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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Reelección de legisladores
Benjamín Garcimarrero
14 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
Muchos años han pasado, aunque no borrado de la doctrina y de la memoria, cuando en un intercambio de conceptos, que antes llamábamos tormenta de ideas, se habló de la conveniencia de la reelección de diputados; nuestro entrañable amigo Abel Escobar, a la sazón director de la facultad de derecho, puntualizó: Por ahora puede ser democrático pero no es constitucional.
 
 En aquellos ayeres, teníamos la certeza de que la democracia existía, que no había intereses bastardos que movieran el agua a molinos particulares y que la limpieza política campeaba como el Cid para asegurar la buena marcha social.
 
Las raíces de la palabra demos=pueblo cratos=gobierno; (δημοκρατία) que hacía alusión al gobierno del pueblo, implicaba una voluntad común manifestada en forma directa mediante el plebiscito o mediante representación al través de un Diputado o Senador.
 
Sin embargo la significación del término es mucho más compleja. El término «demos» parece haber sido derivado de la fusión de las palabras demiurgos y geomoros. El historiador Plutarco señalaba que estos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática. Los eupátridas eran los nobles; los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran los campesinos. Estos dos últimos grupos, en creciente oposición a la nobleza, formaron el demos. Textualmente entonces, «democracia» significa «gobierno de los artesanos y campesinos», excluyendo expresamente a los esclavos y a los nobles.
 
El crecimiento de la población, hizo imposible la exposición de la voluntad directa, de tal suerte que apareció la figura del diputado y del senador, haciéndose una mezcolanza promiscua de tendencias (partidos), intereses personales y muy rara vez, fieles a las necesidades populares.
 
Es peor, la masa, pueblo o como se le quiera llamar ahora, pasó a ser una agrupación proteica y gelatinosa usada para apoyar intereses muy particulares u obedecer al jerarca en turno aproximándolo a la figura del monarca, rey, tlatoani o dictador según el caso.
 
En nuestro México, sigue habiendo una plutocracia con tendencias a la monarquía, porque quienes gobiernan son los ricos y van creando monopolios mediante los que explotan al grueso de la población.
 
¿Cómo saberlo?, ponga un rato la televisión en el Canal de las Estrellas; en menos de media hora lo bombardean con figuras “insignes” que por el momento son héroes y mañana serán delincuentes. Depende de los vientos que soplen.
 
Satanizar e los opositores es una actitud histórica y tradicional idéntica a la invención del demonio y de dios. (Así con minúscula está bien).
 
El Senado mexicano aprobó este miércoles 9 de enero, la Reforma Política, que incluye la reelección de diputados y senadores para el congreso federal, así como las candidaturas ciudadanas según informó la agencia Notimex.
 
La aprobación se logró luego de una discusión de nueve horas y fue enviada a la Cámara de Diputados para su análisis.
 
El proyecto que modifica 17 artículos de la Constitución, prevé la consulta popular, la iniciativa ciudadana, la sustitución del Ejecutivo federal en caso de falta absoluta y la reelección de legisladores federales, entre otros temas.
 
La afirmación de que existía un vacío que la reforma viene a llenar, es una soberana mentira, puesto que la falta de presidente está perfectamente prevista en la Constitución, y si el congreso no lo sabe, que consulten un abogado.
 
Ese asunto de la alternancia, es una falacia, pues desde hace muchos años, los mismos rostros brincan de una curul de la cámara baja a una de la cámara alta, después repiten como grillos y brincan de un lugar a otro a seguir paladeando las mieles del poder.
 
Ante la falta de representación política, resulta interesante la figura de la consulta popular, que podría ser convocada por el presidente o por el Congreso a petición de la ciudadanía, si ésta cuenta con el respaldo de 2% de la lista nominal de electores, lo que equivale a unos dos millones de personas. O sea que le están dando factibilidad a la primera institución democrática de la historia…En Grecia; aquí de plano no va a funcionar, basta con suponer donde van a obtener esos dos millones de sufragios o consultas o como lo quieran llamar. O peor, ¿van a repartir dos millones de pollos, para inclinar una opinión política?
 
La Reforma Política modifica (sin necesidad) los artículos 35, 36, 59, 71, 73, 74, 75, 76, 78, 83, 84, 85, 87, 89, 115, 116 y 122 de la Constitución. Así que, lo que no es constitucional, le pegaron la etiqueta de “Democrática” y con eso pretenden asegurar la permanencia de sus glúteos en las curules y la realización de una democracia mal entendida.
 
La propuesta es que primero estudien la Constitución, que ya salió del senado la reforma pero deforme, enana, degenerada, tendenciosa, y si no le hallan quienes tienen que aprobar la susodicha innovación, que de plano consulten un abogado. Pero que no sea egresado de alguna facultad patito de las que ahora proliferan para mantener a los exfuncionarios que solo saben cómo seguir saqueando al país.
 
El estado de derecho que pregonan sigue siendo un mito observable en las mil y una trasgresiones a los más altos principios de la verdadera democracia.