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Columnas y artículos de opinión
La ecología y la vida
Guillermo H. Zúñiga Martínez
7 de junio de 2014
alcalorpolitico.com
En un encuentro con amigos en Xalapa, Alberto González me decía con gusto y noble vehemencia que hace como cuarenta años viajó al Distrito Federal con un solo objetivo, había conocido a una primorosa joven tapatía que era admirada por los varones en razón de la belleza de sus ojos. Un día la invitó a salir y se pusieron de acuerdo en el día, hora y lugar. Quedaron de verse en el Bosque de Chapultepec, porque en esa área se podía caminar, soñar, vivir, languidecer y hasta se prestaba para improvisar frases bellas, coloquios interesantes y pretensiones llenas de calor y de esperanza. Me cuenta que iban caminando y repentinamente la señorita, de nombre Rosenda Gómez, le solicitó: “Compláceme, vamos a sentarnos aquí a la sombra de este árbol, no tan sólo para recordar la época de los aztecas, sino también para entender de qué manera fuimos conquistados por un grupo de vividores españoles”. Alberto agrega: “No dejé que terminara de hablar y accedí. Ya en una posición cómoda en la cual nuestras espaldas se recostaban en ese tallo tan enorme, de repente cayó estrepitosamente un ciprés gigante, casi a nuestros pies. ¡Nos levantamos despavoridos, espantados y echamos a correr!”
 
Alberto me dijo con sinceridad: “Fíjate que en aquella época a nadie se le ocurrió recurrir a una dependencia sobre ecología, porque no existía. Al Departamento del Distrito Federal le interesaban más la política y los servicios públicos que la promoción de la siembra de árboles”.
 
Le pregunté a qué se debía su recuerdo y sin dubitación alguna señaló: “Es que se acaba de caer un árbol en una escuela secundaria aquí en Xalapa y uno de los troncos cayó encima de Alondra Córdoba Vargas, adolescente de quince años, quien al recibir el golpe entregó su vida, obviamente sin reclamar a nadie, porque comentarios y notas periodísticas hablan, de manera escueta, que se debió principalmente al exceso de lluvias, a la humedad y a la afectación de las tierras que soportan los troncos de los árboles”.
 

Le escuchaba con atención porque efectivamente un servidor tuvo que ver con el que surgiera en la entidad la ecología como materia y se aplicara en las escuelas primarias. Recuerdo con una enorme claridad el nombramiento de Gela Frutis como Primera Directora General de Ecología y también el proceso para crear la Ley General de Ecología, así como la exhortación a los ayuntamientos para que contaran con una regiduría que tuviera que ver con esta materia.
 
Por otro lado, se debe atender la sugerencia de los miembros del Consejo Técnico Académico de la UPAV, quienes desean hacer un homenaje a Don Rafael Hernández Ochoa, porque sin que esto se preste a discusión fue el primer gobernador veracruzano que pensó en que la Ecología debería ser un tema principalísimo en el ejercicio gubernamental.
 
Las razones expresadas por Alberto me impactaron, ya que lugares como los recintos donde se han dado estas tragedias, tienen que ser mejor coordinados.
 

Las organizaciones técnicas sobre ecología, en toda la sociedad, necesitan estar muy atentas al desarrollo de los arbustos, al tiempo de asegurarse de su fortaleza y resistencia, para que ante los embates naturales que se presentan con vientos, lluvias y otras manifestaciones climáticas, no representen una amenaza que ponga en peligro la vida de seres humanos.
 
La terrible pérdida de la joven Córdoba Vargas, es un gran llamado de atención y una preocupación de carácter general; es un caso que se debe ponderar porque ella, a quien le deseamos la paz y el decoro de la vida metaterrena, deja una lección inmarcesible: aprender a cuidar la existencia de nuestros congéneres.
 
También hay que pensar en los terrenos y jardines de los hogares, porque hay quienes tienen sembrado, en su pequeño patio, un aguacate, un naranjo u otras especies y deben estar pendientes del estado de salud de sus árboles para que no vayan a provocar algún accidente que origine desgracias.
 

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