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Columnas y artículos de opinión
Hemisferios
El águila, el dragón y el sol naciente
Rebeca Ramos Rella
8 de abril de 2013
alcalorpolitico.com
El Presidente sigue a la letra la Agenda de Gobierno, que se planteó, desde que publicó su libro siendo precandidato; le dio continuidad en sus compromisos de campaña y ahora, la está operando en los ejes que su gobierno ha presentado. Hay una lógica y orden, hay congruencia.

Entre las propuestas, hoy decisiones de gobierno, ofreció en materia de política exterior, acercar más a México con la región Asia-Pacífico, como el quinto punto de prioridades. Peña prometió: “Consolidar la alianza con Asia-Pacífico; estrechar vínculos estratégicos con Japón y China y reforzar la presencia de México en la APEC y en el Foro de América Latina con Asia del Este”. Se propuso “ofrecer a China la plataforma adecuada para producir automóviles eléctricos y exportarlos al mercado estadounidense. También podría ser un mercado importante para la creciente demanda de turismo chino y ofrecer importantes oportunidades de inversión en materias primas”. Mismo propósito para afianzar “opciones económicas desarrollables” con India.

Tras sus acercamientos en Estados Unidos y giras a Canadá, Latinoamérica y a Europa, Peña ha decidido visitar al Dragón rojo, China y, al país del sol naciente, Japón. A los mexicanos, todo lo chino nos es familiar; China hoy, está en todas partes del mundo pues es la segunda economía más poderosa del mundo, después de Estados Unidos, su más sólido competidor.


A China le fue mejor que a EUA, tras la crisis financiera de 2008 y es que ha sostenido su ascenso en crecimiento económico, gracias a la manufactura de productos con mano de obra barata, alta productividad, moderna infraestructura y a políticas públicas más “liberales”, con todo y el predominio del Partido Comunista.

Para orgullo de la nación china, su país ostenta muchos primeros lugares a nivel global: tiene el lugar 26 en el Índice de Competitividad Global, de un total de 135;en la prestigiada lista de Fortune Global de 2010 se contabilizaron 46 empresas chinas, donde 4 de las 10 mejores del mundo en capitalización de mercado, son chinas. Es, el Banco Industrial y Comercial de China, el banco más valioso del mundo.

China es el quinto exportador de armas en el mundo y hoy, lo asevera la Organización Mundial de Turismo, es el primer mercado emisor de turistas en el orbe: “el número de viajeros internacionales chinos ha pasado de 10 millones en 2000 a 83 millones en 2012. Los gastos en turismo internacional de estos viajeros, casi se han multiplicado por ocho desde el año 2000 e, impulsados por la revalorización de la divisa china, alcanzaron la cifra récord de 102 mil millones de dólares estadounidenses, en 2012; lo que representa un aumento del 40% frente a 2011, cuando ascendieron a 73 mil millones de dólares”. Por esto, no es casualidad que los gobiernos nacionales, estén entrenando y apoyando la capacitación de recursos humanos, también para ofrecer servicios en idioma mandarín.


Según el Banco Mundial, China posee el segundo PIB nominal más próspero del mundo, que asciende a 5 billones 815 mil 501 millones 800 mil US dlls, alza de más del 500% del año 2000 a 2010. Impresionante. Su porcentaje de crecimiento es de 9.1%, el noveno más alto del mundo.

No obstante China tiene sus claroscuros, muy densos. Es uno de los países más contaminantes del planeta; se ha rehusado a comprometerse en el Protocolo de Kioto y a firmar los acuerdos vinculantes para bajar sus emisiones de CO2. Ahí trae una disputa de fuercitas con Estados Unidos.

Su tasa de natalidad es de 1.6%, motivo de la muy cuestionada política del “hijo único” – y si es varón, mejor-. Su nivel en Índice de Desarrollo Humano es medio; está en el lugar 101, que significa que la bonanza económica, no es paritaria a la igualdad de oportunidades de su población. Hay carencias, hay pobreza y sobre todo, hay violaciones de derechos humanos y de libertades.


