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Columnas y artículos de opinión
Querido y odiado: Así fue
Helí Herrera Hernández
1 de diciembre de 2014
alcalorpolitico.com
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Twitter: HELIHERRERA.es
 
Fue una creación de TELEVISA, eso nadie lo puede negar, ni siquiera sus seguidores y defensores a ultranza, quienes ante su muerte pierden a uno de sus alfiles, de sus soldados, que en los momentos electorales que pudieron significarse en la transición del México que soñamos él sirvió, gratuitamente, porque compartía ideologías con ellos, a los grupos católicos ultraconservadores que se oponen al aborto y los hombres y mujeres de la derecha que han impedido que nuestra nación desarrolle todas sus capacidades en beneficio del pueblo, enriqueciendo sólo a un puñado con las políticas públicas que han impulsado desde 1976 para acá.
 
La realidad no se puede ocultar. Roberto Gómez Bolaños fue con sus personajes el principal instrumento de ese consorcio televisivo para deformar la conciencia con risas, con mofas. Chespirito fue más que aquel niño hambriento y ansioso de una torta de jamón en el Chavo del 8, y junto con el Chapulín Colorado, el Chómpiras, el Chaparrón, el Doctor Chapatín, el Chambón y el Chanfle discriminaban a las niñas, a los gordos, a los pobres, a la niña tonta, a la niña mimada y fomentó los bajos rendimientos escolares porque el Chavo, era tonto, malo para la historia, para las matemáticas, malo para el estudio.
 

En eso consistían sus programas que hicieron reír a cientos de niños latinoamericanos mientras fomentaba en ellos la pereza, el conformismo, la cultura de ser feliz viviendo en una vecindad sin buenos resultados escolares, de la señora y del señor que nunca trabajaban, quizás por ello sus programas se hicieron famosos en todo el continente, porque le eran cómodos a las dictaduras militares y gobiernos antidemocráticos de aquellas épocas, que los proyectaban en horarios estelares para >diversión< del pueblo.
 
Su popularidad internacionalizó a TELEVISA, la hizo que trascendiera fronteras, le abrió las puertas luego a las telenovelas que empezaron a verse lo mismo en Argentina que en Chile, que en Nicaragua o Venezuela, pero nunca con el ratting del Chapulín Colorado o del Chavo del 8, que alguna vez los dictadores Augusto Pinochet y Anastacio Somoza declararon que al verlos, se olvidaban de las inconformidades que tenían en sus naciones.
 
Ganó mucho dinero y le hizo ganar primero a Emilio Azcárraga (el tigre), y luego a Jean, millonadas y millonadas tanto por los precios de los comerciales que querían anunciarse en esos programas, como por la venta a otras cadenas de televisión en Latinoamérica principalmente. Según la revista FORBES, llegó a acumular una fortuna de mil 700 millones de dólares gracias a ese niño huérfano y hambriento del Chavo del 8, que no tenía aspiraciones en su vida de estudiar, de trascender, de significarse como un niño inteligente, capaz, que buscara un lugar promisorio en su futuro.
 

Fue egoísta por naturaleza. Sin escrúpulo alguno peleó con sus compañeros artistas que fueron parte de su éxito, que le dieron plus a sus personajes y por ende millones de pesos más al comercializarlos. Carlos Villagrán fue el primero que sufrió no sólo la ira de Chespirito, sino todo el peso de Televisa, que puso al servicio de Gómez Bolaños todo el poder de sus influencias para que >kiko< perdiera las demandas que contra él había interpuesto, Después siguió María Antonieta de las Nieves, la “Chilindrina” con quien mantuvo un largo litigio por los derechos de dicho personaje, ganando en primera instancia ella, pero perdiendo en el tribunal de alzada por las triquiñuelas de un poder judicial dócil al poder económico y político de los Azcárraga.
 
En la vida real don Roberto era un conservador, un hombre de pensamiento oscurantista y fiel servidor de la jerarquía católica a quien prestó sus servicios sin cortapisa alguna. Cuando en el Distrito Federal su gobierno presentó a La Asamblea Legislativa el proyecto para despenalizar el aborto, él fue el primero no sólo en alzar su voz en contra, sino que grabó una serie de spots durísimos contra las autoridades de la ciudad de México, catalogándolos con lenguaje rebuscado como asesinos.
 
Sin embargo, esos “buenos pensamientos de luchar a favor de la vida” no le importaron cuando llevó su espectáculo a Colombia, para que lo disfrutaran los hijos de los capos que un día mataban y asesinaban y al otro también, y en fiestas particulares deleitó a la familia del narcotraficante Gilberto Rodríguez Orejuela y a la de Pablo Escobar Gaviria. ¿Escrúpulos? Ninguno. Tanto allá como acá el dinero era lo único que movía a Gómez Bolaños.
 

Fiel a sus ideas de derecha se convirtió en el primer promotor de la campaña de Vicente Fox a la Presidencia de la República, llamando en radio y televisión a votar en conciencia por él, porque significaba >el cambio< para México, y seis años más tarde, declarado admirador y seguidor de Felipe Calderón grabó spots en beneficio de su campaña, cuestionando fuertemente Andrés Manuel López Obrador a quien le escribió una carta exigiéndole “no dividir a los mexicanos”.
 
Si Roberto Gómez creó personajes para alejar a la sociedad de la vida real, de sus problemas económicos, de salud, de educación, laborales, para meterles el conformismo y no lucharan contra el gobierno, como ciudadano se ubicó del lado de los que piensan que sólo los hombres y mujeres de dinero pueden dirigir a este país, sin importarle las consecuencias de desigualdad, pobreza y hambruna que éstos generaban.
 
Toda su vida le sirvió a TELEVISA, la ayudó a multiplicar sus activos económicos, sus ganancias, y hasta su muerte vino a servirle a esa empresa, dado que se da precisamente cuando la televisora atraviesa su peor momento de credibilidad y rechazo de millones de compatriotas que la han identificado como la máquina mezquina que embrutece, que tuerce la verdad, que pone todo lo que está de su parte para que el pueblo de México siga en la inopia y dócil al sistema que TELEVISA mismo ha impuesto.
 

Ese fue Chespirito, un comediante querido por el público que idolatra también a LAURA, a López Doriga, a Loret de Mola, a Ciro Gómez Leyva y Adela, pero repudiado, hay que decirlo sin ambages, por los que quieren tener un México con oportunidades para todos, con desarrollo y bienestar, con paz y democracia.