icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Lo que nos faltaba
Helí Herrera Hernández
17 de noviembre de 2014
alcalorpolitico.com
[email protected]
Twitter: HELÍHERRERA.es

Como si la situación crítica que vive el país por los acontecimientos de los muertos y desaparecidos de Ayotzinapa fuera poco, México ahora se ahoga en otro escándalo mundial generado por el titular del Poder Ejecutivo Federal y su “casita blanca”, que ha despertado una crítica internacional contra él por semejante desfachatez.
 
Y es que la noticia dada la semana pasada por la agencia de noticias que lidera la periodista Carmen Aristegui, respecto a la mansión presidencial de Enrique Peña Nieto en la exclusiva zona de Las Lomas de la ciudad de México, la de más alta plusvalía en el país, con un valor aproximado de siete millones de dólares, no sólo indignó a la mayoría de los mexicanos, sino a ciudadanos de todo el mundo que cuestionan cómo es posible que México, donde de acuerdo con las estadísticas del INEGI hay ya cerca de 12 millones de compatriotas viviendo en la miseria, con casuchas de cartón y lámina y realizando una mala comida al día, su Presidente tenga un palacete de mas de 92 millones de pesos, situación no sólo increíble, sino ignominiosa.
 
Las agencias de noticias internacionales daban cuenta desde el sábado 8 sobre las críticas que se levantaban contra don Enrique, pero ya no sólo por los índices de violencia que vive nuestra nación, sino porque más enteradas éstas que las nuestras pormenorizaban que, la mansión fue construida por la empresa inmobiliaria –grupo Higa-, la misma que ganó la licitación del tren México-Querétaro, y que frente a la polvareda que crecía y crecía en unas cuantas horas, obligó al Secretario de comunicaciones y transportes apresurarse a acudir a las cadenas de televisión comerciales para afirmar, que por orden presidencial daban marcha atrás con esa licitación y de esa manera ver si se paraba el escándalo.

 
Fue imposible hacerlo. Los estrategas presidenciables buscaron para el domingo 9 otra estrategia y más cuando la inmensa mayoría de los mexicanos repudiaban la “salida de Peña Nieto del país hacía la República Popular de China”, abandonando a su nación convulsionada con marchas, plantones, incendios de edificios públicos y tomas de autopistas y decidieron sacar un comunicado informando que el inmueble no pertenecía al Presidente Peña, sino a su esposa la actriz Angélica Rivera, justificándola ahora que ella la había edificado con dinero propio, producto de su trabajo actoral en TELEVISA.
 
El remedio resultó peor que la enfermedad, porque si ya la sociedad estaba molesta por la noticia de la “casita blanca”, ahora se enfureció porque comprendió que le querían ver la cara de tonta, porque la Revista Proceso que se sumó a difundir la noticia con explicités, con detalle hasta fotográfico, demostraba que mentía el vocero de la presidencia de la república, y que la casa propiedad de la primera dama es una contigua, pero no el palacete blanco cuya construcción corrió a cargo de la constructora que, aliada con tres empresas estatales chinas, van a terminar edificando la infraestructura del tren rápido México-Querétaro, dado que el presidente Chino Xi Jinping le reclamó al nuestro sobre la cancelación a esas empresas estatales chinas y el se comprometió a reparar el daño.
 
El escándalo en lugar de disminuir aumenta. Las críticas arrecian junto con las movilizaciones, juntándose ahora al problema de los desaparecidos, la corrupción que permea al gobierno de la República, donde los hechos demuestran que los políticos mexicanos no tienen llenadera, que poco les importa que existan 12 millones de mexicanos miserables, o 64 millones de pobres que ni siquiera tienen una vivienda de interés social, mientras todos los presidentes y expresidentes; gobernadores y exgobernadores; senadores y exsenadores, diputados y exdiputados, presidentes municipales y expresidentes les basta desempeñar tales cargos una sola vez para cambiar su estilo de vida pueblerina, a una de lujos cuyos salarios no lo justifican.

 
Comenta el cantante del grupo Maná que estando en Buenos Aires quería viajar a Montevideo, pero que al pensar que al llegar le iban a preguntar sobre su nacionalidad, y que al decir que era mexicano, iba a sentir una vergüenza descomunal, porque mientras su presidente en menos de dos años se hizo de una mansión de más de 92 millones de pesos, el presidente Uruguayo José Mujica habita en su casa y no en una residencia oficial, cuyo valor en moneda nacional no sobrepasa los 500 mil pesos. Eso lo desanimó y desistió de ir a un país donde los niveles de vida son enormemente superiores a los que tenemos en México. ¡Claro, allí no hay corrupción!
 
El termómetro popular ya no le esta favoreciendo a don Enrique por más hipótesis que inventen, por más mentiras que urdan, por más escenarios falsos que planteen. La realidad es que en México están multiplicándose las movilizaciones de protesta contra el régimen porque en lugar de solucionar los problemas que tenemos, aumentan, surgen otros y la palabra empeñada durante su campaña no la ha honrado el Ejecutivo Federal, desplomándose en consecuencia los niveles de vida de nuestros compatriotas, y más cuando la inseguridad sigue, se multiplica a lo largo y ancho de la nación.   
 
La popularidad que goza en estos momentos el Presidente Peña se midió en la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe el viernes 14 en el estadio Luis "Pirata" Fuente de Boca del Río, pues cuando el secretario de Gobernación, Osorio Chong, mencionó su nombre, la rechifla y el abucheo se escuchó con más de 65% de decibeles.

 
Como dijera en una reunión la dirigenta estatal del PRI en Veracruz a sus correligionarios: el 7 de junio vamos a pagar un costo político que nunca imaginamos. Me lo confesó una persona que allí estaba y la verdad, así va a ocurrir, esto sin considerar los daños colaterales que van a suceder de aquí a esa fecha con la clase política oficialista mexicana.