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Columnas y artículos de opinión
Suenan tambores de guerra
Helí Herrera Hernández
24 de marzo de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
 
Crimea se ha convertido hoy día en lo que Cuba significó en la década de los sesentas para las grandes potencias económicas: La Unión Soviética y Los Estados Unidos.
 
La guerra fría que estas dos naciones líderes de modelos económicos antagónicos libraron el siglo pasado, parece cobrar vida con lo que se vive actualmente entre la Rusia y los llamados países de occidente, que rompen con la luna de miel que se gestó desde la caída del socialismo en la Europa oriental, misma que dejó que el imperialismo norteamericano y sus aliados avasallaran a naciones como Irak, Afganistán o Libia, situándose prácticamente en el patio de Rusia, sin que ésta protestara mínimamente.

 
Crimea lo ha cambiado todo, ha roto con el amorío que venían sosteniendo los otrora enemigos y todo porque la actitud de los líderes de Alemania, Inglaterra, Francia y Estados Unidos de anexarse económicamente a Ucrania bajo cualquier método, inclusive el de las revueltas sociales auspiciadas por ellos para derrocar al presidente Viktor Yanukóvich y de esa forma esa nación integrarse a la Unión Europea, hizo reaccionar a Vladimir Putin el presidente ruso por el peligro que corría la flota rusa del mar negro, ubicada en la ciudad de Sebastópol, cuya pérdida hubiera significado la merma de un 40% del poderío militar de la patria de Lenin y Stalin.
 
De haberse concretado tal acción, los países occidentales liderados por Ángela Merkel y Obama estarían instalados en la puerta de entrada del territorio Ruso, donde aprovecharían el ucraniano para instalar bases militares que, definitivamente, se convertirían en una real amenaza a los intereses económicos, políticos y sociales de aquella nación de los zares.
 
Vladimir Putin pronunció la semana pasada un discurso en la Asamblea Federal sobre tal situación, el cual ha sido calificado por los historiadores como uno de los más fundamentales de la era postsoviética, donde pronunció: "La política de contención de Rusia continúa. Constantemente están tratando de arrinconarnos por el hecho de que tenemos nuestra propia posición y no somos hipócritas. Pero todo tiene sus límites, nuestros socios occidentales cruzaron la línea roja en el caso de Ucrania".

 
En un mensaje claro, como aquel de hace unos seis meses cuando les advirtió que cualquier invasión y agresión a Siria sería tomado como una agresión a Rusia, debido a la posición estratégica de esa pequeña nación árabe, ahora les dijo: "Actúan como les gusta, aquí y allá, usan la fuerza contra Estados soberanos, crean coaliciones con base en el principio de >si no estás con nosotros, estás contra nosotros<. Para que esta agresión parezca legítima, obligan a las organizaciones internacionales producir los acuerdos necesarios, y si por alguna razón esto no funciona, simplemente ignoran el Consejo de Seguridad de la Organización de la Naciones Unidas, y a la ONU en general".
 
Pero el presidente Ruso fue más allá cuando afirmó: "Algunos políticos occidentales ya nos están amenazando no solo con sanciones, sino también con la perspectiva del aumento de los problemas graves en el interior. Me gustaría saber qué es lo que tienen en mente exactamente: ¿La acción de una quinta columna –este grupo dispar de traidores nacionales-, o están esperando ponernos en una situación social y económica cada vez peor con el fin de provocar el descontento público? Consideramos estas declaraciones como irresponsables y claramente agresivas en su tono, y responderemos a ellas en consecuencia".
 
Y para todos aquellos que la semana pasada nos sorprendimos con este discurso de Putin, hoy publicaciones estadounidenses “National Journal y The Hill” publican: Rusia comenzó a enviar buques de guerra y bombarderos de largo alcance a América Latina, para hacerse de aliados e instalar bases en la región, acciones militares que no ocurrían desde los años sesenta, cuando el mundo vivió la llamada guerra fría.

 
El envío de estas naves rusas fue revelado por funcionarios estadounidenses, preocupados por las intenciones del gobierno de Vladimir Putin por establecer bases en Cuba, en Nicaragua, y Venezuela, así como la posibilidad de ataques con proyectiles desde el golfo de México.
 
En una audiencia realizada el pasado 13 de marzo en una comisión del Senado, el general John Kelly, jefe del comando sur de los Estados Unidos, alertó de las actividades rusas y de los problemas presupuestales que enfrentan las fuerzas armadas estadounidenses para contrarrestar la actividad de Rusia, China e Irán en América Latina.
 
Estos proyectiles-misiles crucero rusos que se instalarían en estos países latinoamericanos son más difíciles de detectar mediante radares en comparación con un avión, y en muchas ocasiones es imposible derribarlos, según expertos militares norteamericanos citados por The National Journal.

 
Marzo de este año se ha convertido en la remembranza de hechos históricos que tuvieron al filo de una guerra nuclear al mundo entero. Del 15 al 28 de octubre de 1962 el mundo fue arrastrado al clímax de una crisis que estuvo a punto de desencadenar la tercera guerra mundial que habría sepultado a la humanidad: la crisis de los misiles en Cuba.
 
Los actores hoy no serían los mismos aunque si sus nacionalidades. A Kennedy lo sustituiría Obama; a Nikita Khrushev Vladimir Putin, y a Fidel Castro su hermano Raúl.
 
Si en aquellos años todos los científicos del mundo afirmaron sin temor a equivocarse que de haberse desatado la guerra hubiera desaparecido prácticamente la humanidad, hoy, con armas más potentes y veloces probablemente desapareceríamos hasta el planeta.