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Columnas y artículos de opinión
La preparación y el desempleo
Guillermo H. Zúñiga Martínez
22 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
Una de las más sensibles preocupaciones que existen en el mundo educativo y que afecta a la mayoría de países, consiste en que se ha definido a las instituciones forjadoras de jóvenes como “fábrica de desempleados” porque, efectivamente, terminan su carrera y se les hace difícil encontrar un lugar adecuado para su desarrollo profesional, tanto en empresas públicas como privadas.

La visualización de pensadores actuales, es que los planteles deben vincularse con factorías y, obviamente, con actividades productivas, lo cual es muy atractivo. En México, la relación entre compañías y educación, ha sido olvidada desde hace mucho tiempo; existen excepciones, pero son muy pocas, por lo que se impone un trabajo coordinado con sensibilidad e inteligencia para efecto de que las tareas pedagógicas tengan una mejor alineación con los mercados.

Hace unos días tuve el privilegio de visitar el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios número 165, ubicado en Coatepec -en la margen izquierda del río Consolapa- y fue para mí estrujante ver lo que ha hecho, de acuerdo con sus pocos medios, el Dr. Manuel Guevara Huerta, Director de esa noble institución, quien me mostró físicamente el funcionamiento de un sistema fitodepurador de aguas negras de la propia escuela y observé el proceso, desde el vaso que recibe los residuos y cómo va pasando el líquido a otro depósito, en el cual existen capas de grava de diversas dimensiones que provocan que esa agua contaminada llegue a otra construcción donde se aprecia, con toda claridad, que los desechos han sido asistidos para no afectar al río. Lo que me llamó la atención es que, exactamente junto a ese desarrollo biotecnológico, se escucha cómo llegan al afluente las aguas negras provenientes de la congregación de La Orduña y van directamente al caudal otrora limpio, diáfano que daba salud a los campos, además de un aspecto bucólico de impresionante belleza.


La pregunta lógica en esa tarde fue “¿Y por qué no construyen una planta similar de mayores proporciones para que el fenómeno biológico que estamos observando se aplique en el torrente que contamina despiadadamente al río?” La respuesta fue muy sencilla, el doctor Guevara me dijo –“Maestro, el problema es que no tenemos los recursos para hacerlo”.

Este aspecto lo quiero dejar registrado, pero lo que más me agradó fue la sesión de trabajo que tuvimos con los aprendientes de ese centro, concretamente cinco de ellos preocupados por crear una mini empresa a fin de perfeccionarla para seguir produciendo lo que ya hacen, que es licor de fresa, de limón, toritos de diversos sabores y chocolates. Ellos dominan las técnicas, están muy bien preparados en química y en física, pero también interesados en afinar la organización de su pequeña factoría, el manejo del código de barras y están muy pendientes de cómo poderla proyectar, inicialmente, en los mercados locales.

La idea más brillante que escuché al reunirme con maestros y estudiantes, consistió en que desean que, terminando su educación media superior, puedan trabajar para regresar al mismo plantel a fin de estudiar una licenciatura en Ingeniería Química con especialidad en Alimentos, identificada plenamente con el desarrollo tecnológico que se requiere para alcanzar mayores conocimientos y ser más eficaces en lo que están realizando.


Cuando atendí a los expositores, les pregunté: ¿La institución creada por el Doctor Javier Duarte de Ochoa, en qué les puede servir? De inmediato me expresaron: “-Maestro, lo que deseamos es que la Universidad Popular Autónoma de Veracruz funde aquí las licenciaturas que sean necesarias y que exijan los estudiantes, para que los mismos profesores y los padres de familia se preocupen de elevar la calidad académica de cada uno de los egresados”. No esperaron mucho la respuesta, porque les dije que la preocupación del Gobernador de Veracruz, es exactamente ésa, que consiste en cómo vincular los planteles escolares con las acciones productivas e impulsar el desarrollo de la entidad, para lo cual les planteé la necesidad de que la licenciatura que estaban pensando en esos momentos se concrete, se elaboren los planes y programas de estudio, a fin de registrarlos en la Dirección General de Profesiones, e inaugurar los cursos, para hacer realidad el proyecto que está bullendo de manera espléndida en las mentes privilegiadas de quienes trabajan en el CBTis.

La reunión culminó con ese compromiso que espero se cumpla a la brevedad, porque ese es un filón técnico-pedagógico que debe explotarse para replicarlo en otras instituciones donde los estudios están enfocados hacia la investigación técnica y científica.

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