Los poderosos magnates de la industria armamentista estadounidenses, considerada el mayor productor y vendedor en el mundo, están preocupados porque no existe en este momento un conflicto bélico de dimensiones considerables que les permita abastecer una importante demanda de armamento. Salvo que Corea del Norte decida de una vez por todas darle uso a sus misiles nucleares, lo que significaría detonar una verdadera catástrofe mundial.

 

El negocio con la muerte continúa, es próspero. La industria armamentista no conoce recesiones; aunque los pedidos del Pentágono han disminuido, buscan cada vez más alternativas de ventas al exterior para suplir esa caída; no pueden permitirse ni darse el lujo de decir: “La casa pierde”.

 

Por lo pronto siguen surtiendo los encargos de armas y municiones de los cárteles mexicanos, aunque son minúsculas en comparación con los más de dos billones dólares que le costó a Estados Unidos la guerra en Irak, como se acaba de dar a conocer, de cualquier manera, lo que consumen los cárteles mexicanos son producción y ventas que bien pudieran considerarse ingresos para el sostén de las empresas que se dedican a la fabricación de armas.

 

Por ello no es de dudar que el monstruo fabricante de armamento celebre la violencia que sigue imperando en suelo mexicano, más ahora que continúan conformándose grupos de autodefensa en entidades como Guerrero y Michoacán, fenómeno que se está tornando más delicado, porque no se quiere reconocer, como ya lo hemos dicho, que quienes se atreven a tomar las armas, no lo hacen por gusto o distracción, lo hacen porque ya experimentaron el dolor más grande como es la pérdida de un familiar a manos del crimen organizado, o por sentirse seriamente amenazados. Lo hacen precisamente para defenderse.

 

Por lo pronto ya hubo una voz congruente, el legislador federal veracruzano, Alejandro Montano Guzmán, expresó que: el PRI en San Lázaro descarta que la solución a los grupos de autodefensa se encuentre en una reforma sobre el tema, pero espera que el Senado actúe frente a los gobernadores omisos ante el problema.

 

“Ya no son los tiempos en que todo mundo se hacía a un lado y se podía decir que el problema era federal. Tenemos que visualizar algo y que nadie se moleste: donde no hay respuesta de la autoridad tendrán que actuar otras áreas, y entre éstas podría darse una respuesta del Senado”. Excélsior 17/03/2013.

 

OTRO QUE TAMPOCO DEJA QUE LA CASA PIERDA es el prianista director del Instituto Veracruzano de Bioenergética, Osiel Castro de la Rosa, quien fue remitido a “El Torito” al registrar 0.62 grados en el alcoholímetro en una de las revisiones que efectúa la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, la madrugada del viernes. 

 

Osiel Castro, mejor conocido como el “Berlusconi veracruzano”, quien se identificó como diputado federal del PAN, quiso defenderse al decir: “No estoy borracho, a mí no me pueden detener porque soy diputado”, al rebasar los niveles de alcohol permitidos para estar en condiciones de conducir que son hasta 0.42 grados.

 

Noticieros estelares televisivos, de radio, medios cibernéticos e impresos nacionales y locales, se encargaron de darle amplia difusión una vez más a tan famoso personaje.