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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
¿Y ahora, quién la hará de talachero?
Arturo Reyes Isidoro
4 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
Las nuevas generaciones no saben, y por lo mismo seguramente no tienen ni idea, de que en México hubo oficios que hoy se han perdido, han desaparecido, y que no quedan más que en el recuerdo de quienes sobrevivimos a aquellos tiempos nostálgicos.

Poco a poco, sin habernos percatado cuándo fue ocurriendo hasta que un buen día ya no los vimos más, pasaron a la historia los lecheros, aquellos que a pie o a caballo o en automotor iban de casa en casa con el perol entregando la leche cruda de vaca; los aboneros, aquellos que con un bonche de tarjetas en la mano pasaban semanal o quincenalmente a cobrar en las casas por algún artículo comprado en abonos (colchas, ollas de peltre, etc.), o sea, en pagos; los afiladores de cuchillos y tijeras, que trotaban por las calles con su piedra de afilar impulsada por un pedal; los panaderos, aquellos que llevaban en la cabeza una canasta o una batea de madera llena de pan y que prodigiosamente no se les caía; los soldadores, aquellos que iban por las calles ofreciendo su servicio soplete en mano o anafre y barritas de plomo, que no era otro que tapar los huecos de la olla de peltre, de la cubeta, que con el uso se desgastaban etcétera.

A ellos, con la reforma a los estatutos del PRI avalada este domingo por el pleno de la 21 Asamblea Nacional, se sumarán ahora los talacheros priistas, aquellos sobre todo jóvenes, casi adolescentes, que iniciaban su carrera política haciendo talacha, desde abajo, esto es, pintando bardas, transportando y cargando propaganda, colgando bambalinas, estandartes, acarreando y colocando sillas, preparando y repartiendo lonches, haciéndoles los mandados a los jefes, aguantando humillaciones hasta la ignominia, en fin, todo en el afán de que se les empezara a tomar en cuenta, a futuro, para una posición partidista, como directivo o candidato. Muchos que llegaron al poder, así empezaron.


Pero ahora, ¿a quién le interesará y quién se preocupará por hacer todo eso si saben que por otras vías pueden llegar a candidaturas, como, por ejemplo, entrar como candidatos ciudadanos o bien ganarse una postulación a base de trabajar bien y a fondo las llamadas bases, el electorado, y ganar en las encuestas? De aquí pa’l real, los dirigentes partidistas, los candidatos, tendrán que pagar quién les haga esa talacha, pues para quienes quieran hacer méritos, todo eso que se hacía antes ha perdido interés.

En el fondo, la reforma a los documentos básicos del tricolor beneficiará a los aspirantes, pero también a la sociedad. Forzosa, necesariamente, se tendrán que profesionalizar y con ello profesionalizar a la política, por lo menos al ejercicio político de los priistas. Un efecto directo es que obligadamente los candidatos tendrán que ser mejores o los mejores y gozar de aceptación ciudadana pues la competencia entre ellos los obligará a tener buena imagen, a exhibir buen pasado, a no estar marcados por el señalamiento público, a ser conocidos por sus buenas acciones, a ser buenos ciudadanos, etcétera.

Haber abierto el método de las encuestas para designar candidatos acabará con el amiguismo, el compadrazgo, el madrinazgo, la recomendación, el palancazo, la venta de candidaturas, el trafique de influencias, el oportunismo, el pago de cuotas como las que exigían la CTM, la CNOP o la CNC, así sus candidatos no estuvieran calificados o tuvieran mala fama. Las candidaturas se podrán ganar ahora al margen de todo eso, trabajando entre la ciudadanía, entre la población, pero también construyendo la mejor imagen a base del buen comportamiento.


Aquí creo que vale la pena la digresión por las implicaciones políticas que tiene. La pasada noche del 15 de febrero, durante una cena, ante un comentario que le formulé, el gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien es el líder del priismo en Veracruz (Erick Lagos Hernández sólo es el dirigente formal, pero estaba presente y escuchando), me remarcó que los candidatos de su partido para el actual proceso electoral “serán los mejores, ya lo verás” e hizo otro comentario asegurando que esta vez no habrá “ni amiguismo ni compadrazgo”.

Entonces pensé que no quería poner en riesgo el resultado de la elección, que su partido buscará, en efecto, tener buenos o los mejores candidatos, pero también di crédito a eso de no proponer amigos o compadres o recomendados porque para entonces ya se habían caído como viables candidatos personas que se decían allegados a él o a otras autoridades o personajes políticos, como, por ejemplo, Corintia Cruz Oregón en Xalapa o Shariffe Osman en Dos Ríos o Emiliano Zapata.

Habría que considerar, en todo caso, que por los motivos por los que haya sido, el gobernador del estado se estaba adelantando a la nueva situación y que por eso mismo y según se vayan presentando las circunstancias políticas, su partido hará todos los ajustes que tenga que hacer para presentar candidatos que estén bien posesionados y que vayan arriba en las encuestas, antes de que le gane la tentación o de que ceda a postular candidatos sin ningún mérito más que el de ser recomendados.


Quizá a ello se deba la declaración de Erick Lagos Hernández, dirigente estatal tricolor, quien luego de salir de la Asamblea Nacional reprobó a los acelerados que iniciaron precampaña sin haber convocatoria de por medio, anunció que ésta será lanzada en la segunda quincena de este mes y que para la de precandidatos a presidentes municipales de plano no dio fecha.

Por otra parte, ayer por la tarde-noche se habrían reunido en Xalapa quienes toman las decisiones político-partidistas, lo que haría pensar que no sería raro que hayan tomado nota de inmediato de las reformas y de las directrices marcadas y que las convocatorias se adecuen y el priismo de Veracruz sea el primero o uno de los primeros en ponerlas en práctica para demostrarle al presidente Peña Nieto y al dirigente nacional Camacho Quiroz que acá se les respalda plenamente.

Mientras, el nerviosismo seguramente hará que no duerman quienes ya se sienten con una candidatura amarrada pero piensen que las reformas los pueden reducir a la simple condición de militantes. Todo puede ser.