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Columnas y artículos de opinión
Campos Eliseos
• Debemos saber la salud de Fausto • iPads para los diputados
Katia D'Artigues
20 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
Con todo y tos, ayer el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, regresó de su licencia médica a retomar las riendas del estado. Lo de la tos no es metafórico, así se le escuchó en varias entrevistas, cosa que él desestimó. Un día antes anunció que llegaba “echando lumbre” a revisar ciertas áreas de su administración. Menos mal que eso sí era una metáfora, porque si no, ¡imagínese! Al menos hubiera acabado con su escritorio.

Que Vallejo —quien le ganó la gubernatura a los ahora legisladores Luisa María Calderón, por el PAN, y Silvano Aureoles, por el PRD— está o estaba enfermo era algo que durante meses se había empeñado en negar pese a la evidencia, digamos, fotográfica: se le notaba francamente desmejorado.

Ahora dice que bueno, ya lo checaron, que aún no le dan resultado alguno, pero que sí dará su diagnóstico. Aunque duda si lo hará completamente; o al menos ayer le escuché varios vaivenes declarativos al respecto.


Estoy en desacuerdo. Creo que si el señor fue electo por seis años y su posible enfermedad no estaba en el panorama cuando los michoacanos lo eligieron (otra cosa sería si sí), como él mismo dijo: “Lo más honesto es lo más completo”.

La salud física —y también la psíquica— de nuestros gobernantes es algo que sí interesa y que debería ser público y no sólo objeto del estudio de la Historia. Lo digo porque tarde o temprano lo sabemos. Al menos en otros países del mundo… Pongo los ejemplos retratados en el libro In sickness and in power, de David Owen (médico y político inglés). Él sostiene que presidentes como Roosevelt y Johnson tenían trastorno bipolar; otros como Wilson y Coolidge depresión mayor. Los anteriores, por cierto, discapacidades psicosociales. Que Nixon era alcohólico, que es, sí, una enfermedad.

Lo vemos hoy en otros países de la región de manera clara: sabemos que el presidente Santos, de Colombia, tiene cáncer de próstata; que Cristina Kirchner, tiroides; Lula, de Brasil, también aceptó que tenía cáncer en su momento, y Dilma Rouseff, la actual presidenta, lo tuvo en 2009… Claro, también está Hugo Chávez, quien no lo sobrevivió. Aquí en México, sin embargo, los políticos y políticas son súperhumanos que nunca se enferman ni de gripa ni se deprimen tantito. ¿En serio? ¿O nos mienten?


Entiendo que Vallejo pueda temer discriminación al respecto, pero creo que debe dar a conocer cualquier resultado lo más claramente posible, aunque eso suscite un debate sobre si debe o no seguir, en determinado momento, en el poder. Sería un debate interesante. Que además ayudaría a las personas que tienen o tuvieron una enfermedad o que tienen una discapacidad psicosocial y que viven con ello, con discriminación. Después de todo él lo dijo y tiene toda la razón: “Estar enfermo no es motivo de vergüenza”. Otra cosa es, claro, la salud psíquica en el poder. Será tema de otro día.

Y nuestros mejores deseos para la pronta recuperación del gobernador Vallejo.


Que lo de la CNDH sobre Cassez no era una denuncia sino… un informe. Comentario editorial: Blah. ¿Tanto tiempo para ello? ¿Que algunos de los 21 funcionarios involucrados se podrían zafar porque ya prescribieron los cargos?


Ayer, también con toda calma, el procurador Jesús Murillo Karam dijo que ya había recibido el informe, pero no lo había leído. Ya lo hará. Total, ¿qué prisa hay?


La “app” ha caído, pero que vivan las iPads. Ese es un resumen de lo que tecnológicamente sucedió en las últimas horas en la Cámara de Diputados. Tras el escándalo que provocó la contratación de una aplicación de “inteligencia legislativa” para teléfonos y demás gadgets por la nada despreciable cantidad de 115 millones de pesos, los diputados anunciaron que la cancelaban. El proveedor, una empresa llamada Pulso Legislativo, integrada (no lo dudo) por talentosos jóvenes, tenía también como “socios estratégicos” a Carlos Elizondo Mayer-Serra y a Ignacio Marván —pero a título personal y no como integrantes del CIDE—. Aun así, sus nombres son reconocidos y pesan.


