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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
¡Noooo! ¡Perdí mi celular!
Jorge Arturo Rodríguez
26 de marzo de 2013
alcalorpolitico.com
 De veras que no sé a dónde vamos a llegar. Cada día la tecnología avanza y estamos más comunicados, pero, al mismo tiempo, permanecemos más aislados. Somos impersonales. Somos “intransitivos”. Se nos ha ido el gusto, la delicia, la pasión por el diálogo, el intercambio personal y presente de ideas, sentimientos, emociones, imaginación... ¿Dónde están Sócrates, Platón y muchos otros que dialogaban de la vida? La plática y charla se han ido. La sobremesa por igual. No digamos ya de la meditación, la interlocución interior, la creatividad. Ahora es el aislamiento andando con artefactos tecnológicos cada vez más sofisticados y de largo alcance. Vivimos en un mundo virtual. Lo padecemos a diario. De entrada no podemos respirar sin teléfono, sin celular, sin iPad, sin un sinnúmero de gadgets…

No hay conversación, no hay relación alguna sin una interrupción e irrupción del celular. Ni qué decir que justo cuando dizque se empieza a platicar en el café o en cualquier otro sitio, ahí ta’ el pinche aparato que entorpece. Fíjense nomás, que según la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) al cierre de 2012, México rebasó por primera vez la barrera de 100 millones de suscripciones en telefonía móvil llegando a 100.6 millones. Ahí nada, pescadito.

Y sólo por darles un ejemplo de cómo andamos, de acuerdo con una encuesta de la empresa suiza de tecnología Logitech, el 93 por ciento de jóvenes estadounidenses, franceses, alemanes e ingleses usan su iPad en la cama; 43 por ciento estarían igual de tristes, si se rompiera su tablet o terminaran una relación amorosa; 74 por ciento dijeron que el uso del iPad es adecuado después de tener relaciones; 21 por ciento admitieron haber dañado su tablet o su smartphone mientras intimaban, y la mayoría dijeron sentir que algunos de esos aparatos son como “su otra mitad”. ¡Bárbaros!


Incluso, según esta encuesta, los reclamos entre parejas ya no son sólo por el control de la televisión, la transmisión de un clásico de fútbol o del Supertazón. Tampoco se limitan a que uno de los enamorados se la pase chateando, respondiendo correos electrónicos o pendiente de la información a la hora de la comida. La rivalidad entre los humanos y los dispositivos electrónicos móviles se trasladó hasta el lecho amoroso que ya no comparten dos, sino tres o tal vez más. ¿Ustedes qué ondón?

La imagen del caricaturista Boligán que tituló “Tiempos modernos”, es elocuente: un pareja, hombre y mujer, acostada en la cama dándose la espalda y cada quien entretenido en su mundo virtual del iPad. Así vivimos felices.

Hay quienes dicen que sufrimos la enfermedad del siglo XXI, la nomofobia. ¿Y cómo se come eso? Según una investigación de Carlos Lago García, en un informe de BBC Mundo se dice que es la dolencia que se caracteriza por una gran ansiedad cuando se dan las siguientes situaciones: pérdida de celular, batería o crédito agotado y falta de señal. Sea una enfermedad o no, o una adicción, el caso es que nos afecta a muchos.


Dice Lago García: “La palabra nomofobia no parece tener mucho sentido para aplicarla a una supuesta enfermedad que consiste en no poder vivir sin un celular funcionando cerca. La palabra "fobia" en griego significa miedo. En este caso lo que ocurre es todo lo contrario. Lo que parece estar ocurriendo es que al celular, lejos de tenerle temor, llegamos a quererlo como si fuera un ser humano”.

¿A dónde vamos a llegar? Vaya a usted a saber. La joven chelista argentina Sol Gabetta dijo alguna vez: “Hoy la gente no tiene paz consigo misma. Internet, el teléfono…, estamos en conexión hacia afuera. Las informaciones nos vienen tan rápido y tan seguido que no tenemos espacio para nosotros”. ¿Dónde está la persona real y emocionante?

De cinismo y anexas


Alguien me contó lo siguiente: “Anoche mi mamá y yo estábamos sentadas en la sala hablando de las muchas cosas de la vida, entre otras estábamos hablando de la idea de vivir o morir. Le dije: “Madre, nunca me dejes vivir en estado vegetativo, dependiendo de máquinas y líquidos de una botella. Si me ves en ese estado, desenchufa los artefactos que me mantienen vivo, prefiero morir”.

Entonces, mi mamá se levantó con una cara de admiración. Y me desenchufó el televisor, el cable, el Sky, el DVD, la computadora, el Nextel, el iPod, iPad, el stereo, el mini split, el Xbox y me tiró todos los refrescos y cervezas.”

Por lo pronto, ahí se ven.


Hasta la próxima

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