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Columnas y artículos de opinión
¿Estudio o trabajo?
Guillermo H. Zúñiga Martínez
25 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com
Con base en un artículo firmado por Verónica Gascón, en el cual señala que los profesionales ganan hoy lo que los obreros en 1976, el destacado intelectual mexicano Sergio Sarmiento expresa que el estipendio promedio de un egresado de licenciatura de entre 22 y 30 años de edad, es actualmente de 6,900 pesos mensuales. Los abogados reciben 3,473 pesos, los contadores 3,929, los administradores de empresas 5,653 y los arquitectos 8,628.

Basado en algunos datos del INEGI, señala que “el salario de los establecimientos maquiladores fue de 8,525 pesos en promedio”. En el largo plazo se aprecia, según Sarmiento, el estancamiento del sueldo en las maquiladoras. Estos datos hacen que el articulista observe un panorama tétrico de la situación del mercado laboral y de las remuneraciones en nuestro país; le preocupa, además, que los trabajadores manuales -entiéndase sin preparación universitaria- perciban más altos ingresos que los que se han esforzado por terminar estudios de educación superior.

Llama la atención que Sarmiento afirme que el gobierno de México gasta mucho más en universidades que en educación básica; esto provoca que disminuya la calidad de la instrucción que reciben los niños; también sostiene que se ha inundado el mercado con egresados universitarios, lo cual ha deprimido los haberes profesionales. Para el editorialista, la simple expansión de las plazas en las universidades no resuelve el problema de fondo y culmina su reflexión expresando que persiste el sueño de una licenciatura como garantía de una vida de prosperidad en el futuro. “La saturación de la mayoría de los campos profesionales impide que el sueño se vuelva realidad”. La conclusión para el articulista es muy severa porque enfatiza que los jóvenes tienen posibilidades reales de empleo y pueden aspirar a mejor paga si se preparan para trabajar en una planta industrial que si insisten en obtener una licenciatura.


Con el respeto que merece el escritor citado, quiero manifestar mi extrañamiento a sus reflexiones porque lo ideal es que la juventud bregue pero al mismo tiempo estudie, lo que significa lograr dos situaciones: la primera es que los púberes aprendan algún oficio que les permita obtener un ingreso y, lo no menos importante, que se dediquen a estudiar con base en el autodidactismo critico y significativo.

Si alguno de ellos está trabajando en una empresa, llámese maquiladora, armadora de carros o taller mecánico, etc., es muy positivo porque desde ese momento su formación es correcta, dado que tiene que acostumbrarse a obtener un ingreso que le posibilite resolver sus problemas ingentes, los mas próximos a la realidad, y aspirar legítimamente a alimentarse, adquirir vivienda y satisfacer sus placeres honestos; pero el muchacho posee también capacidad intelectual y puede acceder a instituciones de carácter educativo que le faciliten sistematizar la asimilación, organizar su mente, disfrutar el conocimiento, tener una visión del mundo más amplia y conformar una plataforma que lo catapulte hacia oportunidades más brillantes en su vida profesional. Sería un verdadero privilegio que este país en el que vivimos pudiera, en un momento dado, presumir de su preparación cultural, técnica y científica, además del trabajo pragmático que pueden ejecutar los jóvenes de ambos sexos.

Por lo anterior, es indispensable reflexionar con seriedad sobre las modalidades educativas que se están imponiendo en el mundo y que algunos servidores públicos trasnochados y anquilosados, que viven en el pasado, no han comprendido y menos desarrollado porque están inmersos en una burocracia perversa que sólo sabe colocar obstáculos en lugar de promover la preparación de los ciudadanos. Hasta cuándo entenderán algunas autoridades educativas, que a nadie se le puede prohibir su preparación, que no tienen atribuciones para impedir que los educandos cursen los estudios que quieran, en la institución que deseen. Hasta cuándo van a avizorar que la educación es un valor universal y que no importa quien certifique, siempre y cuando haya concordancia con el desarrollo intelectual de cada aprendiente.


En estos días hasta el Vaticano ha decidido contratar con Microsoft los servicios de internet para atender a 4.5 millones de jóvenes en 122 países y a los cuales tiene responsabilidad de orientar y formar dentro de la doctrina que postula; así es que los retos de este tiempo son: que las refrendaciones pueden darse desde Europa, cuando el sujeto de la educación se decide a estudiar en línea licenciaturas, maestrías o doctorados; en consecuencia, si la formación se adquiere por medios cibernéticos, no se viola ninguna soberanía porque ésta, como dice el articulo 39 de la Constitución General de la República, reside esencial y originalmente en el pueblo.

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