Total, que caída la app ayer, a los diputados les llegó una mini-iPad. Leía que son parte de los beneficios tras un “contrato” con Telmex… Mmm, y todo esto, seguro es una casualidad, cuando justo en ese recinto se discute la nueva Ley de Telecomunicaciones.


Enrique Peña Nieto fue públicamente el primer Presidente priista que fue a misa y no pasó nada.

Antes, en el priiato, lo más cerca que había estado un Presidente de un lugar sagrado fue Ernesto Zedillo cuando fue a develar una placa pero sólo después de la eteerna misa de consagración de la catedral de Ecatepec de su amigo Onésimo Cepeda.


Eso en público, porque luego supimos, muchos años después durante el sexenio de José López Portillo hubo misa en Los Pinos. La oficio nada menos que Juan Pablo II para su mamá, doña Refugio (para quien fue construida una de las cabañitas que luego habitarían los Fox). Claro lo de la misa privada cuando México no tenía aún relaciones con el Vaticano (reforma que se hizo con Carlos Salinas) se mantuvo como secreto de Estado hasta hace poco.

Fox, sin duda, se voló la barda. Sin decir agua va cayó de rodillas frente a Juan Pablo II y le besó el anillo. Bueno, advertencia sí tuvimos: ¿recuerdan cuando Paulina, su hija, en el primer día de su Presidencia le regaló públicamente un crucifijo en el Auditorio Nacional? Luego vino el desencuentro hasta diplomático cuando en El Vaticano, se negaron a recibir a Fox con Martha Sahagún como su esposa porque sus respectivos matrimonios no se habían disuelto por la Iglesia. El beso frente a la Plaza de San Pedro con todo y vallas....

Algo que por cierto se ahorró muy inteligentemente Peña. El entonces pre-candidato a la Presidencia le dio a Angélica Rivera, el anillo de compromiso en plena misa frente al Papa (claro, en privado y fue ella misma quien lo contó); y luego, la presentó ante Benedicto XVI como su futura esposa tras que ya había tramitado la disolución de su anterior matrimonio. Y todo propiamente fue grabado, aunque "sin querer" (queriendo).


Un matrimonio con el productor de televisión José Alberto El Güero Castro que se logró disolver porque la boda, pública y publicitada, tras que habían vivido 14
años juntos y tenido dos hijas, fue realizada en una playa... y no en una Iglesia.

A todo esto, ¿quiénes fueron los dos secretarios de Estado que acompañaron a Peña al Vaticano? Pues José Antonio Meade, el canciller, de manera lógica y.... Luis Videgaray, ¡de Hacienda!


Raro, ¿no? Digo, el que lleva las relaciones Iglesia-Estado es el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

A menos de que Videgaray fuera a dar una asesoría al Banco del Vaticano... o a buscar alguna otra bendición.


El DF dejó de ser una "ciudad de vanguardia", al menos con respecto a uno de los derechos humanos. Si durante el sexenio de Marcelo Ebrard vivimos un boom al legalizarse los matrimonios del mismo sexo y hasta la interrupción del embarazo, con Mancera damos un pasito para atrás.


No es derechos de las minorías. O sí, puesto que hablamos de los derechos de los presuntos delincuentes que también tiene derechos humanos. Y noticia: ¡más progre ahora se ve el gobierno federal priista!

Sucedió en la pasada reunión de la CIDH en Washington el 14 de marzo. Uno de los temas fue exigir (e-x-i-g-i-r) al Estado Mexicano eliminar la exhibición ante medios de comunicación de víctimas del delito y personas detenidas.

Por el Estado mexicano fueron varios representantes, pero hablemos de dos.


De parte de la PGR, federal fue Eliana García (por cierto ex diputada del PRD) de parte de la oficina de Ricardo García Cervantes. Y según el boletín 91 de la Comisión de Derechos Humanos del DF su postura fue ésta: "sostuvo que a nivel federal existe la determinación de no mostrar las imágenes de las personas detenidas". No sólo eso sino que el gobierno quiere que organizaciones de la sociedad civil "participen tanto en la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia como el Consejo Nacional de Seguridad Pública para establecer lineamientos que eviten la exhibición de personas en medios".

¿Y qué dijo el representante de la PGJDF, Jorge Mirón Reyes? Pues que ellos lo van a seguir haciendo. Exhibir a personas detenidas (sin condena, por cierto, es decir legalmente inocentes) "ha favorecido la cultura de la denuncia".