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Columnas y artículos de opinión
Discriminación educativa
Guillermo H. Zúñiga Martínez
20 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
El pasado 19 de octubre se celebró el Día Nacional contra la Discriminación. Se observó, en términos generales, que el Decreto proyectado jurídicamente por el señor Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, no ha logrado los efectos que se esperaban porque salvo algunas instituciones, la inmensa mayoría de nuestros paisanos no reparó en la importancia que tiene dejar de discriminar a quienes fundamentalmente merecen respeto.

De acuerdo con la Real Academia de la Lengua, discriminar proviene del latín discriminare, que significa dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, de sexo, de clase social o casta u otros motivos ideológicos; debemos saber también que discriminar a una persona, por cualquiera de los motivos señalados, es un acto que se califica fuera de la legalidad.

Como se ha señalado en multitud de medios y en diferentes partes del mundo, el día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial se debe celebrar el 21 de marzo de cada año, porque un día como ése, en el año de 1960, murieron 69 personas que participaban en una manifestación pacífica contra las leyes de pases del apartheid que se realizaba en Sharpeville, Sudáfrica. Los inconformes que ofrendaron su vida pedían un trato humanitario, correcto y respetuoso por parte de las autoridades de ese país y la contestación consistió en abrir fuego para privarlos de su existencia.


Actos de salvajismo como aquél no deben repetirse jamás, en ninguna parte. Me recuerda el poema “Civilización” del maestro Jaime Torres Bodet: “Un hombre muere en mí siempre que un hombre/ muere en cualquier lugar, asesinado/ por el miedo y la prisa de otros hombres”.
Por otra parte, debemos aceptar que como pueblo, por distintas razones, habíamos olvidado de manera cruel la educación de hombres y mujeres que nacieron en comunidades indígenas o rurales o que tuvieron que entrar a trabajar en factorías para buscar honradamente su manutención, su vestido y alcanzar condiciones mínimas de bienestar.

Sabemos que en Sudáfrica el apartheid ya fue desmantelado, fue vencido a grado tal que las leyes y prácticas segregacionistas se han tenido que eliminar porque la humanidad ha coincidido en que es básico unir esfuerzos por el respeto, cordialidad y armonía entre los seres humanos.

No está a discusión, porque sería perder el tiempo, si es o no conveniente ignorar que discriminar a una persona o a un grupo es una actitud que impide el progreso de millones en todo el mundo y que la intolerancia puede adoptar diversas formas que van, desde la negación de los principios de igualdad, hasta impedir que personas de condición humilde puedan entrar a establecimientos públicos.


En el año 2001 la Conferencia Mundial contra el Racismo elaboró un programa muy amplio para luchar contra ese fenómeno, contra la xenofobia y la intolerancia conexa y dio origen a la Declaración y Programa de Acción de Durban; en 2009, la Conferencia de Examen de Durban se preocupó por analizar los adelantos mundiales sobre la lucha contra el racismo pero su conclusión es muy triste: hace falta mucho por hacer en esta materia.

El señor Presidente Calderón hizo muy bien al recordar a los mexicanos que el artículo 1, párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, prohíbe toda discriminación motivada por el origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas

Deseo insistir en que una forma de discriminación también es impedir que los adultos en general, amas de casa, trabajadores, campesinas e indígenas sean admitidos en la educación media superior y superior por lo que cobra una importancia espléndida, extraordinaria el propósito del Gobernador Javier Duarte de Ochoa al crear una universidad del pueblo y para el pueblo.


Lamentablemente, la UPAV ha sufrido discriminación por parte de facciosos y enemigos de la cultura popular pero, con toda certeza, podemos afirmar que lo que está pasando en Veracruz no tiene retorno, porque esta Universidad funciona en la búsqueda del pueblo para invitarlo a que acceda a sus planes y programas y se supere cotidianamente. Siempre repetiré: “Todo individuo tiene derecho a la educación”

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