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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Visita enigmática
Raymundo Jiménez
9 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
La primera visita oficial de Enrique Peña Nieto como Presidente de la República a Veracruz dejó varias interrogantes que hasta ahora ni los más acuciosos analistas políticos han podido descifrar.

El caso más comentado ha sido por qué el ex gobernador mexiquense cometió la descortesía de dejar con la mano extendida a la alcaldesa porteña Carolina Gudiño Corro, si el jefe del Ejecutivo federal se ha caracterizado precisamente por ser muy atento y caballeroso con las mujeres.

Sin embargo, otro enigma menos trivial es por qué Peña se negó a encabezar un par de actos en espacios abiertos propuestos por el gobierno estatal en el proyecto original sobre la visita del mandatario mexicano para conmemorar el 98 aniversario de la promulgación de la primera Ley Agraria del país, una ceremonia post-revolucionaria que data desde la segunda década del siglo anterior y cuya celebración fue interrumpida por los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón durante los doce años de los regímenes panistas.


Así, pues, el acto masivo que se proyectaba realizar en la congregación de Salmoral, municipio de La Antigua, por ser el primer ejido creado en México por la Ley Agraria de 1915, fue desaprobado por los emisarios de Peña encargados de la logística y seguridad presidencial.

Igualmente ocurrió con la tradicional guardia de honor que los ex presidentes de filiación priista solían montar cada año ante la estatua de don Venustiano Carranza ubicada en el malecón porteño, donde precisamente en junio de 2012 el mexiquense cerró su campaña presidencial en la entidad.

A este ceremonial sólo acudió el gobernador Javier Duarte, acompañado de los representantes de los poderes legislativo y judicial del estado; del presidente del CEN del PRI, César Camacho Quiroz; de la alcaldesa Carolina Gudiño; del senador Gerardo Sánchez García, dirigente nacional de la CNC, y, entre otros funcionarios estatales y federales, el nuevo titular de la Procuraduría Agraria, Cruz López Aguilar.


El presidente Peña llegó directamente al evento organizado en el World Trade Center de Boca del Río, donde fue vitoreado por cerca de diez mil campesinos cenecistas.
¿Por qué se hizo en ese auditorio cerrado? La versión más verosímil es que fue por razones de seguridad, pues dos semanas antes, a finales de diciembre pasado, fuerzas del orden que participan en la operación coordinada “Veracruz Seguro” habían repelido una agresión en la comunidad de Chichicaxtle –una congregación del municipio de Puente Nacional muy cercana a La Antigua y Salmoral–, en cuyo enfrentamiento, luego de un intenso operativo por tierra y aire para ubicar a los agresores, abatieron a Jesús Daniel Vargas Ramírez, alias “El Popeye”, presunto líder del cártel de Los Zetas en la región de Ciudad Cardel.
Ahora Peña, como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, debe tener información más precisa de los grupos criminales asentados en la entidad. Por eso, en su campaña electoral su primer compromiso firmado ante notario público fue el de mantener a la Marina Armada de México en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río hasta que la seguridad pública se normalice.

Y es que hace más de cinco años, la madrugada del jueves 10 de mayo de 2007, en el mero Día de la Madre, el entonces gobernador del Estado de México vivió en carne propia una experiencia bastante traumática, cuando cuatro escoltas que custodiaban a sus hijos, suegra y cuñada fueron ejecutados en el puerto de Veracruz por un grupo de sicarios.


Los hechos ocurrieron a dos cuadras de la Plaza de la Soberanía, por donde circulaba la camioneta Durango color gris, modelo 2007, con placas LXU 2400 del Estado de México, donde viajaban los agentes adscritos a la Dirección de Seguridad Pública de la entidad mexiquense.

El vehículo transitaba del municipio conurbado de Boca del Río hacia el puerto de Veracruz cuando fue alcanzado por un convoy integrado por cuatro camionetas tipo Cherokee, donde viajaban los sicarios, quienes abrieron fuego contra la Dodge de los guardaespaldas.

Según testigos, los elementos de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE) intentaron huir, pero los impactos de AK 47, conocidas como cuerno de chivo, dieron en las llantas, lo que propició que perdieran el control e invadieran el carril contrario.


Las víctimas fueron identificadas como Fermín Esquivel Almanza, Erick López Sosa, Roberto Delgado Nabor y Guillermo Ortega Serrano.

Al lugar arribó Ramar Mendoza Díaz, agente del Ministerio Público, junto con personal de Servicios Periciales de la Procuraduría de Veracruz, quienes levantaron del asfalto más de 200 casquillos percutidos de AK 47.

“Es muy lamentable la pérdida de estos elementos de seguridad pública con quienes había además una identificación personal de mi familia”, declaró Peña sobre este lamentable suceso en el que aparentemente aceptó la versión difundida por las autoridades veracruzanas, cuyas primeras conclusiones, dijo, “es que presumiblemente se trató de una confusión de estos grupos de sicarios, que están verdaderamente amedrentando, hostigando y generando violencia en nuestro país, y que confundieron a la escolta con otro grupo, otra banda de delincuentes, y la enfrentaron, lo que orilló a una balacera y que en ella perdieran la vida cuatro elementos de seguridad”.


Sin embargo, Peña subrayó que “espero que las autoridades competentes determinen lo conducente”, lo cual nunca ocurrió. Y es que horas después de que la administración del gobernador Fidel Herrera Beltrán boletinó que la Procuraduría General de la República había atraído la investigación, la PGR lo desmintió al aclarar que hasta el momento la SIEDO únicamente contaba con una copia certificada de la averiguación previa iniciada por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz.