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Columnas y artículos de opinión
La elección nacional interna de Acción Nacional
Eduardo de la Torre Jaramillo
23 de mayo de 2014
alcalorpolitico.com
Mi solidaridad para Inocencio Yáñez Vicencio
 
Es la primera elección que realizan los militantes activos para elegir al presidente nacional de Acción Nacional, cuyo padrón electoral nacional es de 217 mil 593 panistas; es pertinente mencionar que siguiendo a Norberto Bobbio, en su ya libro clásico El futuro de la democracia; el ejercicio que realizó el partido blanquiazul fue diseñar “…un conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo que procedimientos”, y de acuerdo al resultado electoral, continuo citando al filósofo italiano, quien afirmó que: “Por lo que respecta a la modalidad de la decisión la regla fundamental de la democracia es la regla de la mayoría…”.
 
Continuando con la línea de explicación anterior, los panistas votaron en un 74.81%, es decir que sufragamos 162 mil 792; de los cuales el 54.14% votaron por Gustavo Madero, lo que significó 93 mil 25 sufragios; y para Ernesto Cordero el 42.86%, siendo 69 mil 767 votos; donde el primero ganó en veinte entidades federativas, y el segundo en doce estados (Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Durango, Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco, Yucatán y Zacatecas). Recuerdo que dentro de los requisitos para contender fue la aportación de firmas de militantes, en el caso de Gustavo Madero se inscribió con 86 mil; y Ernesto Cordero con 26 mil, éste último triplicó electoralmente su registro como candidato durante la campaña pero no le alcanzó para ganar. -En el caso de Veracruz, el resultado fue similar, Gustavo Madero obtuvo 7 mil 200 firmas y casi obtiene esos votos, lo que en automático descalifica a los “conversos” que dijeron aportar tres mil votos o a otra supuesta corriente que dice aportar mil 500 votos, ambos fueron unos mitos políticos en la elección veracruzana-.
 

Pero la pregunta es ¿por qué ganó Gustavo Madero?, si fue una típica campaña electoral de descalificaciones, acusaciones de quien era más priista, diatribas, el uso de los datos personales de los militantes para prácticamente acosarlos para que votaran por uno u otro candidato y con un ayuno de ideas o de programa (como se solía decir antes), donde no fue el marketing político lo que definió la contienda, sino que resulta interesante analizar algunos aspectos previos a la votación.
 
Hay que empezar por la única encuesta profesional realizada entre panistas que se publicó el 12 de mayo de 2014 en el periódico Reforma, donde Gustavo Madero aventajaba por once puntos a Ernesto Cordero, y el resultado fue ese, allí está la diferencia final del 11.28%; en aquel ejercicio demoscópico el que tenía mejor imagen fue Gustavo Madero, y paradójicamente en el tema de la “edad”, los jóvenes de 18 a 29 años preferían a Gustavo Madero en un 59% sobre Ernesto Cordero que obtuvo un 33%; inclusive en los que se encontraban generacionalmente con Ernesto Cordero, le votaron a Gustavo Madero en un 50% sobre un 38%.  
 
En la misma medición referida en líneas anteriores en el rubro “escolaridad”, le votaron los que tenían secundaria y preparatoria en un 49% a Gustavo Madero, y a Ernesto Cordero en un 41%; pero se dispara con los militantes activos que tienen estudios universitarios en un 51% para Gustavo Madero, y un 33% para Ernesto Cordero, éste último sólo ganó en los de menor escolaridad, los de primaria, allí obtuvo un 45% sobre el 32% de Gustavo Madero. Esto último se explica porque Ernesto Cordero fue secretario de desarrollo social.
 

Y lo más sorprendente en cuanto a los resultados de esa encuesta, fue la postura sobre el “Pacto Por México”, donde la pregunta hacia los albiazules fue ¿fortaleció o debilitó al PAN?, y el 62% dijo que lo fortaleció y sólo el 47% afirmó que lo debilitó.
 
Por otra parte, pesó la coyuntura, el 61% de los panistas entrevistados comentaron que el tema de los “moches” que dañó mucho al PAN, quizá ese sea un resabio de la doctrina y la historia panista, que se les asociaba con la honestidad y la democracia, éste última se cumplió en el proceso electoral interno, aquí la diferencia que hago es en nuestra democracia procedimental y las conductas que desarrollan una parte de los panistas, esas prácticas que se le aprendieron muy bien al PRI, porque tenemos señores feudales en el interior de Acción Nacional, quienes tienen a su leva para votar, es decir tenemos un electorado de clase media universitaria que convive con estas prácticas ajenas al PAN.
 
Las paradojas de los votantes de Acción Nacional, por ejemplo son: que Ernesto Cordero tiene una mayor escolaridad, inclusive con posgrados en el extranjero y Gustavo Madero sólo tiene una licenciatura y le votaron a Gustavo Madero; otra de las contradicciones es que los más jóvenes también le votaron a Gustavo Madero, inclusive la generación de Ernesto Cordero le votó, esto significa que tenemos electores jóvenes que le apostaron a la experiencia, y eso que únicamente son el 10% del padrón panista.  
 

La clave de la elección interna está en la nueva militancia, que es pragmática, contradictoria, biconceptual (se aceptar la procohabitación con el gobierno y ser opositor al mismo tiempo), tolerante ante su postura con el gobierno federal (quizá porque se fue gobierno federal en el pasado inmediato).
 
Finalmente, las lecciones de esta contienda electoral interna, como lo definió el expresidente español Felipe González, fue “la aceptabilidad de la derrota”, la cual es lo que diferencia a un demócrata de un autoritario; posteriormente no se judicializó la elección con lo que se evitó la perredización de Acción Nacional (aunque que el nacimiento de corrientes políticas, las cuales por cierto son más corrientes que políticas); y lo que viene no es el proceso de “cicatrización”, sino la tarea es elevar la calidad de nuestra democracia en dos sentidos: a) combatir la corrupción de algunos militantes, y b) castigar las conductas priistas que contaminan al partido, es decir anteponer la tradición panista de defensa de nuestro Estado de Derecho. Por otra parte, el déficit interno es transitar de ser un partido familiar y temeroso al poder político, a uno que haga política y no negocios desde la política.