Muy a pesar de los “peros” chinos, lo cierto es que Peña está decidido a equilibrar la balanza comercial, pues México es el segundo socio comercial de China en América Latina. Pero el intercambio está en desventaja para México, ya que por cada producto mexicano que entra a China, acá comprados 9 productos chinos. El monto total de exportaciones chinas en 2012 fue de 57 mil mdd; en tanto las importaciones mexicanas a China sólo llegaron a 5 mil 721 mdd, según el Banco de México.

Con la prospectiva de que el Dragón rojo será la economía más poderosa del orbe en algunos años, Peña busca abrir oportunidades para garantizarnos un socio más fuerte que EUA.

Por lo pronto Peña anunció que se creará una oficina en la Secretaría de Economía, dedicada especialmente al trato de la relación comercial con China y, ya consiguió que el Presidente chino accediera a romper el déficit comercial y acelerar intercambios importantes: los chinos nos comprarán petróleo, 30 mil barriles diarios y nosotros, les compraremos infraestructura y tecnología para nuevos trenes. Bien.


Siguen pendientes las conversaciones sobre los productos pirata que abarrotan el comercio informal en México y trascender la relación bilateral, al terreno político. Los chinos saben de la estrecha alianza mexicana con su rival, EUA, pero también reconocen en México a un país con tradición diplomática y de respeto del derecho internacional, lo que le significa un oportunidad para granjearse apoyos en foros multilaterales, sobre todo en las eternas disputas territoriales que tiene con Japón y con Rusia.

El contexto a considerar. La visita de Peña se enmarca en un a escalda de tensión riesgosa en la región, frente a las amenazas nucleares de Corea del Norte contra la Sudcorea aliada de Washington y también, en un momento en que los chinos han decidido tomar medidas financieras, que auguran una guerra monetaria con Japón, al grado de que economistas renombrados chinos han recomendado al gobierno, devaluar el yuan, para defenderse de la flexibilización monetaria que impulsa Japón.

El Banco de Japón busca ampliar la base monetaria, duplicar la compra de deuda pública y activos financieros de mayor riesgo, con el propósito de alentar a inversores a endeudarse en yenes con bajo tipo de interés e incentivarlos a invertir en mercados con alto tipo de interés. Japón quiere romper el ciclo de deflación y reimpulsar el consumo de bienes, inversiones y hacer crecer los precios al 2% anual, fenómenos que le permitan retomar el crecimiento a ritmo, que no repunta desde el Tsunami.


Con el país del sol naciente, nos une una relación importante. Es nuestro cuarto socio comercial, después de Estados Unidos, China y Canadá. Es nuestra principal fuente de inversiones en Asia y el mercado más destacado para las exportaciones mexicanas en ese continente. Nosotros somos su destino líder en América Latina para sus exportaciones.

Con Japón se firmó en 2005, el Acuerdo de Asociación Económica, que es el segundo a nivel mundial y el primero que ellos signaron con un país fuera de Asia. Este acuerdo comercial ha permitido que empresas japonesas establecidas en México, compitan en igualdad de condiciones con el resto de las empresas que operan en México. Tienen acceso preferencial para exportar insumos como: equipo de cómputo, componentes automotrices, semiconductores, bienes de capital e insumos químicos, que a la vez son fundamentales para la manufactura mexicana de productos que se exportan a Canadá y a EUA.

La relación comercial es positiva. Ha crecido a buen nivel con un 11% acumulado, con una expectativa de una balanza comercial de 23 mil mdd. Nuestros productos lograron en 2011 un aumento del 14.2%, sobre todo, en el sector agroalimentario: les vendemos carne de res y de cerdo, aguacate, brócoli, espárragos, atún, mango, cerveza y tequila. Ellos nos venden autopartes, componentes electrónicos, acero especializado. Las exportaciones japonesas crecieron 9.8% en 2012, con respecto a dos años anteriores.


Las inversiones japonesas son importantísimas en México. Al 2012, habían movido dinero por 12 mil 065 mdd. Han roto el record en el sector automotriz con una inversión directa de 2 mil 233 mdd en el mismo año. Hay alrededor de 428 empresas japonesas en México asentadas en Aguascalientes, Nuevo León, Baja California, Chihuahua y el Distrito Federal.

Japón es la tercera economía más grande del orbe tras EUA y China. Es país líder en las industrias de seguros, bienes raíces, transporte, ventas al por menor, telecomunicaciones. Produce y exporta a todo el mundo los bienes más avanzados en tecnología, vehículos de motor, equipos electrónicos, máquinas herramientas, acero y metales no-ferrosos, barcos, productos químicos, textiles y alimentos procesados. La Bolsa de Valores de Tokio, es la segunda del planeta.

