icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Ajedrez Internacional
Rearme en América Latina
Raúl Sánchez
24 de enero de 2014
alcalorpolitico.com
La supervivencia indudablemente es el objetivo principal de todos los Estados, y en las peores situaciones, la fuerza es el último recurso necesario para garantizar la supervivencia –aunque muchos actores estales han optado por usarlo como el primer recurso-. Por lo tanto, la fuerza militar es uno de los componentes centrales del poder nacional; y la fuerza militar suele ser medida regularmente en términos de la supremacía del armamento y el tamaño del mismo los cuales buscan la eficiencia en sus fuerzas armadas.
 
A pesar de los esfuerzos recientes realizados por los órganos internacionales para preservar la paz mediante la vía diplomática y la persuasión a sus miembros de no producir y adquirir armas en exceso, los países desarrollan una carrera armamentista con el fin de mostrar dicha hegemonía ante el resto de los Estados quienes conforman la comunidad internacional.
 
El desarrollo y la proliferación de armas tuvieron su inmenso auge después de la Segunda Guerra Mundial, en el contexto de la Guerra Fría librada por los capitalistas –liderada por Estados Unidos- y el bloque socialista –guiados por la URSS-. Estas naciones promovieron una carrera armamentista y tecnológica que fungió como factor de disuasión hacia el otro bando. Las consecuencias de esta pugna armamentista se mostraron alrededor del mundo, incluyendo a América Latina.
 

Muchos gobiernos –en su mayoría dictadores- en el continente americano mostraron un incremento en la adquisición de armas y de efectivos militares, como respuesta al riesgo permanente del surgimiento de gobiernos comunistas, guerras civiles y movimientos guerrilleros, es indubitable que estos elementos colaboraron a la generación de crisis políticas al interior y desconfianza al exterior dada la posibilidad latente del surgimiento de un conflicto armado.
 
Los comienzos en América Latina
 
La apertura económica en Latinoamérica, a partir de la celebración de tratados de libre comercio y del incremento en la exportación de materias primas, han ido generando una serie de cambios positivos al interior de los países pues estos se vieron beneficiados con la entrada de una gran cantidad de productos así como por la competencia económica, pero, por otro lado, los países de la región también adquirieron nuevas tecnologías y armamento lo cual coadyuvó a fortalecer sus cuerpos militares; un ejemplo de ello es Venezuela, país que con su gran riqueza petrolera ha destinado el 1.05% de su PIB para la compra de armamento y mantenimiento del ejército[1].
 

Según el informe de 2009 difundido por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Brasil encabezó la lista de países de América Latina que más presupuesto destinan al gasto de tipo militar, con 27 mil 124 millones de dólares. Tras Brasil, que aumentó su gasto en 16%, siguen Colombia, con 10 mil 055 millones y un incremento del 11% respecto del 2008; y Chile, con cinco mil 683 millones. México destinó cinco mil 490 millones de dólares en 2009 en adquisición de equipo e indumentaria armamentista, lo cual lo posiciona como el cuarto país de Latinoamérica con mayor gasto bélico. Venezuela ocupa el quinto lugar con tres mil 254 millones. Argentina aparece en la sexta posición con dos mil 608 millones, 6.5% menos, por delante de Ecuador, con mil 821 millones y un aumento del 18%; Perú, con mil 502, 8.3% más; y Uruguay, con 496 millones y el mayor aumento relativo de toda la región en el último año con un 24 por ciento.
 
El incremento en gastos de tipo militar tiene resultados económicos en la medida que las naciones amplían sus importaciones en este tipo de comercio y reducen sus gastos en otros sectores –educación, salud, vivienda, entre otros rubros-. El país de América Latina que más dinero destina al gasto militar con respecto a su Producto Interior Bruto (PIB) es Colombia, con el 3.7%, dos décimas más que Chile, que ocupa el segundo puesto por delante de Ecuador, con el 2.8; Brasil, con el 1.5; Venezuela, con el 1.4 y Uruguay, con el 1.3. Estados Unidos, que dedicó el 4.3% de su PIB a gasto militar, y Canadá suman 680 mil millones del total de 738 mil millones del continente americano. América Central, incluyendo a México, y el Caribe gastaron cinco mil 600 millones de dólares en el 2009, 9.7% más, mientras que Sudamérica en su conjunto destinó 51 mil 800 millones, 7.6 por ciento más.[2] Los datos pueden variar de una fuente a otra, por ejemplo, la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Estados Unidos reporta que el gasto militar correspondió sólo al 0,75% del PIB en 2011, justificando que el resto se gasta en una “enorme cantidad de este presupuesto a programas sociales para garantizar el acceso a bienes esenciales como la salud, vivienda y educación.[3]
 
Otras estadísticas, también manejadas por Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo marca que el gasto militar, igualmente haciendo referencia al PIB, es de mayor a menor: Colombia: 4%, Chile: 3,4%, Ecuador: 2,9%, Bolivia: 1,7%, Brasil: 1,5%, Uruguay: 1,3%, Venezuela: 1,3%, Perú: 1,2%, Argentina: 0,8%, Paraguay: 0,8%. Es menester destacar que estos porcentajes son con respecto al PIB así, seguramente quien más gasta es Brasil de acuerdo al acelerado crecimiento económico que ha tenido los último años.
 

Convenios
 
Las alianzas armamentistas y militares con países fuera de la región son otro factor de tensión regional que obstaculiza la cooperación en defensa y seguridad entre los Estados del hemisferio. Por un lado, Colombia finalizó un tratado con Estados Unidos que otorga a las tropas estadounidenses el derecho de usar siete bases militares colombianas por un periodo de 10 años[4].
 
