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Columnas y artículos de opinión
¿Desestabilizadores en 2014?
Uriel Flores Aguayo
21 de noviembre de 2014
alcalorpolitico.com
Definitivamente la postura de Peña Nieto, ante la crisis política que vive nuestro país es pequeña, decepcionante y peligrosa. Reduce a complots y fuerzas oscuras el origen de esta coyuntura tan difícil para la gobernabilidad de México, habiendo tantas causas estructurales y del momento que sustentan el ambiente tenso y oscuro que vivimos; no muestra niveles de estadista, vamos, ni siquiera de un buen presidente, demócrata y sensible, a la hora de expresar su mensaje e intentar dar explicaciones ante hechos de brutal violencia; es muy peligroso, tenemos antecedentes, que un presidente simplifique las causas de problemas sociales y pretenda darles un cause autoritario. 

El facilismo discursivo se traduce en prácticas simples y directas, de represión; el y su equipo pueden pensar que todo esta  bien, que somos mal agradecidos con su esfuerzo modernizador y que sólo los provocadores son capaces de cuestionarlos. En los tonos y las actitudes de Peña Nieto, su esposa y la dirigencia del PRI se adivina sin duda un perfil autoritario, de hastío con la crítica y de autosuficiencia. Partiendo de que todo se encuentra bien no ven necesidad alguna de hacer cambios; son repelentes a la autocrítica.

Mientras no acepten que nuestro país tiene problemas profundos, de brutal desigualdad social, de privilegios desorbitados para una minoría, de una democracia escuálida y de un estado ausente en una parte del país, tampoco intentarán soluciones adecuadas y efectivas. Podrían seguir simulando y posponiendo las soluciones requeridas, las de apertura del sistema y un replanteamiento del proyecto de nación, pero no irán a ningún lado, tarde o temprano se les volverán a aparecer las causas verdaderas de los problemas que padecemos y que necesitan atención seria y concreta.


Del menú de opciones que tiene el gobierno federal para hacer frente a la crisis se está inclinando aparentemente por la salida falsa , la de inventar enemigos a quienes fustigar virtual o realmente; mientras decida así sólo estará alargando las soluciones. Para que la crisis tenga una salida positiva, democrática, se debe renunciar al maquillaje y a las evasivas, para pasar a las alternativas de solución  donde, por supuesto, no quepan la descalificación del adversario ni las amenazas represivas. 

Lo sepan o no, les guste o no, este es otro país, con espacios más libres y la participación variada de ciudadanos dispuestos a vivir decentemente y sin violencia. Ante una población más informada, consciente de sus derechos, las formas represivas pueden ser grotescas e inservibles. No deberían insistir en una política antigua y caduca, estamos en el siglo XXI, con una juventud al día y deseosa de llevar una vida digna. 

México vive una crisis en donde el horror de Iguala vino a cumplir el papel de una gota que derrama el vaso, esa crisis es el resultado de una acumulación de agravios a la población; en lo inmediato se derrumbó la popularidad del presidente y, de paso, se llevó en el paquete a otros actores políticos, incluyendo lamentablemente al PRD. Haber impulsado un perfil colaboracionista y el de un partido atrapa todo, donde el único objetivo es ganar por cualquier medio, ha llevado al partido amarillo a una grave crisis que amenaza su viabilidad. 


Hay que hacer todo lo posible, sin descanso, para que Peña Nieto no cometa el error histórico de la represión; deberá haber una movilización sostenida y pacífica para que el presidente reflexione  y acate la voz de la calle; debe despojarse de su rol partidista. No vale la pena hablar de maniobras desestabilizadores sin dar nombres y rostros, eso es una cortina de humo que pospone todo; plantearlo  así es anacrónico y peligroso. Mucho ayudaría el presidente si deja de atender esta crisis con actitudes lejanas y facciosas.

Recadito: Después del ingeniero Cárdenas, en caso de irse, la pregunta sería quien cierra la puerta.