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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
Las compras y las ganancias decembrinas
Tomás Rodríguez Pazos
20 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
Las asociaciones nacionales de comerciantes han calculado en 300 mil millones las ganancias de la temporada invernal. Los compradores, a su vez, han elaborado su lista de requerimientos, que van desde el gasto de la cena y los regalos de los niños hasta la adquisición de vehículos y vacaciones en el extranjero. Se diría que las “necesidades” de unos son los consumos ordinarios de los otros.

Años hace que la tradición de las posadas y la navidad, fue reconvertida por una celebración de fiestas de fin de año e intercambio de regalos. El gordo San Nicolás -de quien no sabemos de qué se ríe- vino a disputar a los Reyes Magos la mágica noche que los niños esperaban durante un año. Para la mitad de los mexicanos los ahorros del año y el aguinaldo –si lo hay- apuradamente alcanzan para cubrir los gastos elementales.

El desarrollado de esta compulsión decembrina por las compras tiene explicaciones que por sí o en conjunto pueden integrar una hipótesis: 
* El crecimiento de la producción nacional requiere del crecimiento del mercado interno -hoy más por la contracción del externo-. Generar ganancias permite nuevas inversiones y nuevos empleos. Así se justifican, la publicidad desmedida y las engañosas facilidades que el dinero plástico ofrece: ¡18 meses sin intereses!

* La innovación constante de los objetos electrónicos, mecánicos, robóticos y de toda índole que necesitan ser desechados periódicamente. Ahora para los niños y los jóvenes ya no es vida vivir sin el último “gadget” o cuando menos un “cel.” con aplicaciones. 
* El crecimiento de las clases medias mexicanas. Se afirma con datos que tenemos más de 40 millones de pobres. ¿Y la otra mitad? Es la de quienes atiborran las tiendas departamentales para aprovechar los descuentos y cambiar su guardarropa. Sospecho que si las tiendas rebajan hasta el 70 % en algunos artículos es porque antes la ganancia era de esa proporción, pero hay quienes se los creen.
* Los sicólogos sociales podrían ampliarnos el horizonte si nos dijeran ¿Dónde quedó el espíritu de la fiesta colectiva que el pueblo celebraba en las iglesias y en la familia? ¿Cómo pasamos de ser “un pueblo en fiesta” a “un pueblo en compras”?

Bien haríamos en advertir sobre los riesgos del “atracón” decembrino, para decirlo en términos comestibles, que también se da. La indigestión vendrá en enero y demás meses del 2013, que la tarjeta cobre capital e intereses. ¿Para cuándo el ahorro familiar y la solidaridad con quienes menos tienen?