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Columnas y artículos de opinión
Los muertos que vos matáis
Helí Herrera Hernández
11 de agosto de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELÍHERRERA.es
 
Nunca como hoy, después de la caída del emblemático Muro de Berlín para los capitalistas, el mundo atravesaba por una crisis militar y de colapso económico.
 
El neocolonialismo implementado por los países miembros de la Organización del Tratado Atlántico Norte, la OTAN, han generado guerras intestinas no solo en Afganistán, que recientemente está cobrando vidas de soldados y marines norteamericanos frente al embate de los insurgentes, sino también en Siria, nación ubicada en el medio oriente que ya hubiera sido avasallada por Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, de no ser por la intervención de Vladimir Putin que advirtió a los gobiernos de esas naciones, que “una intervención directa de ellos a ese país lo consideraría Rusia como una agresión a ellos”, lo que frenó a los barcos militares, aviones cazas y ejércitos que ya avanzaban a los territorios de la cuna de la civilización de la humanidad.

 
Hay que sumarle a estos conflictos, de suyos preocupantes en la región asiática, los nuevos que están viviéndose en Irak, donde todo mundo pensaba que el gobierno estadounidense ya había dejado >después de dos invasiones y la destrucción de toda la infraestructura militar del extinto presidente Sadam Hussein< pacificado esa petrolera nación, dado que había liquidado y/o encarcelado todo aquello que oliera aquel líder, donde la insurgencia civil de los grupos shiítas prácticamente ya se apoderaron de los principales pozos y refinerías petroleras, arrinconando a las autoridades impuestas por el gobierno norteamericano, que ha hecho que Obama haya decretado la semana pasada el bombardeo de esos focos libertarios de todos los irakies que luchan por su independencia política y económica, pero que nada garantiza que vaya a ser desconectado en poco tiempo, sino que el derramamiento de sangre se alargue por varios meses y años, inclusive.
 
No pasó mucho tiempo del asesinato de Mohammar Kadaffi en Libia, por los mercenarios al servicio del poderío económico de los países de la OTAN, para que se esté tambaleando el gobierno allí impuesto también por ellos, a manos de la contrainsurgencia que se han reagrupado después de la caída del comandante Kadaffi y están luchando por derrocar a las autoridades espurias en una lucha que está tomando dimensiones inimaginables, hasta hace apenas unos dos años.
 
Ucrania se ha convertido para los gobiernos neoliberales en la joya de la Corona, y le han apostado no solo recursos económicos extraordinarios a esa nación donde se asienta la flota naviera militar de la extinta Unión Soviética, a través de miles de millones de dólares vía Fondo Monetario Internacional, sino también a través de asesores militares que están tratando de contener a los ucranianos separatistas que buscan de nueva cuenta la anexión a Rusia. Su multimillonario presidente no ha escatimado y les ha franqueado el paso a estos expertos hombres y mujeres, para que metidos en su territorio organicen un plan de contención contra los cada vez más independentistas que les están derribando aviones cazas, y a quienes quisieron culpar del derribo del avión malasio para que se ganaran el repudio internacional, sin que lo hayan probado hasta hoy.

 
Como una medida de fuerza mayor, los gobiernos de esos países de la OTAN decretaron sanciones económicas contra el pueblo ruso y su gobierno, al que respondió Vladimir Putin apenas el pasado 6 de agosto decretando la no compra de todos los alimentos que importaban de esas naciones, que hará que pierda miles de millones de dólares y beneficiando por el otro lado a países como Cuba, Brasil y Argentina, donde recientemente estuvo el jefe de estado ruso, y con quienes firmó acuerdos comerciales.
 
Pero el conflicto que está encaminando más al mundo a una nueva guerra fría es el que se vive en el medio oriente, donde el gobierno sionista de Israel está realizando una verdadera masacre no contra el grupo Hamas, con quien lleva años peleando, sino contra la población civil indefensa y más concretamente, con niños palestinos que nada tienen que ver en esa lucha desigual.
 
El asesinato de más de 500 niños por la hordas israelíes ha generado una corriente de repulsa mundial contra el gobierno del Estado de Israel y su presidente Benjamin Netanyahu, y desde luego, contra el gobierno norteamericano, que es el que le surte tanto la tecnología como el armamento que es utilizado todos los días para cometer esos delitos de lesa humanidad.

 
Es tanto el odio que cada vez cobra más fuerza la justificación al führer Hitler por el exterminio del pueblo judío, argumentando las voces que se alzan que eran ellos el verdadero peligro, estando usted de acuerdo con este razonamiento o no, pero que está, insisto, cobrando mucha fuerza.
 
La guerra fría surgida posterior a la capitulación en Potsdam de los países del eje, consistente en una carrera armamentista, en bloqueos económicos de los capitalistas contra los socialistas, del espionaje y contraespionaje entre las naciones líderes de cada polo (Estados Unidos por un lado, y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas por el otro), esta hoy siendo protagonizada por los mismos gobiernos capitalistas-neoliberales por un lado, mientras que por el otro son China y Rusia.
 
El mundo envuelto en conflictos militares, en luchas intermonopólicas, en sanciones económicas y en la formación de bloques, están rediseñando lo que Ronald Reagan y Michael Gorbachov habían sepultado en 1989. La voracidad del imperio del norte y sus aliados alemanes, ingleses y franceses de nueva cuenta es frenada por un presidente que fue parte fundamental en la cadena de mando del poder soviético (Putin fue jefe del órgano de inteligencia militar de la URSS la KGB), y por el gobierno Chino, que dicho sea de paso sigue con crecimientos económicos significativos, que sus productos están en todo el mundo y cuyo jefe de Estado recién estuvo en Cuba firmando acuerdos comerciales importantísimos para esa nación y su pueblo.

 
Al parecer, los muertos que Reagan y Gorbachov mataron, gozan de cabal salud.