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Columnas y artículos de opinión
Huelgas en Los Estados Unidos
Helí Herrera Hernández
19 de mayo de 2014
alcalorpolitico.com
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Twister: HELIHERRERA.ES
 
Un movimiento telúrico está sacudiendo al país campeón de la libre empresa, del mercado libre: Los Estados Unidos de Norteamérica.
 
Desde la semana pasada, los trabajadores de las empresas insignias del transnacionalismo de ese país: Burger King y McDonalds, dedicadas a la elaboración de comida rápida llena de grasas y carbohidratos, enfrenta una serie de reclamos por sus trabajadores a todo lo largo y ancho del territorio estadounidense por mejoras salariales, reducción de su jornada laboral por no pagarles las horas extras como lo precisa la Constitución de aquella nación, y por sus derechos a la seguridad social.

 
La inconformidad de todos ellos se venia planteando desde por lo menos tres años atrás, pero sus reclamos fueron acallados por los despidos que los dueños empezaron hacer de los líderes que encabezaban el movimiento que, al ser aislado, no tuvo el respaldo del resto de sus compañeros y se ahogó por su minoría, como por la desatención de las autoridades laborales norteamericanas.
 
La fuerza laboral de esas dos empresas está integrada en su inmensa mayoría por jóvenes que estudian, y que precisamente por esa característica eran presa de los bajos salarios que los dueños les pagaban. Pero después de la crisis de 2009, éstos requerían de mayor dinero para ayudar a su familia tanto en el gasto familiar y educacional, como para pagar la hipoteca de la casa donde vivían con sus padres y, así evitar que la perdieran.
 
Fue así como en 2011 empezaron las peticiones por la vía institucional (empleado-patrón), para que les aumentaran el pago de la hora trabajada de 7.15 dólares a 14 dólares como techo a su negociación, misma que podría bajarse hasta doce dólares, pero que los inversionistas se negaron siquiera a discutir, provocando despidos en aquellos restaurantes donde los liderazgos empezaban a formarse.

 
2012 y 2013 fueron años en que todos estos jóvenes a través de las redes sociales empezaron a intercambiar estrategias respecto a la lucha que darían, y que tomando en cuenta la represión que habían sufrido sus anteriores compañeros, uno de los primeros acuerdos fue no llegar a un paro o huelga sino hasta que las condiciones para lograrlo fueran a nivel nacional.
 
A su demanda de aumento a la hora trabajada empezó a sumarse la de exigir también derechos como el seguro de salud, bonos anuales por productividad y días de vacaciones que juntas, todas, son hoy el pliego petitorio que se está discutiendo entre los empresarios y accionistas de Burger King y McDonalds, los trabajadores y las autoridades laborales norteamericanas, a raíz de que empezaron a decretarse paros escalonados de actividades en diversas regiones desde Seattle hasta Bronswille, y del Estado de Massachusetts hasta el de California, en una acción sincronizada que ha dejado perplejos no solo a los dueños y al gobierno, sino al mundo mismo que siempre ha visto a esa nación como la campeona en derechos laborales, donde escasas, escasísimas veces se ve una huelga.
 
El 10 de mayo fuimos testigos de las fotografías que en el Internet empezaron a circular tanto en twitter como en Facebook, de decenas y decenas de jóvenes y señoritas que con pancartas en mano y afuera de las hamburgueserías exigían aumento al pago de su hora-trabajo y seguro social o médico, ocupando de inmediato los espacios en la televisión, radio y los periódicos escritos o de papel, como debemos distinguirlos hoy respecto de los portales electrónicos.

 
Es claro que en notas aparecidas en otras partes del mundo la huelga se significaba más porque en el país donde se promueve el capitalismo, donde la lucha obrera prácticamente se encuentra proscrita, la acción de estos jóvenes demostraba que ni en el corazón mismo del imperio podían estar ajenos de la lucha de clases, a la que tan ampliamente se refirió Carlos Marx en infinidad de ensayos y libros, como motor al cambio social de un modelo económico de explotadores y explotados a otro sin explotadores.
 
Recuerdo al ver estas fotografías que vi en el Facebook de estos jóvenes luchando, exigiendo aumento salarial y seguridad social en los Estados Unidos, cuando estudiando mi diplomado en el Tecnológico de Monterrey varios de los tecnócratas que compartían butaca y salón con el que esto escribe, llevaban en sus trabajos diapositivas que las magnificaban al proyectarlas con el cañón, festejando a llegada de McDonalds a la ciudad de Moscú, cuna del socialismo, argumentando con ello que las tesis del autor del libro El Capital sobre la economía planificada, la intervención del Estado en la economía y la lucha de clases era una falacia, una quimera. Hoy, en cambio, el país admirado por todos ellos sufre en carne propia la desigualdad social que está orillando a su clase trabajadora a luchar por mejores condiciones laborales y de bienestar.
 
¿Será esto UNA LUCHA DE CLASES?