicanos las propuestas de las reformas económicas y políticas emanadas de su campaña, deberá hacer un concienzudo balance de como toma las riendas del país y ejecutar todos los mecanismos para la continuidad o mejora de cómo acceder al desarrollo y progreso que se traduzca en crecimiento.

Peña Nieto debe sorprender al país elaborando una reforma democrática que, como lo ha manifestado, incluya un ataque frontal, inmediato y expedito contra la corrupción, creando la Comisión Nacional Anticorrupción, que será un órgano con autonomía Constitucional que tenga la facultad de investigar y sancionar actos de corrupción de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes de la Unión, a partir de denuncias ciudadanas.

Por obvias razones, Peña Nieto, deberá de inmediato agregar a su propuesta anticorrupción la iniciativa para transparentar el ejercicio de los tres niveles de gobierno a través de reglas que obliguen a cumplir a los funcionarios la rendición de cuentas y al ejercicio transparente.


La impunidad y tráfico de influencias es otra tarea de pendiente en el gobierno federal, habrá que sacudir y sacudirse de todos los indeseables, transparentar los compromisos de campaña, asegurar la libertad, seguridad de los mexicanos y dictar nuevas políticas públicas para el progreso de todos los mexicanos.

Si Peña Nieto es Presidente de México, este debe legitimar su actuación como un presidente que tiene la gran oportunidad de servir a México, el trabajo que le espera será difícil, porque tendrá que convencer al 60% de los votantes que no sufragaron por él.

Mientras, la sinfonía que se escucha en el ambiente post electoral es una pieza musical inconclusa, confusa, incierta, impredecible, especulativa e incomoda, por qué, además, muchos de los ejecutantes en la orquesta de Peña Nieto, desafinan mucho y, otros, no alcanzan los tonos y se salen del ritmo, confunden los movimientos, no armonizan y se les va la nota al monte.


En fin, cosas habremos de ver.

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