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Columnas y artículos de opinión
Kairós
Estudiantes UV: la aristocracia de las buenas calificaciones
Francisco Montfort Guillén
15 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
Las oficinas son sencillas, decoradas con buen gusto, elegantes y funcionales. Carecen de símbolos notorios de poder. Reina el silencio propio del trabajo importante, sin prisas ni afanes desmedidos. El orden, la disciplina y la organización del trabajo retratan el sosiego de una función de máximo respeto que no enfrentará jamás lo inesperado, ni la violencia, ni la irracionalidad. Es la oficina del rector de la Universidad Libre de Bruselas, la más importante universidad pública de Bélgica, situada en elegante barrio de Bruselas, rodeada de esplendorosos bosques que alcanzan hasta el exclusivo hipódromo.
 
Nada rompe con la serenidad que se respira en estas oficinas. El Rector, que representa a la comunidad y a la autoridad del estado belga, no constituye un aspirante a rock-star. Actúa como director/gerente de la institución. Su trabajo se realiza normalmente a pesar de que algunos estudiantes, con el rostro expectante y la alegría de sus sonrisas, apenas contenida, se arremolinan en los pasillos que dan acceso a su oficina.
 
La antesala de la rectoría guarda un gran tesoro. En un cuadro de corcho están fijados, mediante chinches, los nombres de los alumnos que cursan sus últimos dos años, de cada carrera, que ya han sido contratados laboralmente y sólo aguardan la terminación de sus estudios para iniciar su vida productiva. Los contratantes son empresas nacionales e internacionales; instituciones públicas locales, provinciales, nacionales e internacionales así como diferentes organizaciones sociales. Aparece el nombre del estudiante, su promedio de calificaciones, la identificación del agente laboral que lo contrata y, por supuesto, el nombre de la carrera: economía, gestión de negocios, pero también física, química, biología, matemáticas o filosofía, arte, antropología. La calidad de la educación en la ULB ha conseguido que sus alumnos más aventajados, poseedores de las mejores notas sean contratados previamente a su titulación. En muchos casos, los oferentes de trabajo se hacen cargo de los gastos de ese periodo final de sus estudios.
 

En estas cuestiones debe radicar la oferta de la Universidad Veracruzana a sus estudiantes: la máxima calidad de sus estudios y la fama de su título profesional como marca de prestigio intelectual. Esto significa que desde la selección para su ingreso, durante su proceso de formación y su egreso de la carrera estudiada, los profesores deben hacerse cargo de los estudiantes supervisando su desarrollo académico/profesional.
 
Los estudiantes, por su parte, deben tener los medios institucionales para exigir la excelencia en la educación que reciben. El propósito es contar con estudiantes activos que aceptan y encaran sus obligaciones tales que la disciplina académica, la disciplina profesional, los rigores del trabajo de investigación y desenvolvimiento de habilidades y que a su vez ejercen sus derechos a recibir, de cada maestro y en cada materia, los conocimientos y destrezas novedosas, creativas, de vanguardia que los harán estudiantes egresados, titulados y profesionales, deseados y disputados por los empleadores, en cualquiera de los campos laborales para los cuales la Universidad Veracruzana oferta carreras profesionales y posgrados.
 
El caso de la ULB no es el único. Andrés Oppenheimer describe el caso del Instituto Indio de Tecnología de Nueva Delhi. Es una institución codiciada por los jóvenes de la India. <…La competencia entre los estudiantes para entrar es tan feroz que se ha creado toda una industria satélite de instituciones que ayudan a los aspirantes a pasar el examen de ingreso…> ¿Y por qué es tan codiciado su ingreso? <…prácticamente el 100 por ciento de los estudiantes que se gradúan del IIT consiguen empleo apenas se reciben, muchos de ellos en el exterior…Pero la enorme selectividad de estos institutos (de tecnología) hace que los empleadores de la India y otros países contraten sin pestañear a cualquiera de sus graduados. “En casi todos los casos, los estudiantes son reclutados por empresas privadas unos seis meses antes de su graduación” afirma su rector Surendra Prasad > (¡Basta de historias! México, Debate, Random House-Mondadori, 2013.).
 

Todos los casos de éxito educativo en el mundo se han construido sobre dos pilares: sólo los mejores maestros, sólo los mejores alumnos. Ningún estudiante con buenas calificaciones en su educación básica y media superior debe ser rechazado. La base estudiantil debe gozar de un entorno propicio para poder hacer frente al máximo de exigencias académicas y profesionales. Los estudiantes deben desear ingresar a la Universidad Veracruzana, no solo para realizar “unos estudios universitarios”, sino para ser miembro distinguido de la selecta comunidad estudiantil de la Universidad Veracruzana. Deben saber que enfrentarán el máximo rigor de exigencia, con horas de estudio similares a las de Japón, Corea del Sur, Alemania que rondan las 18-20 horas diarias, estudiar y leer aun en vacaciones, mediante cursos especiales o formación cultural extracurricular; y que a cambio recibirán los conocimientos más profundos, los básicos y superiores de cada carrera, pero siempre novedosos, de parte de sus maestros. Los estudiantes de la Universidad Veracruzana requieren el respaldo institucional para que formen parte de la aristocracia del mérito, sin importar su condición socioeconómica, su origen religioso, étnico o sociocultural: su carta de presentación, su orgullo mayor, su personalidad profesional debe estar cimentada en la calidad de su formación y en sus notas o calificaciones sobresalientes: únicamente la aristocracia del mérito, el rendimiento escolar sobresaliente, debe respaldar un título académico de la Universidad Veracruzana. Quién desee pertenecer a esta élite intelectual y profesional debe asumir obligaciones y derechos.
 
La máxima exigencia al rendimiento escolar de los estudiantes debe corresponder a la máxima exigencia de rendimiento de los maestros de nuestra institución. Lograr estos propósitos exigirá de nuestra parte una reorganización de las estructuras de gobierno, de la organización académica y en general de los procesos laborales de los trabajadores de la UV. Si, como hasta ahora, la institución es débil en su tarea de ofrecer las condiciones de trabajo sobresalientes y mantener una supervisión especial, grupal y también personalizada de sus estudiantes y profesores, mediante un proceso de evaluación individual y colectiva permanente, de formación continua y premiación de los esfuerzos cualitativos y cuantitativos de todas las personas que integran la institución, entonces resulta imposible aspirar a que sean los empleadores locales, nacionales e internacionales los que den el mejor e insuperable veredicto final sobre la calidad del esfuerzo colectivo institucional, lo mismo en ciencia, en tecnología, en ciencias humanas, filosofía o artes.
 
En mi visión personal sobre el futuro inmediato de la Universidad Veracruzana está la obligación de construir una nueva etapa, superior, del espíritu de grupo, del sentido de pertenencia, del orgullo institucional, de la imagen social del trabajo universitario como resultado del redoblamiento de los esfuerzos y logros hasta ahora realizados por la comunidad universitaria.