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Columnas y artículos de opinión
Calidad de la ciudadanía en México
Uriel Flores Aguayo
4 de julio de 2014
alcalorpolitico.com
De la mayor relevancia para la salud pública de nuestro país es el informe sobre la calidad de la ciudadanía en México, presentado hace unos días por el Instituto Nacional Electoral. Por el cúmulo informativo y al haber coincidido con la pasión del mundial futbolero prácticamente paso inadvertido. Es muy grave lo que se indica en ese informe basado en una amplia encuesta nacional del año 2013.Es ineludible abordarlo para entender muchos de nuestros problemas y retomar un proyecto común si alguna vez existió. De inicio, en transcripción, deben tomarse en cuenta las definiciones introductorias del propio informe, son guías claves: “el concepto de ciudadanía se refiere al grado de consolidación de las practicas, sentimientos y valores que experimentan los individuos y que se traducen en prácticas sociales determinadas". Este informe intenta entender el grado de desarrollo de seis dimensiones: Estado de derecho y acceso a la justicia, participación ciudadana, sociedad civil y participación no electoral, vida comunitaria, valores democráticos y acceso a bienes demandados por los ciudadanos. El informe evalúa si el ciudadano promedio tiene acceso fácil a la justicia, si tiene una percepción positiva de la autoridad judicial, si ha vivido discriminación, si vota y/o participa en diversas actividades políticas más allá del sufragio y cuáles son los factores que determinan que se involucre en dichas actividades.
 
La siguiente definición del estado de derecho democrático es básica e indispensable para ubicarnos en nuestro quehacer ciudadano y el comparativo ineludible de nuestra realidad local, son cuatro criterios básicos: Que los ciudadanos tengan iguales oportunidades de acceder a instituciones legales, que se garantice un debido proceso, transparencia, y que el sistema legal respete y proteja derechos civiles, libertades y garantías políticas.
 
Este informe confirma una tendencia perdurable y la percepción dominante sobre las instituciones y organizaciones políticas y sociales a nivel nacional. En niveles de confianza los lugares más bajos los ocupan los diputados, los partidos políticos, los sindicatos, los policías, los jueces y los empresarios, respectivamente; andan en porcentajes del 20 al 30 por ciento. Los lugares más altos los ocupan el ejército, los maestros, las iglesias y las ONG, respectivamente; andan en porcentajes del 40 al 60 por ciento. En general es muy baja la participación política no electoral en que se involucran los mexicanos. Eso y más se puede encontrar en este informe, son datos duros que merecen una profunda reflexión de todos pero especialmente de los políticos y las élites económicas si realmente somos capaces de ver más allá de los intereses propios y grupales. Nada puede funcionar bien en nuestro país si no se construye ciudadanía, si la gente no participa en asuntos colectivos, si las instituciones públicas no cumplen con su función y si no vivimos en democracia. Cualquier otra práctica o planteamiento es demagogia, interés particular y pérdida de tiempo. 
 

No dudo en exponer que sin la ciudadanía tenemos gobiernos y representantes mediocres, corruptos e ineficaces; es el círculo vicioso perfecto para crear el mejor ambiente para la delincuencia y la descomposición social. La ruta de la sobrevivencia de nuestra sociedad y el desarrollo a mejores prácticas sociales, con valores y legalidad, está en el sufragio libre, la libertad de expresión, la participación ciudadana, la transparencia y la rendición de cuentas, entre otros muchos aspectos. 
 
La desconfianza en los partidos políticos está muy bien ganada, son muchos, cuestan tanto dinero y cada vez representan menos los intereses de la gente. Prácticamente estamos hablando de una partidocracia, de cúpulas administradoras de prerrogativas inmensas y privilegiadas en la ocupación de los espacios de poder a todos los niveles. Los dirigentes partidarios tradicionales, casi todos, han abusado en el desgaste de su papel, se han vuelto grupos de rapiña y auto consumo, deslegitimando el rol que deberían jugar en la vida democrática. Es curioso el caso Veracruz, en sentido informativo: los medios en forma inercial se la pasan publicando las declaraciones de los dirigentes partidarios, hablando de sus problemas y ocurrencias, sin reparar que a la gente simplemente no le interesa. Debería ser de mucho interés lo que dijeran los líderes y actores políticos, dadas las responsabilidades que tienen, pero lamentablemente no ocurre así; se han ganado la desconfianza de los ciudadanos y va a costar mucho recuperarla. Lo peor de todo es que no se les ve interés en mejorar y renovarse. 
 
Veracruz es un reflejo fiel del informe en cuestión, habría que ver en detalle sus particularidades; es probable que por regiones haya una mejoría en algunos aspectos, caso Xalapa, pero también que, en otras, las condiciones sean peores. Es de obviedad que vivimos en un gran atraso democrático en general, que la calidad de nuestra ciudadanía es baja y que las instituciones se han convertido en lugares de interés partidista, tricolores en este caso. No se ve en corto plazo una reanimación democrática para nuestro estado, se prefiere mantener este estado de cosas, precario y peligroso, en aras de cuidar intereses de grupo.
 

Recadito: Trabajando por Xalapa, trabajamos por su gente.  
 
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