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Columnas y artículos de opinión
Nos invadieron y se quedaron los gringos
Uriel Flores Aguayo
4 de abril de 2014
alcalorpolitico.com
Este mes, el día 21, se cumplen cien años de la invasión norteamericana (la segunda) a México y a Veracruz. Catalogada como una gesta heroica la defensa del puerto está siendo conmemorada de manera amplia y fuerte como se debe. Actos, libros, monedas, conciertos y demás actividades se están realizando con mucho profesionalismo y respeto a la memoria de aquellos ejemplares connacionales y paisanos que dieron su vida en cumplimiento de un deber. Sin ninguna vacilación nos debemos unir al programa conmemorativo, aprovechando para informarnos más y mejor de nuestro pasado; saber para reflexionar sobre ese momento de nuestra historia y, sobre todo, reconocer el valor de los defensores del puerto. De esas actitudes heroicas también está constituida nuestra personalidad. Es un orgullo como veracruzano revivir los momentos dignos y de alto honor de nuestros paisanos. Al lado de la solemnidad indispensable del programa conmemorativo busquemos en sus rasgos humanos la grandeza y ejemplo de un Azueta y un Uribe, pero igualmente hagamos el comparativo con la actualidad para llegar a las conclusiones del caso.  
 
El presidente gringo Woodrow Wilson, distanciado del usurpador Victoriano Huerta, ordenó la ocupación de la aduana del puerto de Veracruz para interceptar al buque Alemán "Ipiranga“, el mismo que había llevado al dictador Porfirio Díaz a Europa, en un intento de evitar el descargo de armas que traía para el Gobierno Federal. La invasión fue más extensa y sangrienta por la digna defensa del puerto de parte de unos 90 cadetes de la escuela naval, 100 soldados del 19 batallón, reos de San Juan de Ulúa, españoles residentes en el puerto, voluntarios civiles y policías municipales .Las diferencias en armamento , capacidad de fuego y preparación eran abismales entre la marina invasora y las fuerzas de la defensa , como se reflejó en los números de muertos y capturados por ambos contendientes : 152 muertos y 195 capturados del lado mexicano , en tanto los muertos gringos ascendieron a 22 y 70 los capturados; obviamente son datos aproximados.  
 
El general Gustavo Mass, comandante de la plaza, dio la orden de retirada a sus tropas, dejando sólo un pequeño destacamento; es decir, abandonó las instalaciones y a los habitantes del puerto que estaba obligado a defender. Sin embargo, el comodoro Manuel Azueta, encabezó a los cadetes de la heroica escuela naval para hacer frente a los invasores; el sufrió una de las mayores pérdidas al morir su hijo el teniente José Azueta, uno de los más visibles héroes actuales en el puerto de Veracruz. La información disponible nos presentaba un jovencísimo y valiente marino que a costa de su propia vida, con enorme arrojo, decidió tomar las armas contra la fuerza de ocupación. Murió el 10 de mayo inmediato , apenas a 19 días de la invasión , dejándonos una lección más de honor : comenta el Doctor Rafael Cuervo Xicoy , quien lo atendió , que Azueta rechazó la presencia del médico personal del contraalmirante Fletcher, jefe de la expedición , quien lo había enviado al enterarse de su gravedad.
 

Hay que decir que esta invasión no fue precedida de declaración alguna, que fue un acto unilateral de corte imperial y que unificó a los mexicanos en su contra .Es tan relativamente reciente que se cuenta con abundante material fotográfico y testimonios muy claros. No es difícil identificar lugares, acciones y personajes de esos momentos de una batalla que duró en su mayor intensidad unas doce horas pero que requirió hasta tres días para consolidarse. Finalmente los invasores se retiraron el 23 de noviembre del mismo año, ante los cambios políticos internos y las presiones externas.
 
 Los veracruzanos tenemos una historia muy rica, nutrimos la del país con hechos más que relevantes, tanto por ser puerta de entrada al territorio nacional como por haber sido hospitalarios con próceres nacionales y aportar nuestro valor y dignidad en las mejores causas de México. Pero la defensa del puerto merece un espacio aparte, exclusivo, es uno de nuestros orgullos, lo debemos reivindicar y difundir; debe ser un botón que le mostremos a todos, empezando por las nuevas generaciones propias. Que se vea ese significado de la patria y sus patriotas de carne y hueso, que se admire y siga el ejemplo de quienes están dispuestos a dar su vida por cumplir con su deber; que se rescaten los valores del honor y la solidaridad profunda como nos lo demostraron nuestros paisanos. No exagero si digo que en las fuerzas armadas actuales, incluyendo a ciertos niveles de policías, sobre todo de la marina- armada de México, tenemos a seres humanos, mexicanos, con un perfil similar al de aquellos héroes; en este caso enfrentando a las mafias del narcotráfico que ha fomentado nuestro sistema político. De mi parte, emocionado con estas conmemoraciones.  
 
Recadito: el primero de mayo vamos a las calles con el MOPI.
 

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