Chile ha optado por diversificar la provisión de su equipo militar con compras a Estados Unidos, Holanda, Alemania, Francia, España y el Reino Unido, y ha evitado mezclar las importaciones de armamento con las alianzas bilaterales en el ámbito político.
 

Un contrato que celebró Brasil con Francia se estipula la construcción de una base marina especializada en submarinos. Además, existe un proyecto que se inició hace 30 años para desarrollar un submarino nuclear en el centro de investigación de las fuerzas navales brasileñas[5]. Dichos planes están encaminados a garantizar la seguridad de las aguas costeras como un medio de disuasión al gobierno estadunidense por la reactivación de su cuarta flota en aguas latinoamericanas después de que Brasil descubrió el segundo yacimiento de petróleo en el Atlántico sur.
 
Consecuencias: desconfianza y conflictos en la región
 
La frontera sur de Colombia fue escena de una gran tensión entre esa nación y Ecuador, cuando los cuerpos militares de Colombia atravesaron la zona limítrofe, mientras persiguieron y atacaron una base militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La reacción del gobierno ecuatoriano se dio de manera inmediata al establecer un rompimiento de relaciones diplomáticas y ordenar el envío de 3,200 soldados a la frontera para “salvaguardar el territorio nacional”[6]. En gran medida, la tensión fue alimentada por el carácter ideológico al reconocer que el gobierno del presidente Álvaro Uribe incrementó su arsenal durante las décadas previas y estaba respaldado por Estados Unidos.
 

En otro punto del mapa, las tensiones entre Bolivia y Chile son permanentes. Recordemos que en la Guerra de Pacífico de 1879, Chile tomó de Bolivia su única salida al mar. La región occidental de Sudamérica se ha determinado por ser una zona de constante inquietud que se alimentó recientemente por la adquisición de armas rusas y chinas por parte de Evo Morales, así como por la demanda que este gobierno impuso ante la Corte Internacional de Justicia para recuperar el territorio perdido en la guerra previamente mencionada.
 
El 21 de octubre de 2010, Centroamérica se vio maniatada en un caso de hostilidad cuando Costa Rica presentó una queja por las incursiones militares realizadas por el Estado nicaragüense en territorio costarricense por el dragado del río San Juan. El caso se llevó a la Corte Internacional de Justicia, la cual dio la orden de dictar medidas cautelares contra el envío de fuerzas militares en la zona.
 
Conclusiones
 

Es menester reconocer las necesidades que tienen los pueblos latinoamericanos que no necesariamente se centran en temas de seguridad internacional sino más bien obedecen a necesidades básicas de tal como el desarrollo de redes que provean agua, el mejoramiento de la salud, las oportunidades en educación, el cuidado del medio ambiente así como otros rubros.
 
Naturalmente se entiende que el Estado es por naturaleza la suprema organización de la sociedad, recae principalmente en los Estados una solución a los conflictos entre sus semejantes. Asimismo es digno de reconocerse que los Estados tienen que observar la realidad internacional, siempre cambiante, y por lo tanto, a veces es necesario reorganizar las ideas y la metodología, y en este caso el paradigma. La fuerza no tiene que ser ya la única vía para resolver los problemas. En palabras de Celestino del Arenal, “ya no es una simple exigencia de la razón o un deseo humanitario o moral, sino una exigencia que además impone la propia realidad de nuestros días”[7].
 
De esta manera es observable que las tensiones pueden disminuir, sólo es cuestión de voluntad política de conciliar intereses tanto nacionales como regionales. Se debe recordar que actualmente los Estados no se encuentran aislados y que estos se necesitan los unos a los otros. Por ello es necesaria la cooperación, no la confrontación.
 

 
 
 
[1] Central Intelligenge Agency, Venezuela, The World Factbook, observado el 21 de enero de 2014, disponible en: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ve.html
[2] Agencia EFE, Ocupa México el cuarto lugar de gasto militar en América Latina, Informador, publicado el 1 de junio de 2010. Observado el 20 de enero de 2014 Disponible en: http://www.informador.com.mx/mexico/2010/206213/6/ocupa-mexico-el-cuarto-lugar-de-gasto-militar-en-america-latina.htm
[3] Embajada de Venezuela en Estados Unidos. http://venezuela-us.org/es/wp-content/uploads/2009/05/02-04-2013-FS-Military-Spending-ESP.pdf
[4] Semana, Estados Unidos utilizará en total siete bases militares  en Colombia,  publicado en agosto del 2009,  observado el 22 de enero de 2014. Disponible en: http://www.semana.com/nacion/seguridad/articulo/estados-unidos-utilizara-total-siete-bases-militares-colombia/105908-3
[5] Infobae América, Brasil ya comenzó a construir submarinos nucleares, publicado en marzo de 2013, observado el 23 de enero de 2014, http://www.semana.com/nacion/seguridad/articulo/estados-unidos-utilizara-total-siete-bases-militares-colombia/105908-3
[6] Lozano, P., Bogotá destapa los apoyos a las FARC,  Diario El País, Bogotá, publicado el 4 de marzo de 2008, observado el 23 de enero de 2014, disponible en:http://www.elpais.com/articulo/internacional/Bogota/destapa/apoyos/FARC/elpepuint/20080304elpepiint_2/Tes
[7]Del Arenal, Celestino, Introducción a la Relaciones Internacionales, España, Ed. Tecnos, 2010, 4ta. ed., 32 pp.