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Columnas y artículos de opinión
¿Izquierda democrática o burocrática?
Uriel Flores Aguayo
25 de abril de 2014
alcalorpolitico.com
A pesar del tiempo sigue la tendencia de auto denominarse o calificar a los demás dentro de la izquierda mexicana; supongo que tiene que ver con los cambios sociales y políticos, que son continuos, un poco por pose pero más por cierta pérdida de rumbo e identidad. Leo que la corriente llamada nueva izquierda (los chuchos) y sus aliados promueven un encuentro internacional sobre la izquierda democrática, a partir, según su máximo exponente, Jesús Ortega, de su práctica democrática y su diferencia con los "absolutistas" y “quienes optan por la vía revolucionaria ". No está nada mal que realicen un ejercicio de reflexión, siempre será positivo el debate y la autocrítica, sobre sus posturas legislativas y ejercicio de poder partidario. Lo que puede empañar esa actividad es que no la practiquen en el interior del PRD ni en los espacios parlamentarios que controlan. No son los únicos dentro del PRD que están tomando medidas para el análisis y la reflexión. Tal vez la crítica que se puede hacer a este tipo de foros y encuentros es que, casi siempre, se quedan en los archivos y las buenas intenciones, sin traducirse en modificaciones de conductas dentro de la política real.
 
La izquierda electoral mexicana acusa una fuerte crisis de tradicionalismo político, de representación y de identidad; se ha burocratizado y aburguesado sobre la base de los jugosos recursos públicos, las prerrogativas y las dietas legislativas. En general ha abandonado su compromiso social, poniéndose al servicio de las elites; ya sin aspiración de poder; se conforma con los espacios marginales que le cedan desde los círculos dominantes. La izquierda tradicional, sin discurso fresco y convocatoria atractiva, está en un riesgo real de volverse marginal y depender de los favores del poder político y económico.
 
Descarto el comparativo entre izquierda democrática e izquierda revolucionaria, eso es ficción; partir de esa base es una trampa y un acto de auto complacencia; se construye un referente de caricatura, deforme, para colocarse en una posición cómoda y lucidora; no hay revolucionarios, esos que estén al margen de la legalidad y del sistema, por lo menos no en movimientos amplios y de peso. La verdad es que los auto denominados demócratas de izquierda no lo acreditan en los hechos, quedándose en el discurso vacío e intrascendente. No es demócrata el patrimonialista , ni el fraudulento interno , ni el que vive sólo del aparato burocrático , ni el que se apoya en fuerzas externas , ni el que alquila las siglas como franquicia , ni el que pacta sin consultar, ni el que se salta las instancias , ni el que renuncia al poder propio, ni el clientelar , ni el que está más preocupado por diferenciarse de sus pares que de los adversarios , en fin , habría que preguntarles en que son demócratas y donde lo practican , porque en el papel suena bonito pero ya en la realidad es muy distinto.
 

De lo que he vivido en Veracruz, en el consejo nacional del PRD y en la cámara de diputados no encuentro muchas muestras de comportamiento democrático en los convocantes y sus aliados del encuentro de la izquierda democrática: no consultaron para firmar el pacto por México, no consultaron su apoyo a las reformas de Peña Nieto y se vendieron en Veracruz, para destruir la coalición opositora. Esa es la realidad, lo otro es discurso y pose. Me baso en hechos, no en interpretaciones. Tengo razones suficientes para dudar de la congruencia de los promotores de ese debate. Tengo la impresión que buscan adornar discursivamente, legitimar teóricamente, las posturas anti populares y anti democráticas que han apoyado en forma a crítica y desleal. Habría que esperar un debate serio entre todas las izquierdas mexicanas, que le aclare el panorama y la perfile con un rumbo útil socialmente.
 
Recadito: vamos el primero de mayo a las calles de Xalapa, a celebrar los 25 años del MOPI.
 
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