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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
Ciudades sin futuro (2)
Tomás Rodríguez Pazos
17 de enero de 2013
alcalorpolitico.com
Ocho de cada diez mexicanos habitan en zonas urbanas (INEGI censo 2010). Cada año los inmigrantes del campo a la ciudad se expanden por los cerros, barrancas, bosques, manglares o dunas. Las nuevas colonias, que las metrópolis y ciudades medias de México han prohijado en los últimos 30 años, en general, son producto de los arreglos entre fraccionadores y autoridades locales. Ninguna instancia de gobierno ha sido capaz de establecer proyectos integrales efectivos para el desarrollo urbano.

Los efectos inmediatos de tal desorden lo padecen los migrantes que ven frustradas sus esperanzas de mejorar su anterior vida campesina. Aparte de la pobreza y hacinamiento en las viviendas, los más sufren las carencias de servicios elementales: agua, drenaje, energía eléctrica, pavimentación, trasporte, servicios educativos y de salud. Los gobiernos locales no tienen los medios jurídicos ni los recursos técnicos y económicos, para establecer políticas y acciones progresivas de corrección y de encausamiento para tamaño caos. Los efectos mediatos son para todos los citadinos. Repartir despensas y arreglar algunas calles y parques visibles son un remedio mediático, poco útil para una enfermedad endémica.

¿Por qué la estructura municipal no ha podido dirigir y regular lo que desde la explosión demográfica y la inmigración fueron señaladas por sociólogos y urbanistas?


He aquí algunas explicaciones:

* 1º La ética del político mexicano se cimentó en la vieja tradición colonialista: la autoridad viene de arriba no del pueblo. Así es que hay porque escuchar… “es mejor obedecer a quien me puso aquí.” 

* 2º La visión de corto plazo corresponde a un modelo de la política del trapecio - los presidentes municipales, diputados, senadores y funcionarios- saltan de un puesto a otro y dejan al que venga “que se las arregle” --véase el ejemplo de los cientos de municipios endeudados--. 


* 3º La autoridad (local estatal o federal) representa al Estado Mexicano. Por tanto, los funcionarios procuran imponer la “razón de estado” o el “derecho”, según lo interpreten, por encima del interés de la colectividad. 

* 4º Los trabajadores municipales, tanto como los dependientes de otras instancias no se forman, ni mucho menos actúan, como servidores públicos –Es decir no están allí para resolver y conciliar los diversos intereses de los ciudadanos--. La burocracia se regenera cada elección. 

* 5º Es mínima la atribución de los municipios para establecer sus propios ingresos y organizar la infraestructura y los servicios indispensables para una ciudad o metrópoli. Éstos viven de las concesiones estatales y federales. Por ello, la estructura municipal no sirve para gestionar con eficacia los requerimientos de las ciudades mexicanas, llámense como se llamen.


¿Qué ha hecho para remediarlo el Congreso de la Nación?