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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Manotazo en salud
Raymundo Jiménez
8 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
De los primeros colaboradores que comenzó a muestrear antes de que oficialmente diera a conocer su gabinete estatal, el entonces gobernador electo Javier Duarte de Ochoa llevó hasta la oficina particular del arzobispo Hipólito Reyes Larios al doctor Pablo Anaya Rivera, a la sazón diputado local priista por Poza Rica, para presentárselo al jerarca de la Iglesia católica de Veracruz como el futuro secretario de Salud del estado.

El nombramiento de Anaya Rivera se lo atribuían al padrinazgo político del dirigente del sindicato petrolero Carlos Romero Deschamps, quien en la sucesión estatal de 2010 había apoyado con todo la candidatura de Duarte de Ochoa.

Pero este jueves 7, de manera súbita, el jefe del Ejecutivo estatal hizo efectiva la renuncia del doctor Anaya y en su lugar designó a Juan Antonio Nemi Dib, ex director estatal del DIF y, hasta ayer, su secretario particular, cargo que el cordobés desempeñaba desde hace dos meses y medio, pues apenas el 26 de diciembre de 2012 había sustituido en esa oficina a su paisano Juan Manuel del Castillo González, quien habría salido del Palacio de Gobierno para ser postulado posteriormente a la diputación local por el distrito de Córdoba, pero al parecer su precandidatura abortó.


Sin embargo, a diferencia de Del Castillo y de otros secretarios de despacho que estarían por abandonar también el gabinete estatal para contender por un cargo de elección popular en los comicios locales de julio próximo –como serían los casos de los titulares de las Secretarías de Protección Civil y de Comunicaciones del estado, Nohemí Guzmán Lagunes y Raúl Zarrabal Ferat, quienes serían nominados por el PRI para las diputaciones por los distritos de Coatepec y Boca del Río, respectivamente–, la renuncia del doctor Anaya no respondería a sus manifiestas aspiraciones por la presidencia municipal de Poza Rica, aunque sí tendría que ver con ese proceso electoral en puerta.

Anaya, quien ya había ocupado la alcaldía pozarricense de 2008 a 2010, quería volver a gobernar su municipio. Para ello traía una fuerte alianza con su suplente en la diputación, César Ulises Rivera Garza, quien también está obsesionado por la presidencia municipal. Ambos buscaban cerrarle el paso al ex diputado federal Sergio Lorenzo Quiroz Cruz, presidente del Frente de Resistencia y Unidad Sindical de la Sección 30 del sindicato de Pemex.

Supuestamente el doctor Anaya y Rivera Garza, quien lo reemplazó en el Congreso local desde diciembre de 2010, habrían pactado ahora apoyarse mutuamente si la candidatura municipal del PRI recaía sólo entre ellos dos. Empero, como la línea de la cúpula priista se perfila hacia el líder petrolero, César Ulises comenzó a tener acercamientos con la oposición. Hace unas semanas se fotografió en Poza Rica con dirigentes locales del partido Movimiento Ciudadano.


Por eso ayer, al filtrarse de manera extraoficial la renuncia de Anaya, inicialmente corrió la versión de que entre las causas de su salida estaría un presunto desfalco en el área de adquisición de medicamentos de la Secretaría de Salud.

Ayer, el médico pozarricense no estuvo presente en la ceremonia de toma de protesta de Nemi Dib como nuevo titular del Sector Salud, en la que el gobernador Javier Duarte enfatizó que no hay tiempo ni espacio para distracciones ni discusiones o políticas o polémicas estériles o artificiales, y urgió al nuevo secretario a modernizar y humanizar a esta dependencia de gran contacto social. Además, el Ejecutivo subrayó que esta nueva etapa estará marcada por una administración eficaz, ordenada, transparente y honesta “como ha sido, es y será siempre el sello y compromiso de su gobierno frente a los veracruzanos”.

Sin embargo, entrevistado sobre los rumores de un supuesto desfalco, el flamante secretario de despacho descartó que vaya a auditar a su antecesor, lo que fortalece la versión que corrió ayer acerca de que habría un acuerdo político con Anaya para que apoye a su partido desde la Secretaría de Organización del CDE del PRI.


Pero quienes conocen a Nemi tienen la certeza de que llegará a poner orden administrativo tal como se lo instruyó el gobernador. Quién sabe si también le permitirán cortar uñas y cabezas a los funcionarios que han abusado de la confianza del mandatario estatal.

El ex director del DIF, quien en una ocasión confesó a sus amigos que su mayor anhelo era despachar algún día como secretario de Salud, siempre ha vivido en la honrada medianía y ha procurado actuar honestamente. Es más, en la administración del gobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004), en la que se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Político, retó públicamente a un editor de un diario xalapeño en el que había sido acusado de corrupción, para que ambos explicaran ante los medios de comunicación el monto y origen de sus bienes patrimoniales. Nemi se quedó esperándolo en un conocido café.

Ahora, por la coyuntura del proceso electoral, difícilmente van a permitir que el cordobés destape la cloaca en la Secretaría de Salud, donde existen funcionarios como Enrique Rodríguez Piñero, subdirector de Recursos Financieros, quien por las relaciones personales que trabó el sexenio pasado en la Secretaría de Finanzas y Planeación es uno de los intocables del régimen duartista a pesar de haber sido señalado públicamente de enriquecimiento inexplicable.


A Rodríguez Piñero no sólo le adjudican haber incrustado en varias áreas del gobierno estatal a hermanos y amigos con sueldos estratosféricos sino de haberlos beneficiado también como proveedores de la propia Secretaría de Salud.

Entre las anécdotas que sus cercanos cuentan de él está aquella que data de hace un año, cuando presuntamente se presentó a una Notaría Pública de la avenida Manuel Ávila Camacho, de Xalapa, para pagar billete tras billete alrededor de cuatro millones de pesos por un departamento de lujo que un día descubrió al pasar por uno de los nuevos desarrollos residenciales de la exclusiva zona de Las Animas, en la capital veracruzana. Cuentan que el inmueble no estaba a la venta pero que fue tanta su obsesión que localizó al dueño y que le pidió que le pusiera el precio que quisiera con tal de que se lo vendiera. ¡Y lo consiguió!