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Columnas y artículos de opinión
El pacto por Peña Nieto
Uriel Flores Aguayo
11 de julio de 2014
alcalorpolitico.com
Pendiente todavía el previsible desenlace de las leyes secundarias en materia energética es posible hacer un balance más en forma del pacto por México, la formula legitimadora del presidente más exitoso que hayan podido construir el PRI y el sistema en toda su historia. Una vez consumada la apertura energética de México, las reglas políticas de nuestro país van a ser muy distintas: las oposiciones tendrán que bastarse por sí mismas, sin favores presidenciales, mientras que el PRI bien puede dejar de simular y lanzarse en pos de la hegemonía autoritaria; la elección federal del 2015 es el escenario inmediato en el que, combinado con la abstención, se puede esperar un resultado apabullante a favor del partido tricolor; no se observa un propósito democratizador pleno en el PRI y su entorno.
 
Los grandes ganadores del pacto por México son Peña Nieto, el PRI, las burocracias del PAN y el PRD, los monopolios y el capital extranjero, en ese orden; obtuvieron beneficios políticos y económicos desproporcionados a cambio de muy poco, intercambiaron cuentitas de vidrio por oro, repartieron cacahuates para consolidar su dominio oligárquico. El viejo esquema negociador del sistema, basado en la cooptación y dar atole con el dedo, se reeditó exitosamente en el pacto por México, aprovechando las ambiciones desmesuradas de los administradores del PAN y el PRD, quienes pusieron por delante la sobrevivencia de sus intereses personales. El pacto fue una maniobra gatopardista y ha derivado en una cortina de humo para dar tiempo al gobierno de Peña Nieto, quien ha consolidado su poder al sumar a la oposición, pagar facturas a los poderes facticos y abrir la riqueza petrolera a la inversión extranjera.
 
Sin obviar que las reformas estructurales pudieran necesitar más tiempo para dar resultados positivos es ya un buen momento, en forma preliminar, para hacer un balance de lo que es posible saber de su desarrollo. La laboral se debe insertar en los efectos de la fiscal, en tanto que sus indicadores son concretos y objetivos; de la primera es realmente muy poco lo que se puede decir, ha andado sin pena ni gloria, ni ha generado mayores empleos ni ayudo a la libertad sindical; la segunda ha permitido que Hacienda recaude más dinero pero a un costo muy alto en la inactividad económica y en el bolsillo de la mayoría de los mexicanos. La educativa no tiene rumbo claro, representa más centralismo y fortalece el control corrupto y corporativo del sindicato magisterial; se deshicieron de la señora Gordillo para asumir el control directo del aparato sindical; tal vez esta sea la reforma más gatopardista del paquete del pacto. La política no pretende democratizar, ya se sabía; introduce la reelección como premio a la clase política y modifica el nombre del organismo electoral cambiándole la letra F por la N. La más reciente es la de telecomunicaciones y radiodifusión, zona de poderes fácticos; con franco cantinfleo se protegen los intereses monopólicos y se lesiona el interés general. Solo faltan las energéticas, donde se observa una tendencia audaz y casi suicida del gobierno federal, en tanto plantea dar concesiones, permitir expropiaciones atípicas y debilitar PEMEX y a la CFE; la apertura energética que se plantea para nuestro país se hace tarde y mal, lo hicieron otros países hace veinte años y ya están recuperando esa riqueza natural.
 

Eso es el pacto por México, cuya mayor debilidad radica en no haber convocado un más amplio consenso nacional, en ser gatopardista y cuidar los privilegios de las elites; no trae más democracia y no considera como prioridad la tragedia de nuestra gigantesca desigualdad social. A manera de caricatura se puede hablar del pacto por Atlacomulco, la sede del grupo político en el poder en México, cuyos planes obvios son eternizarse en la presidencia; a pesar de la forma irregular con que ganaron las elecciones presidenciales y de sus nulos resultados en la economía, prácticamente todo se les ha facilitado al contar con una oposición dócil y corrupta, lo que le ha permitido ganar tiempo, pagar facturas, recomponer alianzas cupulares, apostarle a la apertura petrolera y arrasar en las elecciones federales del 2015.
 
Si las cosas le salieran razonablemente bien a Peña Nieto, en su proyecto de poder transexenal, vamos a vivir nuevamente con un sistema político plural solo formalmente, con partido de estado, sin división real de poderes, con predominio de poderes facticos, con monopolios, con represión política y con una profunda desigualdad social. El pacto no toca los privilegios desmedidos de las elites ni trae más democracia, por lo tanto resulta un intento fallido y de simulación.
 
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Recadito: felicito a mis amigos de MORENA, su lucha es seria y honesta.