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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Peña… ¿podrá?
Raymundo Jiménez
12 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
En enero de 1989, cuando el líder petrolero Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, fue aprehendido en su casa de Ciudad Madero mediante un operativo militar, e inmediatamente después el profesor Carlos Jonguitud Barrios entregó la dirigencia del SNTE que había controlado durante 17 años, la mayoría de los mexicanos comenzaron a ver con simpatía al presidente Carlos Salinas de Gortari, a grado tal que muchos que no habían votado por él seis meses atrás, llegaron a creer que el priista cambiaría radicalmente al país.

Sin embargo, la caída de ambos caciques sindicales no acabó con la corrupción ni democratizó al sindicato de los trabajadores de Pemex como tampoco al magisterial.

Es más, cuatro sexenios después, la maestra Elba Esther Gordillo Morales y el petrolero Carlos Romero Deschamps –quienes desde 1989 y 1996, respectivamente, lideran ambos sindicatos– acaban de promover su reelección por seis años más como dirigentes, la cual consumaron a finales de octubre pasado, casi mes y medio antes de que el priista Enrique Peña Nieto tomara oficialmente posesión como Presidente de la República.


Con el voto de tres mil 205 delegados del SNTE, la sucesora de Jonguitud Barrios fue electa como presidenta del Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación Pública para el periodo 2012-2018. En la Secretaría General ratificó a Juan Díaz de la Torre e integró a la dirigencia nacional a Carlos Ariel Moreira Valdés, hermano del ex gobernador de Coahuila y ex presidente del CEN del PRI, Humberto Moreira.

Además integró al Consejo Consultivo a los últimos cinco ex secretarios generales del SNTE que ella impuso, entre ellos al ex senador veracruzano Rafael Ochoa Guzmán, cuyo hijo Ulises Ochoa Valdivia, actual diputado local, acaba de separarse de la bancada legislativa del Panal en el Congreso del estado.

Gordillo fue la última de los tres mil delegados en depositar su voto, y al momento en que lo hizo pronunció: “¡va por este sindicato!”. Su planilla fue la única registrada en el proceso electoral del SNTE, y al final sólo hubo 22 votos nulos.


Previamente, los delegados de la mesa de Reforma Estatutaria del sexto Congreso Nacional del SNTE habían aprobado la creación de un comité superior que tendrá un periodo de seis años y que será encabezado por Gordillo; además decidieron desaparecer la figura de presidenta nacional del sindicato magisterial, cargo que hasta ese momento ostentaba Elba Esther, quien de última hora, para evadir la manifestación de sus opositores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cambió al hotel Barceló Maya Beach Resort, ubicado en la carretera federal Chetumal-Puerto Juárez, kilómetro 266.3, del municipio de Solidaridad, Quintana Roo, la sede del evento sindical que originalmente se iba a realizar en Rosarito, Baja California.

Casualmente, uno de los invitados especiales de la maestra fue el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps, quien unos días después también se reeligió por otro sexenio (2012-2018) en el sindicato de Pemex.

Por unanimidad y a mano alzada, el también senador del PRI fue reelecto durante la 25 Convención Ordinaria por 108 delegados de las 36 secciones que integran este gremio y que representan a los más de 140 mil trabajadores de la paraestatal.


Según el comunicado oficial, el líder petrolero dijo a sus representados que “ustedes seguirán siendo nuestra prioridad, por lo que actuaré, como siempre lo he venido haciendo, con todos los recursos legales, económicos y morales para defender las conquistas de todos nuestros representados, en un marco de respeto absoluto a la soberanía de la organización”.

Sin embargo, Romero Deschamps y su tesorero, el diputado federal Ricardo Aldana Prieto –actual coordinador del grupo de legisladores federales veracruzanos del PRI, quien al término de la ceremonia de toma de posesión fue ignorado olímpicamente por Peña Nieto a su salida del salón de sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro– parece olvidar su involucramiento en el famoso caso conocido como “el Pemexgate”, durante la sucesión presidencial del año 2000 en la que el PRI fue sacado de Los Pinos luego de 70 años de ejercer ininterrumpidamente el poder.

En 2001, como se recordará, fueron detectados fondos provenientes del sindicato de trabajadores de Petróleos Mexicanos que fueron utilizados para financiar la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa, quien fue abanderado por el Partido Revolucionario Institucional en el año 2000.


A pesar de que los responsables no fueron presentados ante la justicia, el PRI fue multado con mil millones de pesos mexicanos que el partido tricolor tuvo que ir pagando en abonos durante seis años.

Ahora con el presidente Peña, al igual que Elba Esther, la fuerza política de Romero Deschamps parece ir menguando, pues en el proceso electoral de 2012, a pesar del berrinche que presuntamente protagonizó, no pudo hacer candidato al Senado de la República a Ricardo Aldana, quien debió conformarse con la diputación plurinominal. Por eso, como premio de consolación, al tesorero del sindicato de Pemex le dieron también el cargo de coordinador del grupo de los diputados priistas veracruzanos que, con él, suman en total 17.

Sin embargo, todavía no hay motivos reales y suficientes para echar las campanas al vuelo. Y es que luego de la fallida renovación de estas corruptas y antidemocráticas dirigencias sindicales que datan del salinato, y la frustración social que generó en la sociedad mexicana la fracasada alternancia en el poder durante los dos sexenios panistas, más vale irse con tiento sobre los buenos propósitos reformistas que ha anunciado el presidente Enrique Peña con el apoyo de las tres principales fuerzas políticas del país, los cuales no sólo abarcan el ámbito de la educación pública sino también el campo de las telecomunicaciones, donde existen prácticas monopólicas e intereses económicos intocables de otros poderes fácticos cuya fuerza y estatura es mucho mayor que los que representan la profesora Gordillo y el líder petrolero Romero Deschamps.


Si el Estado logra imponer ahí también su rectoría, entonces el presidente Peña podría pasar a la historia como el estadista que los mexicanos esperábamos. Por lo mientras no hay que adelantar vísperas. Y es que si el mexiquense no logra someter a la lideresa del SNTE y fracasa su reforma educativa, menos podrá doblegar a los Azcárraga, los Salinas Pliego y los Slim.