Japón tiene puros socios pesados. Exporta a Estados Unidos, el 22.8% de sus productos; a la Unión Europea, el 14.5%; a China, el 14.3% y a Corea del Sur, el 7.8%; a Taiwán, el 6.8% y Hong Kong, el 5.6%. Debido a su poca extensión territorial,- en el lugar 61 global, pero el décimo en población-, importa sobre todo materias primas, maquinaria y equipo, combustibles fósiles, productos alimenticios, productos químicos y textiles. Depende de las importaciones desde China, con el 20.5%; Estados Unidos, en un 12.0%; con la Unión Europea, el 10.3%; desde Arabia Saudita, el 6.4% y con los Emiratos Árabes Unidos, el 5.5%.


Contrario a su vecino el dragón rojo, Japón ha logrado balancear su nivel de desarrollo y crecimiento económico con su Índice de desarrollo humano, ya que ostenta el lugar 10; está en el top ten de los más altos.

En términos muy realistas, es a los japoneses a quienes les interesa más fortalecer el comercio con México. Los chinos nos ven con más reservas, digamos políticas, ya que nuestro país se ha sumado a las voces globales que recomiendan o presionan diplomáticamente, al régimen de Beijing, a modificar su política hacia el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, sobre todo, a la de expresión, crítica y manifestación. Ahí es donde los chinos derrapan en un autoritarismo cerrado, arcaico y desfasado, que los torna en socios muy especiales.

Sin embargo Peña, ha viajado miles de kilómetros para demostrar que en México hay seguridad, hay certidumbre, hay talento y habrá reformas estructurales que permitan más inversiones de los cautelosos asiáticos.


Está vendiendo una renovada imagen de México, fundada en los acuerdos plurales, en la estabilidad financiera, en el crecimiento y en la oportunidad que arrojarán las reformas energética y fiscal, que serán las llaves para expandir comercio, inversiones, asociaciones más cercanas.

En su discurso en la Conferencia Anual del Foro Boao 2013, en China, que congrega a los países de Asia y a algunos latinoamericanos, el Presidente empuñó la bandera del liderazgo regional, al dirigirse en plural, como la voz cantante del subcontinente americano. Habló de la certera prosperidad de una alianza birregional Asia-América Latina, en un mundo multipolar, donde el crecimiento también se logra en bloque.

No se descubre el hilo negro, pues en el fondo, retoma la demanda de superar la barrera de desarrollo entre el norte y el sur; hoy, la frontera entre emergentes y desarrollados; pero en el contexto actual, donde Europa y Estados Unidos lentamente aún no recuperan el brío tras la crisis financiera del 2008 y el desempleo que aún lastima, Peña lanza las cartas ante los asiáticos, para mirar a Latinoamérica, como una potencial zona, apta para las inversiones y las alianzas inteligentes.


En lenguaje llano, Peña está reciclando la virtud de la diversificación comercial y económica, para abatir la codependencia y ampliar horizontes. Juntos Asia y América Latina, machacó, han tenido un crecimiento promedio de 4.7% en 2012, frente al 3.7% promedio global. Un buen argumento para cautivar a los poderosos asiáticos.

De la inseguridad, la violencia y la lucha contra el crimen organizado, ni palabra. La Agenda del Presidente sobresaltó el ambiente del Pacto por México y de los cambios que vive México y generosamente incluyó a América Latina, en ese proceso de reformas, estabilidad económica y democratización política, condiciones indispensables para que chinos y japoneses, coreanos y demás potentados asiáticos, se interesen por estrechar negocios y ganancias mutuas.

Ya veremos los resultados de estas propuestas, de los acuerdos logrados y de la efectividad de su operación, en el mejoramiento de calidad de vida y en los índices de desarrollo y de crecimiento, nacionales.


Lo que se reconoce es lo acertado de la visión estratégica que el Presidente está imprimiendo a la política exterior de su gobierno. La congruencia prevalece. La confianza en México se está vendiendo bien. La aspiración de amarrar el liderazgo regional, está en marcha. El águila está volando alto.

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