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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
No hay escuela de gobernadores
Arturo Reyes Isidoro
27 de mayo de 2013
alcalorpolitico.com
¿Por qué –le pregunté al subsecretario de Gobierno, Enrique Ampudia Mello–, en el acto (el pasado 21 de mayo) de la firma del protocolo para garantizar la limpieza de las elecciones del 7 de julio lucías una sonrisa de oreja a oreja y así apareces en todas las fotos? Su respuesta a botepronto, acompañado de otra sonrisa: “Por la salud democrática de Veracruz”.
 
Para quienes no los quieren en el círculo cercano del Palacio de Gobierno, debió haberles caído como patada al hígado y debajo de la entrepierna que Gerardo Buganza Salmerón y Ampudia fueron los únicos del gabinete estatal que acompañaron en el presídium al gobernador Javier Duarte de Ochoa en el patio central del Palacio de Gobierno.
 
Lejano quedó aquel 6 de febrero cuando no fueron invitados a la reunión que tuvo lugar en la Casa Veracruz y que marcó el retorno político del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, reunión de la que ni fueron informados ni sabían nada hasta que el Subsecretario se enteró por una foto que ya circulaba en los medios.
 

Lo que es la política y el tiempo. Contra todo lo que se pudiera pensar, hoy son eficacísimos operadores políticos del cordobés y están dando los resultados que otros no pudieron. Han hecho trabajo político fino, de zurcido invisible, gracias a lo cual JDO, por ejemplo, pudo reunir en Palacio de Gobierno a todos los dirigentes políticos sin mayor problema… y asestarle el revés a Miguel Ángel Yunes Linares para que no llegue al Congreso.
 
Si el joven Ejecutivo del estado dudaba de su lealtad y de su eficacia, pero además de su habilidad política y de su mundo de relaciones –de ambos– en el altiplano, donde se juega en las Ligas Mayores de la política, la resolución de la Comisión Nacional de Elecciones del PAN, emitida la noche del miércoles 22 de mayo, ya no le debe haber dejado ningún reparo. Ya se esperaba. Sólo se confirmó.
 
Buganza y Ampudia se entienden a la perfección, actúan con la mayor discreción y cualquier medalla, aquí y en el altiplano, para nada se la cuelgan, todo el mérito se lo dejan a su jefe, Duarte de Ochoa, como mandan las formas, las reglas clásicas de la política. En el porvenir, seguramente serán puntales del joven gobernador
 
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En el porvenir, esto es, después de las elecciones del 7 de julio, porque si las circunstancias –ya se sabe que la política está hecha de circunstancias– no se atraviesan, el gobernador Javier Duarte de Ochoa continuará en su cargo (nuevamente, si las circunstancias no dicen otra cosa, como, por ejemplo, el resultado de las elecciones o la auditoría que practican a Finanzas), contrario a las versiones que se propalan de que se integrará al gabinete presidencial.
 
Duarte aprovecharía los tres años que le quedan para iniciar una nueva etapa política, con un renovado brío, bajo la directriz que está marcando el presidente Enrique Peña Nieto, una nueva etapa política que comenzaría prácticamente de cero, con un equipo de gobierno casi totalmente renovado (Ángel Aguirre Rivero, de Guerrero, cambió de tajo su gabinete el pasado 17 de mayo, hizo 17 cambios, a días de que cumplió su segundo año al frente del Gobierno), y con una amplia convocatoria, muy plural, con todos los actores públicos del estado (políticos, empresariales, ciudadanos, periodísticos, religiosos…).
 
El año pasado, estando en un programa noticioso de radio en vivo, que entonces dirigía el colega Edgar Hernández, invitados como comentaristas, Manuel Ramos Gurrión, un viejo político veracruzano, de la vieja escuela del PRI, del que fue presidente en el estado, recordó una sabia sentencia que se repetía mucho el siglo pasado entre políticos y periodistas: que no hay escuela de gobernadores.
 

Así es. En efecto, es posible que luego de tres años, habiendo vivido todo lo que ha vivido y pasado todo lo que le ha pasado, Javier Duarte de Ochoa haya aprendido mucho ya y esté listo para iniciar una nueva etapa de su vida como gobernante, con un nuevo guión. Él, seguramente como todos quienes hemos pasado por las aulas, no quiere reprobar y sí demostrar que es el mejor o que está entre los mejores pupilos. Le quedan tres años para demostrarlo.
 
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No hace mucho, de paso, me presentaron al director general de Transporte Público del Estado, Oscar Guzmán de Paz, pero no me imaginé que fueran tan, tan cuidadoso de las formas con su jefe, el Secretario de Gobierno, pero, además, tan discreto, ah, y hasta bueno para el cálculo y las matemáticas. Toda una monería, pues.
 
Por qué digo esto último. Porque el viernes 24 de mayo, informó que dejarán de circular alrededor de 300 autobuses diarios en Xalapa a más tardar el 20 de junio, como parte del programa Hoy No Circula, obviamente, con el propósito de mejorar el tráfico vehicular.
 

No reparó en detalles: "Es algo impactante porque cada autobús es considerado como cuatro taxis, de ahí estaríamos hablando de que cuatro taxis por 250 serían mil taxis que se pararían, pero cada autobús mínimo da cuatro vueltas al día, entonces serían 4 mil taxis al día que se pararían, es importante, es notorio" (este hombre ya casi resolvió el problema vial de la capital de Veracruz).
 
De paso, a través de los chicos de la prensa agradeció a las organizaciones de transportistas involucrados por haberse sumando a la medida que busca reducir los congestionamientos viales de la ciudad.
 
Ya después de que no desechó la posibilidad de que el programa Hoy No Circula pueda aplicarse en general para todos los xalapeños, vino el gran detalle: aclaró que en los próximos días el Secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, será el encargado de dar a conocer el programa pero, dijo, que casi es un hecho. "Yo no quiero anticiparme, pero sí les puedo decir que las cosas están a un 99.99 por ciento".
 

¡Pa su má’! Luego de dar santo y seña, de decir hasta de qué se van a morir los transportistas, del color y del tono musical del bombo y platillos con que se hará el anuncio, el tipo aclara, cuida mucho las formas al decir que no quiere anticipar nada y le deja a su jefazo Buganza sólo una micro cantidad, el 00.01% de información ¡para que se luzca! ¡Qué hombre tan sin embargo!
 
Señor funcionarios, señores políticos, candidatos que próximamente van a ser “servidores públicos”, he ahí un hermoso y ejemplar caso de cómo no ser avilón (de avilantez = audacia, insolencia, según el Diccionario de la Real Academia Española), de cómo no adelantar nada y dejarle toda la cancha a su jefe para que sea quien se lleve los aplausos, como mandan los cánones de la política. Para que aprendan.