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Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Qué caos vial el del viernes
Francisco L. Carranco
18 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
El estrangulamiento vial, del pasado viernes, necesita atención especial, ya que durante horas la circulación estuvo lenta y varada durante horas ocasionando problemas severos de toda índole, desde el retraso a las actividades cotidianas de los automovilistas hasta problemas de contaminación y estrés de los automovilistas, principalmente de los relacionados con el transporte público que, ante la desesperación por recuperar el tiempo perdido, aumentan la velocidad provocando accidentes.

Lázaro Cárdenas, Rébsamen en sus dos sentidos, Araucarias, Murillo Vidal, Díaz Mirón, Hidalgo, 20 de noviembre, Américas, Chedraui Caram y otras afluentes que no tienen capacidad para desahogar la densidad vehicular que han originado las casi 17 obras en proceso que tiene el ayuntamiento en la ciudad y otras instituciones del estado, que, como el caso de Lázaro Cárdenas, se observa una planificación en cuanto a la obra que se trabaja continuamente, noche y día, que hay abanderamiento para intentar agilizar la vialidad, eso es bueno.

Pero evidencia, por otro lado la incompetencia de la otras instituciones, por ejemplo, la Secretaria de Seguridad Pública, específicamente la relativa a la policía vial y tránsito del estado que, quizás, quiera pero no ha podido entrarle a arreglar el tránsito en esta ciudad que se está volviendo un verdadero problema para el estado, porque hay que admitirlo, al director Roberto López Santoyo, le falta experiencia o determinación de aplicar un programa real u operativos que resuelvan la vialidad es esta ciudad.


La DGTE, se está volviendo el lado frágil y débil de Seguridad Pública, ya que cada vez son más graves los congestionamientos, los accidentes y la anarquía que aflora en las calles de la ciudad; Xalapa es un indicador de la problemática vehicular, que insisto, las autoridades conocen y pareciera no estar dispuestas a intervenir con resultados positivos para la ciudadanía.

Verá usted, un ejemplo, de cuando se quiere hacer las cosas es el Programa de Seguridad Vial y Alcoholimetría, cuyos operativos ha reducido el número de accidentes nocturnos y hace conductores más responsables.

Estamos seguros que la ciudadanía colaborará con las disposiciones del reglamento de transito, pero, se necesita que la autoridad empiece a regular, en este caso, ha circulación vehicular, capacitar más a los agentes de tránsito y patrulleros para resolver la vialidad.


Otro ejemplo es el operativo permanente “Uno por uno” que la misma ciudadanía administra y copera, sin embargo, ante la displicencia de la DGTE, los conductores se ven muchas veces rebasados por la anarquía demostrada por los taxistas que no hacen caso del anuncio y arremeten sobre el uno por uno para ser los primeros en el paso.

Los camiones urbanos, los más grandes, en la mayoría de las veces con escaso pasaje, atoran las calles provocando congestionamientos, luego el otro ingrediente de taxis y camioneros el exceso de velocidad, tanto camiones ni taxis respetan el limite de velocidad de los 40K., además de la prepotencia para violar el reglamento de tránsito en todo su articulado,

Un ejemplo de ineficiencia total, de los agentes de la DGTE, es el caso de Lázaro Cárdenas y Araucarias, en donde se hace uno de los peores congestionamientos por las obras de drenaje y pavimentación con concreto hidráulico, necesarios para el desarrollo de la ciudad, pero, que está ocasionando un grave problema vial, ahí los agentes no pueden controlar ni resolver el aforo vehicular, los automovilistas sólo observan cómo estos agentes se hacen bolas y empeoran las cosas.


Seguramente, las autoridades de Seguridad Pública, deben estar planeando alguna estrategia de apoyo al Director de Transito del Estado, Roberto López Santoyo, porque está haciendo quedar muy mal a sus jefes ya que la política pública de seguridad se está diluyendo por lo más débil de la institución y que es la citada Dirección de Tránsito del Estado.

Un programa de reordenamiento vial, desde el uno por uno, prohibición de aparcamiento a particulares en las principales avenidas, no calles; control absoluto del límite de velocidad, obligación para que los taxis y camioneros respeten el “un día sin taxi” y el reglamento de tránsito y así como patrullan los elementos de la policía estatal la calles, que la policía vial haga lo propio en calles conflictivas y de gran aforo vehicular.

Los ciudadanos comunes y corrientes han propuesto soluciones prácticas, entonces, por que la autoridad no ejecuta programas como el alcoholímetro, para que se aplique el orden y no permita que la anarquía vial se apodere de las ciudades del estado, o de plano que las Direcciones de Transito y Transporte regresen a los ayuntamientos para que se resuelvan los problemas viales como el que se padeció en Xalapa y que fue noticia nacional.


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