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Columnas y artículos de opinión
Les vieron la cara
Uriel Flores Aguayo
25 de julio de 2014
alcalorpolitico.com
Entre Gatopardismo y conveniente reparto interno y a los de enfrente, la administración de Peña Nieto, está avanzando invicta en su proyecto transexenal que implica la consolidación de su partido y un pluralismo gris e inofensivo pero, sobre todo, la apertura de par en par y reacomodos económicos y empresarial. No han perdido tiempo en sus afanes de largo plazo, cuentan con la colaboración interesada de los factores de poder, elites y monopolios y se aseguraron la participación dócil de la oposición en el Pacto por México. Ese acuerdo le permitió a Peña pasearse por el mundo como reformista y ofrecerles garantías y certezas a los potenciales inversionistas en energéticos. 
 
Las audaces reformas de Peña, estructurales, de pronóstico reservado, están basadas en las leyes vigentes pero tienen vicios de ilegitimidad en tanto que no fueron votadas en esos términos en la elección correspondiente. El PRI no incluyó estos paquetes reformistas en su plataforma electoral, al menos no lo hizo en forma concreta y puntual, por tanto no tiene mandato específico; no le habló a los mexicanos de esas intenciones, no les pidió el voto para ese fin. Sus planteamientos, entonces, son antidemocráticos. No debe suponer respaldo social, no debe creer que con los votos se hace lo que quiera. 
 
Del PAN no extraña que apoye en todo a Peña, sus coincidencias e intereses son muy marcadas. Si por ellos fuera irían más a fondo en una línea neoliberal y antinacional. Me parece que en el plano nacional el PAN hace mucho tiempo que abandono su idea de bien común y se entregó a intereses elitistas. La sorpresa desde su firma fue la presencia del PRD en el pacto por México, abrupta y sin consulta. El dirigente firmo con su grupo, sin acuerdo colectivo, en forma vergonzante y sin dar explicaciones serias. Es gravísimo lo que paso con el PRD al entrar a ese pacto, dio todo sin nada a cambio y despertó mucha desconfianza en sus votantes.
 

A la luz de los resultados del pacto, fiasco fiscal, regresivo en telecomunicaciones y apertura brutal en energéticos se pude decir con claridad que fue un error garrafal haberlo firmado por el PRD; es más, se puede considerar como una traición al pueblo y a la izquierda. El pacto trajo desconfianza y corrupción en las filas del PRD, alejándolo de un perfil definido y firme; se le empezó a ver como comparsa, muy cercano al poder. Ahora pagamos las consecuencias, en el intento de levantar un discurso opositor encontramos descrédito y rechazo. 
 
Es casi increíble que Peña se salga con la suya y se consolide casi sin un rasguño; para lograrlo en mucho tuvo que ver en que contara con una oposición fácil y simuladora. Mucho tuvo que ver el PRD en la desmovilización social y en la falta de un sistemático discurso impugnador y crítico. Si no les vio la cara y les dio atole con el dedo, serían cómplices finalmente. Acabo con las expectativas en telecomunicaciones dándole la vuelta a la propia constitución, va a fondo con la apertura y remate energético y, como documentan medios nacionales, se prepara para arrasar en las elecciones intermedias del 2015. 
 
Cualquiera se preguntaría como se puede firmar un pacto sin garantías y donde sólo el poder gane: ingenuos o cómplices. Lo patético hasta la ternura es que los dirigentes "opositores", especialmente Zambrano, ahora anden pidiendo el favor Peña y el PRI para que no se les pase la mano. Tal vez olviden su papel incorrecto, palero, en los acuerdos del pacto. Insisten en su postura simuladora con el asunto de la consulta popular, una concesión del PRI para darles una bandera que les permita aparecer como opositores en tanto se afianzan con el control de la franquicia. El daño a la izquierda propinado por el grupo de Zambrano es profundo; las consecuencias se van a ver muy pronto. 
 

En Veracruz estamos peor, aquí le alquilaron la franquicia al Gobierno, somos el hazme reír y burla de la gente; el PRD, convertido al rojo, anda dando tumbos y vergüenzas. Pase lo que sea en su proceso interno el problema es de credibilidad y la carencia de figuras que pudieran representarlo en las elecciones próximas. Así cómo esta, si no se le rescata, va al desastre.
 
Recadito: Los rojos del PRD, los malos y los peores, muestran sus miserias sin pudor.