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Columnas y artículos de opinión
A salto de mata
La filosofía en el bachillerato: 1968-2013
Gino Raúl De Gasperín Gasperín
26 de febrero de 2013
alcalorpolitico.com
¿Qué es lo que ha pasado con la materia de filosofía en el bachillerato? Hagamos un breve recuento. En el currículo de bachillerato (de 2 años) que estuvo vigente de 1968 a 1987, se incluía un curso de Lógica en el primer año, con cuatro horas a la semana, y un curso completo de Historia de la filosofía en segundo año, también de cuatro horas semanales. En ese modelo, los alumnos elegían áreas propedéuticas desde el primer año de bachillerato; pero ambos cursos: Lógica y Filosofía, eran obligatorias para todos, siendo la materia común con mayor espacio en el currículo.

Los contenidos, especialmente de Lógica, eran bastante fuertes, pues se recorría toda la lógica clásica y se llegaba hasta la resolución de argumentos extensos mediante la lógica simbólica. A los alumnos les resultaba una materia novedosa, no fácil puesto que es una ciencia formal, pero les daba suficientes conocimientos y, sobre todo, les desarrollaba importantes habilidades mentales (gimnasia mental, les decía yo) como para servirse de ella no solo en sus estudios posteriores (sin importar la especialidad), sino en toda su vida. Me ha confirmado esto el testimonio personal algunos de aquellos alumnos.

En 1987 entró en vigor un nuevo currículo que pretendía tener un tronco común. La Lógica se convirtió en Métodos de Investigación, que se impartía en dos semestres, con cuatro horas semanales. En el primero, se sintetizaba la Lógica formal y simbólica. Es decir, se condensaba en un semestre lo que antes se veía en un año: primera mutilación que trajo irremediables pérdidas para los alumnos. En el segundo semestre se enseñaba a los alumnos lo que es el método científico y el proceso de una investigación. La Filosofía se dejó, ahora con tres horas semanales, en cuarto y quinto semestres y se añadió un curso de Filosofía para sexto semestre, en donde se veía exclusivamente Ética. Digamos que fue un buen diseño, especialmente la inclusión de la Ética en sexto semestre, aunque se dañó el aprendizaje de la Lógica en primero. No estaba tan mal el asunto. Pero…


En el año 2008, el gobierno federal asume un proyecto de modificación al currículo de bachillerato (RIEMS). La pretensión era diseñar un currículo único para todo el país, pues cada estado o universidad elaboraba sus propios modelos y se llegaron a contabilizar más de 400 distintos en todo el país. Por supuesto, esto tenía efectos buenos y malos: buenos, en cuanto que se respetaba a los estados y universidades que diseñaran los currículos de acuerdo a sus propias necesidades. Lo malo era la dispersión y la diversidad que dificultaba el tránsito de un alumno de un modelo a otro. Pero, más que eso, lo que indujo al gobierno (panista) a hacer esa reforma fue su proyecto de “tecnocratizar” la educación con el propósito de formar una especie de “técnicos medios” (o medio técnicos, que no son técnicos ni bachilleres), mano de obra barata para las maquiladoras que ya están invadiendo al país. Como señala el Observatorio Filosófico Mexicano: “En el sexenio de Felipe Calderón se priorizó una educación tecnocrática y mediocre, sin entender siquiera que hasta formar técnicos, como pretende su modelo, se necesita de las humanidades. En vez de ello, se capacitó (capacita, acoto yo, pues es el modelo vigente) a individuos para ser incorporados en las trasnacionales, como maquiladores, no como científicos ni investigadores” (La Jornada, 1/12/13).

¿Qué implicó e implica esta reforma? La Lógica desapareció por completo, privando a los alumnos de una enseñanza indispensable para usar con precisión la herramienta que nos distingue de los brutos: la inteligencia, o el pensamiento. Se pasó la materia de Ética, con tres horas semanales, al primero y segundo semestres de bachillerato, cuando sus contenidos son más productivos para los alumnos en los últimos grados. Por lo demás, el programa es un popurrí de temas, sin fundamentos, orden ni coherencia. La Filosofía se redujo a un semestre, lo mismo que la materia de Métodos de Investigación. Para los alumnos del área de humanidades, se receta un minicurso de Identidad y Filosofía de vida, con un programa que cada estado hizo como quiso. Por lo menos, el que funciona en nuestro bachillerato, es un chilmole sin orden ni concierto.

En resumen, y cito nuevamente al OFM: “Fue (es) un total desprecio hacia asignaturas que proporcionan la capacidad de pensar, de cuestionar y de saber qué ubicación se tiene en este mundo. Quieren tener un grupo de gente subordinada, sin elementos de juicio para poder manipularlo. No tienen idea de lo que significa una nación creativa que ocupe un lugar especial en el mundo” (La Jornada,1/12/13).


Esta es la herencia que recibió, en cuanto a la Filosofía y las humanidades, la presente administración de la educación. Pero también el gobierno anterior le heredó el acuerdo 656, del 20 de noviembre del 2012, en el que la SEP se compromete a hacer los cambios que se le han requerido. Es decir, ahí te dejo el paquete…

La pregunta está en el aire: ¿Los jóvenes mexicanos tendrán que apechugar las aberraciones de ese currículo y ser formados como los “épsilones” que requiere el mercado y, como dice el OFM, seguir la “simulación” que caracterizó al anterior gobierno en esta materia, o se tendrá la voluntad política de enmendar los crasos errores?

*AME-OFM


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