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Columnas y artículos de opinión
Día del padre mexicano
Uriel Flores Aguayo
13 de junio de 2014
alcalorpolitico.com
Este día 15 de junio se celebra en México el día del padre de muchas formas, habrá festivales escolares, bombardeo comercial, regalos y festejos familiares. Este mes, coincidentemente con el día paterno, cumple 14 años de haber fallecido el mío, Don Tomás Flores Vela, de perenne memoria y fugas tristeza; digo fugaz o pasajera porque es inevitable como seres humanos pero siempre es menor, mucho menor, al recuerdo lúdico de él. Hablemos de los padres, en un momento de respiro, de calma esforzada, abstraídos del entorno hostil; al hablar de los padres, hablo del mío, tan cercano, tan indispensable. 
 
Mi papa era trabajo, sencillez y alegría; sin queja, sin victimismo de nada, estoico y de marcada entereza. Tengo parecido físico con el pero más similitud con su forma de ser, la genética y el ejemplo hicieron su trabajo. A 14 años de su ausencia material tengo la absoluta convicción de que nunca va estar ausente de mis pensamientos, lo siento, lo veo y lo extraño. No tengo de que arrepentirme respecto de mi relación, di todo lo que pude en vida, claro que faltó mucho, así son las circunstancias económicas y temporales, pero mi voluntad siempre estuvo ahí. Escogí ser como él, tal vez no lo logre, pero la lucha y el compromiso se hacen.
 
Tener un padre es estar protegido, es tener guía y ejemplo, es recibir el apoyo en una relación circular, virtuosa, con extremos de fortaleza y delicadeza sustentados en piso amoroso. En nuestra experiencia vital el ser padres debe ser la esencia de nuestra humanidad, precedido de comunión y acuerdo de ambos. El padre es fuerte, experiencia y respaldo; serlo bien es la regla, con los altibajos comunes, sin más formación que el ejemplo del propio y el contexto social. No es fácil, el mundo se mueve, las certezas se nublan, los valores se decoloran y los retos de sustento y educación se elevan.
 

Ser padre es proteger, es ver crecer a los hijos, soñar con ellos, compartir preocupación por su futuro, por el país que tenemos y el que les tocará en un futuro inmediato. Tal vez no haya mayor muestra de humanidad que ver por y con los hijos. Equivocaciones debe haber, la formación inicia en casa pero pasa por la sociedad; hay de todo, pero siempre es hegemónica una línea general, de certidumbre.
 
Sé que estoy escribiendo obviedades, cuestiones elementales, que se pueden decir en cualquier momento y de variadas formas, pero es el momento adecuado; me nace hacerlo ahora, por la fecha de todos y la mía específica, pero también para aprovechar el espacio y asomar la cara a un ambiente limpio, el de los padres. Siendo tan importante el día del padre, la verdad es que palidece ante la magnitud que alcanza el día de la madre en nuestro país, donde nuestro vínculo con ellas es muy estrecho y entrañable.
 
Al menos este día quiero brincar el resto de la realidad, no referirme a los problemas políticos y sociales, a las reformas de Peña Nieto, ni a los conflictos de Xalapa, que son mis temas recurrentes. Quiero cerrar los ojos unos segundos , evocar la imagen y todos los recuerdos posibles de mi papá ; quedarme con ellos por mucho tiempo , que me acompañen en las alegrías y las tristezas ; dar testimonio de lo trascendente que es hacer lo bueno en vida , no dejar para después nada o al hubiera . Modelo no soy, no pretendo dar lecciones de nada, cada quien tendrá su experiencia, sólo plasmo mi manera de pensar y dejo mi propio testimonio.
 

Recadito: Xalapa en la indefensión, la autoridad omisa.
 
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